𝟎𝟖

2.4K 165 51
                                    

N/A: ¡Hola a tod@s, disculpen por la demora! Prometo volver al ritmo de actualizaciones todas las semanas.
Espero que disfruten de este capítulo, y les guste tanto como a mí... 🖤

— Lucy

Sergio escurrió el pañuelo en sus manos, tratando de sacarle la mayor cantidad de agua posible, y lo reposó sobre la ardiente frente de su sobrina. Su rostro se tiñó de preocupación al observar que la temperatura del termómetro no hacía más que ascender.

De aquella tensa clase, y de la práctica quirúrgica, los que terminaron realizando la cirugía fueron Nairobi y Palermo lanzándose algunos comentarios ácidos e irónicos. Pero a pesar de que a todos se les hizo eterna, la mañana finalmente terminó.

En la hora del almuerzo, la ausencia de Siena en la mesa fue notoria, y no pasó desapercibido por ningún miembro de la banda. Pero nadie comentó nada al respecto. Sabían que la salud de su compañera era algo delicada luego de la muerte de su padre.

Entrada la noche, Siena ya llevaba las últimas horas con una temperatura corporal que superaba los 39°C. El cambio en la dosis de sus medicamentos tenía como posible efecto colateral que la joven levantara algo de fiebre. Y era exactamente esa la reacción que su organismo estaba teniendo en ese momento.

— Joder...—. Maldijo por lo bajo Sergio, observando el pequeño termómetro de vidrio que acababa de retirar de la axila de su sobrina, completamente dormida e inconsciente de la realidad que la rodeaba.

— Tranquilo, Sergio. Que ya va a bajar...—. Le susurró Lisboa, situada a sólo unos metros de la cama de Siena.— Quizás sólo necesita hacer reposo, nada más.— Lo intentó tranquilizar apoyando las manos sobre sus hombros.

Sergio se puso de pie dejando la silla que había arrastrando junto a la cama de Siena, asintiendo. Quizás Raquel tenía razón, y su sobrina sólo necesitaba descansar. Quizás era todo cuestión de tiempo para que ella se recuperara.

— Quizás deberíamos darle un baño en agua fría...—. Vaciló dudoso Sergio pensando en voz alta.

A pesar de tener múltiples conocimientos en medicina general, la mente de Sergio se bloqueaba al tratarse de alguien muy allegado a él. Y con la reciente pérdida de su hermano, se había vuelto mucho más paranoico en el cuidado de la salud de su sobrina.

Pero la respuesta de Lisboa fue interrumpida por la abrupta entrada a la habitación de alguien. Palermo se adentró en el dormitorio sin llamar a la puerta antes, y sin esperarse en lo absoluto, la escena que sus ojos encontrarían detrás de esta.

— ¿Qué está pasando, Sergio?, ¿qué hacen ustedes dos acá?—. Inquirió mirándolos confundido. Sergio llevó su dedo índice a sus labios, en señal de silencio, dedicándole una mirada recriminatoria.

Palermo encontró las luces centrales de la habitación completamente apagadas, y una tenue iluminación que les proporcionaba el velador de la mesa de luz de Siena. Lisboa y Sergio se encontraban demasiado cerca de ella.

— Es Siena... está con algo de fiebre.— Musitó entre dientes Lisboa, haciéndole una seña para que tomara distancia. Palermo frunció el ceño, aún más confundido y se acercó a ella con pasos firmes.

Al observarla con más atención, notó que sus mejillas estaban mucho más coloridas de lo normal, su frente se mostraba pálida y sudorosa bajo un paño húmedo, y su respiración era algo entrecortada, casi jadeante. Parecía mucho más frágil e indefensa de lo normal en ella.

Le dirigió una mirada enfurecida a Sergio, y se situó a un lado de su cama, sentándose sobre una pequeña porción del colchón. No estaba acostumbrado a verla así, porque en el pasado rara vez Siena se enfermaba. Pero ahora, sabía que era algo casi habitual en ella, y el miedo lo hacia sentirse agobiado.

𝐒 𝐈 𝐄 𝐍 𝐀 [Palermo] LCDPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora