Capítulo 1: Intrigado

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Harry salió por la puerta principal, dejando detrás a las personas que bailaban alegremente. Donde quiera que fuese había parejas paradas alrededor, tomándose de las manos, besándose, discutiendo. Había tenido suficiente de eso, gracias, solo necesitaba un poco de aire fresco para sacarse a Cho y Diggory de la cabeza. En serio, era todo lo que necesitaba.
Pasó por los enredados arbustos donde las parejas se susurraban en secreto, casi choca con un muchacho de Durmstrang que se besaba con una chica, parecía una de las gemelas Patil, Harry no podía decir cual de las dos, no que le importase. Bien por ellos, pero ¿no podían por favor, por favor hacer eso en otra parte?
De repente, escuchó un sonido que venía de detrás del arbusto. Era diferente a los demás, gruñidos profundos, fuertes golpes, ropa rasgándose. Se detuvo a escuchar. Ahí estaba de nuevo, un leve gemido, casi un gruñido. Se pregunto quién podría ser, consideró moverse por el seto para dar un vistazo.
Voces bajas, molestas y urgidas venían de al lado. Maldiciones e insultos. Harry se movió silenciosamente. Su estómago se retorció. ¿Estarían peleando?
Una tímida voz respondió a la primera, Harry no podría oír lo que estaba susurrando, pero podía notar la sumisión en ella. La primera, de un resonar profundo, no lo tocaba. Le respondió duramente con algo más que un ronco siseo.
Dos hombres, en definitiva, pero quiénes, se preguntó Harry. Se acercó un poco más al arbusto tratando de ver por entre sus hojas, pero fue en vano.
Los escuchó murmurar, pero no captó nada.
"Dije que cierres la maldita boca," respondió el otro hombre y finalmente Harry lo reconoció. Snape.
Su pulso se aceleró inmediatamente. Qué hacía Snape acechando ahí afuera. Quién era el otro hombre. Sonaba como si lo estuviese amenazando. Aun así, desde cuando Snape era tan imprudente. Aquí había gente del Ministerio.
Harry se movió más cerca, queriendo oírlos claramente, escuchar todo lo que Snape decía. ¿Era esto acerca del torneo? ¿Sabía algo sobre quién amenazaba la vida de Harry? Harry estaría muy agradecido con cualquier pista de la segunda pregunta.
Encontró un pequeño hoyo por el cual mirar, pero tuvo que arrodillarse en el suelo para ver a los dos magos. Se asomó.
El otro hombre estaba justo frente a Snape, también sobre sus rodillas, justo como Harry. No podía decir quién era. La túnica de Snape estaba en el camino. ¿Le estaba rogando a Snape? ¿Trataba de escapar de él? ¿Qué diablos estaba pasando?
Snape se movió, alejándose bruscamente. "Cuidado con los dientes." Le gruñó tomando la cabeza del hombre. Su túnica se hizo a un lado y por poco Harry se va de espalda.
Oh no, definitivamente Karkaroff no estaba rogando. Difícilmente podría decir una palabra. Su boca estaba llena de la polla de Snape.
—————
Karkaroff no era bueno para muchas cosas, pero al menos esto si lo hacía bien. Ya había pasado un tiempo, e incluso Snape se ponía a tono con él, al menos por ahora.
Antes, cuando eran jóvenes, Igor era alguien. Significaba poder. Tenerlo de rodillas significaba que Snape había conquistado ese poder. Ahora, solo era un recuerdo de esos días gloriosos, una sombra de lo que solía ser. Ni siquiera se sentía tan bien, pero seguía siendo mejor que nada. Seguía necesitando que sucediera. Era lo que se esperaba de él.
Lo sujetó del cabello y tiró hacia delante, estremeciéndose. Hacía bastante frío ahí afuera, ni siquiera los hechizos calentadores eran suficiente para mantener alejado el aire helado. Pero la boca de Igor era lo suficientemente caliente por ahora, así que Snape se empujó dentro con fuerza, dejando que la punta de su polla golpease con la garganta del hombre. Podía sentir la garganta de Karkaroff, sentir sus músculos tensarse, contrayéndose alrededor de él. Empujó de nuevo hacia delante. Que jodida delicia.
No gimió, no le daría a Igor ese placer. Cuando mucho siseó, como una maldita cobra enojada, sus caderas siguieron empujando, clavándose más profundo.
Igor gimió adolorido pero necesitado. Debía de callarlo, Snape sabía que si alguien los oía o los veía, su carrera estaba acabada, y eso también significaría el fin de su vida – sin trabajo, no había razón para que Voldemort lo mantuviese con vida una vez que volviese, lo que Snape, estaba seguro pasaría pronto. El ardor en su brazo izquierdo se aseguraba de recordárselo en todo momento.
Aun así no lo calló. Quería que Karkaroff escuchara los depravados y desesperados sonidos que hacía.
Las manos de Igor sujetaron sus muslos mientras tragaba, goteando saliva por su quijada. Luciendo como un completo desastre y no en el buen sentido. Snape casi se pierde, cerró los ojos por un segundo y se concentró en las sensaciones antes de dejarse ir. Las manos en sus piernas subieron por su cuerpo. Snape miró hacia abajo con el ceño fruncido.
"¿Qué pasa Igor?" le preguntó, su voz baja cortaba como cuchillos afilados. "No soy tu gentil amante del cual puedes aferrarte."
Escupió, pero sus manos no lo soltaron. Igor gimió quejándose. Snape lo miró con desprecio.
"Solo necesito tu boca, mantén las demás partes de tu cuerpo para ti mismo." Le gruñó.
Las manos finalmente se retiraron de su cuerpo. Sonrió a Igor, su expresión no mostraba calidez, solo crueldad. Era una advertencia, pero era más que suficiente. Tomó su cabello aún más vigorosamente y empujó hasta que la nariz de Igor dio con su vello púbico, sus bolas prácticamente bajo su mentón.
Snape miró al cielo. Lo odiaba. Las estrellas que contemplaban el acto mismo. Aun así, necesitaba pensar en el futuro, tenía que mantener en claro que no debía confiar en nadie. El día que lo hiciera su persona sería juzgada una vez más, y la misericordia mostrada en el pasado esta vez podría traicionarlo. Nadie podía saber quién era él realmente. Karkaroff como muchos otros, solo sabían de Snape lo que este permitía que el mundo viese. Y eso le encantaba.
Necesitaba desahogarse, pero desearía poder hacerlo en cualquier otro lugar, de cualquier otra manera. No con esa basura, ese cobarde.
Escuchó un ruido, no más que una agitada respiración. La suya aún seguía en calma y control, Karkaroff seguía mamando su polla, así que su respiración era mucho más fuerte que esa.
Tímida, rápida, sorprendida, provenía del arbusto de al lado. Snape tomó su varita y lanzó un hechizo paralizante. No se permitió entrar en pánico. El obliviate seguía siendo una buena opción.
Empujó un par de veces más, se folló la boca de Igor como si fuese nada más que un agujero en un cuerpo sin rostro. Era despiadado si pensaba en ello, pero de otra manera nunca terminaría. Al último momento empujó al hombre alejándolo y se vino en su propia mano. Nunca se permitía terminar dentro de nadie, en la magia oscura la esperma era más útil que la sangre.
Inmediatamente se limpió a si mismo para luego patear a Karkaroff. "Vete a la mierda", le ladró. Al comienzo Karkaroff se alejó lentamente, pero luego de que Snape le lanzara esas chispas rojas a sus pies en señal de advertencia, se puso de pie y tropezando se fue de ahí.
Snape dio la vuelta, caminó hacia el arbusto para de una buena vez descubrir quién era el idiota que lo estaba espiando.
Apuntó su varita a la oscura sombra, que trataba de liberarse desesperadamente.
Unas gafas redondas relucieron bajo el resplandor de la luna. Snape suspiró.
"Quién carajos más iba a ser."
—————
Harry también quería huir, pero sus piernas estaban atadas.
"Joder... joder, joder,joder," gruñó tirando de las cuerdas, pero estas no lo soltaban. Sus piernas estaban atadas al suelo cual raíces sujetándolo. Snape se acercó más, apuntándole con su varita. Eso era todo, pensó Harry, es el final. Snape nunca le dejaría vivir después de eso.
"¿Salimos a mirar un poco las estrellas, no Potter? Bufó Snape.
Su voz congeló la sangre en las venas de Harry. Era furia pura y aun así Snape no conjuró ningún hechizo.
"Eso no es justo," pensó Harry, pero sus palabras salieron de su boca antes de que pudiera detenerlas. "Esta vez no fui yo quien fue atrapado infraganti."
Su boca siempre más grande que su cerebro, aunque él sabía porque esa parte de su cuerpo se había mandado de vacaciones. Se había ido al sur como las aves migrando en el invierno.
Snape tan solo levanto sus cejas, el menosprecio en su rostro le dijo a Harry lo mucho que le importaba lo que él creyese justo o no. Agitó su varita y finalmente las cuerdas liberaron a Harry. Aun así, él no se levantó solo se quedó mirando a Snape desde ahí abajo.
Eso era lo que Karkaroff también había visto. Snape elevándose sobre él, lleno de furia y desdeño. Harry no era tonto, entendía la dinámica de lo que pasó. Este no era un encuentro secreto entre amantes. Claramente Snape estaba marcando su territorio.
"De pie," ordenó Snape, su voz cortante, profunda y cruel.
Harry obedeció. Al momento siguiente tenía la varita de Snape en su cara.
"No puede lastimarme." Dijo rápidamente Harry, convencido de tener la razón, pese a ello sabía perfectamente que Snape de hecho, podía herirlo como quisiera y hacerlo de manera que nadie nunca pudiese averiguarlo.
Snape suspiró nuevamente, de repente lució muy cansado. "No voy a lastimarlo, voy a obliviarlo."
"Y una mierda que lo hará," gruño Harry. "No dejare que se acerque a mi mente."
Snape sonrió sombríamente. "me gustaría verlo intentarlo."
Ni siquiera había terminado de decir la oración cuando Harry se lanzó hacia delante y golpeó tirando su varita con sus dedos. Él mismo estaba hasta más sorprendido que Snape de que hubiese funcionado.
Un desarmado Snape solo lo miró, estudiándolo y sobándose la adolorida muñeca. "Atacando a un maestro... podría ser expulsado por eso." Mencionó mientras se agachaba a recoger su varita. Harry no lo detuvo ni sacó su propia varita.
"Guardaré su secreto si guarda el mío." Ofreció Harry.
Extendió su mano hacia Snape. Este la miró y la estrechó. Finalmente, Harry se atrevió a respirar.
Había una extraña sonrisa en el rostro de Snape mientras estrechaban sus manos y Harry no entendía el porqué, luego cuando se soltaron, le vino de golpe. Esperaba que la humedad en la mano de Snape fuese de sudor.
Caminaron devuelta al castillo en silencio. Snape no lo amenazó como esperaba, no le dio una detallada descripción de lo que le pasaría a Harry si abría la boca. Tan solo caminó, perdido en sus pensamientos. No se veía para nada relajado pese a lo que había sucedido, lucía igual de controlado como durante toda la escena.
"Supongo que ha visto mucho de eso." Dijo Snape de repente.
"He visto muchas mamadas," gruño Harry pensando en esa única película porno que había visto accidentalmente en el televisor una noche en que los Dursley salieron.
Snape bufó. "Hombres Potter, me refiero a hombres." Aclaró. "Dudo mucho que tus queridos tíos hayan tolerado que algo tan desagradable y vil manchase sus hermosas vidas." Dijo, por su tono, claramente burlándose de los Dursley.
Por supuesto que estaba en lo correcto. Su tía Petunia siempre había sospechado de cualquier par de hombres que estuviesen solos y demasiado cerca. A menudo murmuraba varios insultos en voz baja, mientras cubría los ojos de Dudley.
Por otro lado, los ojos de Harry nunca eran cubiertos, quizás fue por eso que el no miró hacia otro lado cuando encontró a Snape. O tal vez habría otra razón.
Ya casi habían llegado al castillo. Snape sujetó la puerta abierta para él y le indicó que entrase.
Harry se detuvo a su lado. "No lo fue" dijo encogiéndose de hombros.
"¿No fue que?" ladró Snape.
"Desagradable y vil." Dijo Harry.
Solo hubo silencio. Snape lo miró y resopló sorprendido. Harry soportó valientemente la mirada de esos ojos obsidiana.
"¿Entonces que adjetivo usaría para describir tal acto Potter?" preguntó lentamente Snape.
Harry tragó fuerte, cientos de palabras atravesaron su cabeza a la velocidad de la luz.
"Satisfactorio..." dijo, su voz temblando ligeramente.
Miró a Snape por un momento, buscando otra palabra. Cuando la encontró, dijo aún más alto "Intrigante."
"Mm." Fue todo lo que dijo Snape. Pero movió su mano y suavemente tiró de la túnica de Harry. Observó la erección que se asomaba por los pantalones de Harry, estudiándola por un largo segundo, luego volvió a posar sus ojos obsidiana sobre la cara de Harry.
No dijo nada más solo movió la cabeza instándolo a seguir caminando. Harry obedeció, contento de que su pequeña travesura no le hubiese costado todos los puntos de Gryffindor o incluso peor.
Los estudiantes seguían dando vueltas alrededor, razón por la cual Harry casi gritó al sentir una mano en su cintura.
"Nunca haría algo así con usted, pero encuéntreme ahí a la medianoche y le enseñaré lo que realmente es satisfactorio." Dijo Snape acelerando sus pasos, su túnica ondeando al avanzar hacia el gran comedor.
Harry tropezó en las escaleras, completamente ido. No había escuchado bien. No podía haber escuchado bien. Esa era una propuesta... una imposible propuesta.
"Donde has estado?" Dijo acusadoramente Hermione. Levantó la mirada y la tuvo frente a él, sus ojos estaban llenos de lágrimas.
Harry no sabía que decir. Con Snape por poco se le fue la lengua, pero Hermione por suerte empezó a hablar.
"Como sea, ustedes dos ¡a la cama!" le ordenó y Harry estuvo más que feliz de dejar todo eso atrás. Se juró a si mismo que de ahora en adelante no saldría de su cama, está ni ninguna otra noche.
Junto a Ron, subieron rápidamente las escaleras. Que noche más espeluznante.
—————
Severus acechaba en la oscuridad como un criminal y dado por qué se encontraba ahí, la descripción le encajaba. Era un criminal, después de todo Potter era menor de edad. Si alguien se enteraba, el estaría en Azkaban antes de que salga el sol y sin que se cuestionase nada.
No es como si él creyese ni por un momento que Potter aparecería. Potter no tenía las bolas. Su boca era grande, pero a la hora de actuar, era un cobarde. Severus por poco tampoco iba. Después de todo no tenía sentido alguno. Potter no vendría, así que ¿por qué molestarse? Pero el pequeño demonio en su hombro seguía susurrándole pensamientos pecaminosos. Dos palabras aparecían una y otra vez, y no dejaban descansar a Severus.
¿Qué si... Quería saber, quería asegurarse.
Escuchó pasos. No podía ser, era simplemente imposible. Miró alrededor desde su escondite, escuchando el ruido acercándose. Con los ojos entrecerrados, trataba de ver algún movimiento en la oscuridad, pero no había nada.
Es solo un erizo, pensó casi aliviado.
"Soy un idiota." dijo alguien muy cerca y a Severus por poco se le va el alma. "Soy un idiota, soy un idiota, soy un idiota".
Era la voz de Potter, pero el no se veía por ningún lado.
Esa mendiga capa, pensó Severus, sus ojos buscando cualquier cambio en la escena a su alrededor. Sabía que Potter estaba cerca. Solo debía mantener la calma porque también sabía que Potter no podría verlo a menos que saliese de las sombras o Potter diese directamente con él.
Aunque dada su suerte, eso podría suceder esta noche.
"¿Qué diablos estoy haciendo aquí?" se siguió preguntando Potter en voz alta.
Aceptando una propuesta, pensó Severus. Una propuesta que nunca debió haber escuchado.
Potter se quitó su capa de invisibilidad. Llevaba un abrigo y jeans, pero parecía seguir congelándose porque un instante después se envolvió con sus propios brazos. Miró alrededor, revisando su reloj, volvió a mirar. A la distancia, el gran reloj del castillo marcaba la medianoche.
Ambos estaban aquí. Severus no podía creerlo.
Esto era ridículo. Él no se había mostrado. ¿Qué diablos hacía Potter ahí? ¿Qué pensaba que iba a pasar ahí? ¿Qué estaba esperando? El no podía, por el amor de Dios, querer que algo pasara ahí.
Severus observó al muchacho, viéndolo ahora que sabía que este no podía notarlo. Potter estaba ansioso. Seguía mirando su reloj y los alrededores, esperando por algo, escuchar pasos, ver alguna sombra moviéndose en la oscuridad.
Esperando que Severus se presentara.
¿Porque lo harías, grandísimo idiota? Severus quería gritar desde su escondite, pero permanecía en silencio. Él no hablaría, no se movería.
"¿Donde estas?" Susurró Potter tras dar otra mirada a su reloj.
Vete, le dice Severus. Ríndete, vete. No quieres esto.
"¿Dónde demonios estás?" Dijo Potter mirando a su alrededor. Estremecido se frotó el brazo.
Severus podía moverse, dar un paso adelante. Potter estaría ardiendo en minutos. Pero miró al niño negando con la cabeza en silencio. Él era muy joven, demasiado joven. Inocente. Severus no estaba interesado, no realmente. Todavía no. Sin embargo, la idea quedó en el fondo de su mente. Potter, un joven no un niño, de rodillas, de espaldas, como fuese, donde fuese.
Un hombre, no este niño.
Había un Severus Snape que lo hubiese hecho. Que hubiese dado un paso adelante, empujado a Potter al suelo. Presionando un pulgar entre sus rosados labios forzándolo a abrirlos. Un Snape que podría mirar los verdes ojos del chico mientras le follaba la boca. Uno que lo habría disfrutado completamente."
Sin embargo, ese hombre no era él. No cuando se trataba de Potter. Nunca podría hacerle eso a él.
¿Porque estaba aquí? ¿Porque estaban ambos aquí?
"Jodete" gruñó Potter, levantando su capa del suelo. "Jodete Snape."
Es mejor así, se dijo Severus. El mundo necesitaba ver a ese otro Snape, el hombre vil. Nadie tenía permitido conocer otra versión de sí. No podía confiar en nadie. Una palabra susurrada, un secreto dicho a la persona equivocada y su vida estaría terminada. Nada lo valía tanto. Quizás, ni siquiera Potter.
Cuando los arbustos se movieron en señal de que Potter se retiraba, Severus también salió de su pequeño y oscuro escondite y caminó hacia el otro lado.
"Lo sabía, tú, maldito cobarde," dijo Potter detrás de él.
Severus volteó, mirando al chico y su audacia. ¿Cómo osaba Potter engañarlo?
"¿Por qué diablos viniste aquí?" Severus siseó en lugar de los muchos insultos que le venían a la mente.
"¡Tu me dijiste que viniera!" gritó Potter.
"Baja la maldita voz," bramó Severus parándose más cerca. "Era una broma. Estaba fastidiándote ¿qué no lo ves?"
"¿Entonces porque estás aquí?" Preguntó Potter sin inmutarse.
Severus quedo boquiabierto, abrió la boca, pero ni una palabra salió de ella. ¿Potter estaba demente? ¿Qué es lo que quería? ¿Por qué no se había ido, huido?
"Vuelve al castillo."
"Eres un cobarde." La declaración envió una ola de furia a través del cuerpo de Severus.
"No soy un cobarde. Uno de nosotros dos aquí tiene que pensar razonablemente Potter, y claramente ese no eres tú. No puedo tocarte. No voy a tocarte. Debes entenderlo."
"¿Entonces para que me pediste que viniera?" preguntó ahora también molesto Potter. "¿Por qué te presentaste? Si solo era una broma no habrías venido."
"Nunca pensé que estarías aquí." Admitió Severus calmadamente. "Ni por un instante, no realmente."
"Bueno," dijo Potter ahora amablemente "Ya estoy aquí ¿Ahora qué?"
"¿Ahora?" volvió a preguntar Severus, viendo como Potter se movía cada vez más y más cerca hasta estar a un palmo de distancia. "Ahora vuelves al castillo y vas a la cama a dormir. Nunca volverás a mencionar esto, a mí ni a nadie más. Te olvidaras de todo esto."
Potter retrocedió un paso, cruzando sus brazos sobre su pecho.
"Mírate," le dijo Severus. "Haciendo pucheros como un niño, porque eso es lo que eres, un niño de apenas catorce años."
"¿Cuántos años?" Potter dio otro paso. Sujeto por el cuello a Severus y tiró de él. "¿Cuántos años debo tener?"
Maldita sea, Severus podía sentir su aliento, casi saborearlo. "yo que mierda se" se alejó bruscamente. "¿Los suficientes años como para beber, para hacer magia? ¿¡Qué tal los suficientes años como para que no me encarcelen por desearte!?" gruñó Severus.
Potter incline el rostro. "¡Dame un maldito número!" siseó en voz baja y amenazante.
"Veinte" Severus dijo lo primero que se le vino a la cabeza. "Ya está, ¿contento? No importa. Seguirás siendo muy joven. Siempre serás muy joven para mí."
"Ya veremos," dijo Potter marchándose de ahí.
Severus lo miró fijamente. Esto no acababa de pasar.

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Y aquí estoy devuelta con otro Snarry bien sexoso  y calentón para su completo disfrute 😙

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