Alex y yo llevamos hablando como unos 5 días por WhatsApp y viéndonos día tras día. Me gusta dejarme llevar. Sí, ¿por qué no? Pero tengo en mí temor, un miedo que no se disipa conforme las noches van avanzando. Veréis, no es que haya tenido mucha suerte con los chicos, para nada, es más, todo han sido decepciones, mentiras, nada serio, y claro, cómo cojones se le echa a alguien en cara algo si no somos nada.
En fin.
Pensé que necesito escuchar RAP, joder, ese tipo de música expresa tantísimo y dice todo lo que la gente no se atreve a decir por miedo. Sí, creo que es una buena manera de definir el RAP.
Me puse los cascos y empezó a sonar una de mis canciones favoritas. Comenzé a tararearla con la vista perdida hacia esa bandada de pájaros pintados sobre mi techo, y se me volvió a venir de nuevo aquella presión en el pecho al recordar lo que ocurrió mientras los pintábamos.
Pero, si me pongo a recapacitar, la llegada de Alex no ha sido para nada en vano, ni siquiera se acerca a lo malo. Pero no puedo dejar de comerme la cabeza imaginándome lo que puede o no pasar entre nosotros dos.
Nosotros.Sonreí al pronunciar aquella palabra.
Volví a sonreír.
-Ay -susurré. Había notado cómo me hacía una grieta en el labio y cómo se deslizaba una gota de sangre por el mismo.
Me incorporé y me dirigí al baño a coger algo de cacao para ver si podía reparar la herida. Me giré para regresar a mi cuarto, cuando sonó el timbre. Por un momentó me planteé dejar que sonara hasta que mis padres abrieran, pero entonces me dí cuenta de que estaba sola en casa, así que finalmente tuve que abrir yo misma.
Oí el acelarado latido de mi corazón golpeándome el pecho.
-Hola -tartamudeé tímidamente.
-Ey -me contestó Alex al segundo.
Entorné la puerta y me apoyé en el marco.
-¿Qué haces aquí?
-Pues venía a invitarte a salir por ahí.
-¿Ahora? -me miré el reloj y asintió- Pero mis padres...
Me cogió la mano.
-¿Me vas a decir que no vas a salir conmigo solo porque tus padres no lo sabrían?
Me quedé callada, no sé si pensando una respuesta coherente o mirando sus ojos color avellana.
-Espérame aquí -le contesté sonriendo y metiéndome para dentro para cambiarme.
Cogí unos vaqueros, una camisa blanca, una chaqueta de punto azul marino, una bufanda del mismo color y mis manoletinas negras. Me recogí el pelo en una coleta alta y me repasé la raya corriendo y fui de nuevo a la puerta.
Sentí una gran satisfacción al verlo ahí parado, esperándome. Nada más verme me agarró de la mano y me dió 3 vueltas sobre mí misma.
Parecía embobado.
-Preciosa como tú sola...
Me limité a sonreír y a seguirle con la mirada.
