Capítulo 3: Tarde

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Quince minutos para la medianoche.
Harry miraba su reloj mientras pasaban los segundos, había silencio en Grimmauld Place. Estaba solo, sentado a la mesa de la cocina, sosteniendo una taza de té que se había enfriado alrededor de las once.
Un auto pasó afuera. Cálido, el aire del verano entraba, rozando contra él.
Él miró a la pequeña manecilla finalmente dar la vuelta una vez. No podía ser, el reloj debía estar defectuoso, el tiempo no podía ir tan lento. Esto es una tortura. Los últimos seis años habían estado llenos de paciencia, y no tanta paciencia, esperando, pero este último día, estos últimos par de horas, estos últimos minutos parecían durar una eternidad.
No iría allí antes de tiempo, tampoco llegaría tarde. Al final, se habría presentaría ante él con una excusa, pero él no tendría eso. Ahora no. No más excusas. No más cobardía.
Su propio cumpleaños nunca había significado mucho. Los primeros once años no los había celebrado para nada, los siguientes ocho fueron agradables y divertidos, pero no era como si esperase nada. Ahora sin embargo... este era especial. Había esperado años por esto pero ahora, en estos últimos minutos parecían que fueron más años los que tuvo que vivir.
Veinte.
El número sonaba en su oído, siempre acechando su mente, desapercibidamente. Era como el latir de su corazón, constante, recordándole ese día, esa noche.
Miró su reloj, diez minutos para irse.
Se puso de pie, caminó hacia el fregadero y vacío el frío te. Lavó la taza con las manos temblorosas, luego las secó en un paño. Se apoyó contra el fregadero, con los dedos tamborileando sobre el mostrador y las piernas temblando.
Estaba sudando. ¿Por qué se sentía ansioso? ¿Por qué ahora y no hace seis años? ¿Hace cuatro años? ¿Ayer?
¿Y si...? ¿Qué pasa si él no está allí? ¿Y si se ha olvidado? ¿Qué pasa si solo se ríe y lo hecha?
Nueve minutos más para la medianoche.
El estaría allí y dejaría entrar a Harry quiera o no, le debía eso por poner de cabeza todo su mundo desde hace tantos años. Le debía a Harry sus lecciones.
Nos vemos allí después de la medianoche y te enseñaré lo que realmente significa satisfacer.
Todavía podía escuchar esa frase como si hubiese sucedido ayer. Había sido hace seis años y aún así, todavía enviaba un escalofrío por todo su cuerpo.
Seis años. Había crecido desde entonces. Ganó una guerra, mató a un señor oscuro, terminó el entrenamiento de aurores. Snape también había cambiado. Ya no estaba en Hogwarts, ahora dirigía su propio negocio en el callejón Diagon. Harry sabía dónde estaba, pasaba por la tienda casi a diario, solo para asegurarse. A la misma hora, todos los días. Ahora era como un mantra unos ojos negros lo miraban desde adentro. Siempre.
Ocho minutos para la medianoche.
"¡Maldito infierno!"
Harry gruñó alejándose del mostrador. ¿Cómo podía pasar el tiempo tan lento, cuando su cuerpo vibraba como si ya estuviese entrando y saliendo de trance, atrapado entre aparecerse y quedarse?
Ando por círculos en la cocina. Uno, dos, tres... quince, pero el reloj todavía no parecía moverse. Estaba defectuoso, concluyó, miró su reloj de pulsera.
Aún faltaban siete minutos.
Hizo un ruido frustrado, sus cinco dedos cepillando su cabello hacia atrás. Era esta espera lo que le daba ansiedad y no el lugar al que debía ir, no Snape.
Se dió una mirada. Camisa, jeans, zapatillas. Estaba listo para irse. Se había vestido hace dos horas. Revisó su aliento. Frunció el ceño y buscó la pequeña caja de mentas que tenía. Cuando la encontró, tomó una, luego dos más. Uno nunca sabía.
Seis minutos para la medianoche.
Caminó hacia el espejo y se miró. Unos ojos verdes le devolvieron la mirada. Realmente ya no se parecía a James, su padre solía ser más guapo. Eso solo podía contar como algo positivo, ¿verdad? Ni siquiera le importaba su cicatriz, después de todo Snape tenía la maldita Marca Oscura grabada en su piel, algo como esto no le molestaría.
Se lamió los labios, "Hola, vine por mis lecciones", sonrió en el espejo. Amable, honesto, dentudo. Quería vomitar. Idiota.
"Hola", trató de nuevo, esta vez el saludo era seguido por una lasciva media sonrisa. "Tengo veinte años", guiñó un ojo.
Oh dios, esto era lo peor. ¿Qué le diría? Debería haberlo pensado mucho antes. Había tenido seis malditos años, por el amor de Dios, ¿cómo podía no saber qué decir?
Volvió a mirar su reflejo y respiró hondo. Pensó en Snape, en esa noche cuando tenía catorce años, luego rememoró sus recuerdos de la noche de la gala. Su expresión se oscureció.
"Te deseo." Seguro. Feroz. Desesperado. "Te quiero, maldito bastardo".
Era un comienzo.
Miró el reloj.
Cinco minutos para la medianoche.
"Al diablo con esta mierda", gruñó Harry y agarró sus llaves. Estaba a punto de salir de la cocina cuando las llamas de la chimenea cobraron vida. El fuego verde estalló.
Se dió vuelta, incrédulo. ¿Podría ser?
"Potter", dijo una cara con voz de urgencia.
Cara equivocada, voz equivocada.
"No." Dijo Harry claramente. Se acercó.
"¡Te necesitamos, Potter!"
"Robards, no. Pedí esta noche libre".
"Lo sé y no te llamaría si no fuera importante. ¡Vamos Potter, tienes dos minutos!"
"Robards, por favor". Suplicó Harry.
"Weasley está abajo, no tenemos tiempo para discutir. Necesitas llegar allí, antes de que alguien muera. No es una solicitud, es una orden, Potter".
Miró el reloj. Cuatro minutos para la medianoche.
"Entendido, señor".
En cuanto la cara de Robards desapareció, Harry entró.
__________
La tienda de abajo estaba cerrada y en silencio. Se suponía que sería una tarde tranquila. Él estaba sentado en su sillón con un libro en la mano, leyendo. No había pasado una página desde las nueve, pero seguía ahí.
Un minuto para la medianoche.
Severus se negó a mirar el reloj, pero sabía. Cada célula de su cuerpo hacía una cuenta regresiva, había estado haciendo una cuenta regresiva probablemente desde los últimos cuatro años, tal vez incluso, en secreto, seis.
No era como si Potter fuese a venir, no lo haría. Estaba seguro de que no lo haría. Potter hace mucho que lo había olvidado, había crecido y ahora tenía cosas más importantes en su vida que Severus o una oferta, una promesa hecha hace mucho tiempo. No que a Severus le importase, por supuesto. Solo era lo que se esperaba a pesar de todo. Eso era lo que había estado esperando, después de todo, ¿no?
Para que Potter finalmente lo dejase en paz, para que no lo molestase nunca más. Ese era su deseo. Eso era lo que él quería. Porque entonces podría seguir adelante.
¿Entonces por qué estaba todos los días en la ventana cuando Potter pasaba? ¿Por qué? Él había seguido adelante, ambos lo habían hecho. No hablaban, no les importaba. Potter había sido un adulto desde hace dos años, era legal de todos modos.
No pudo evitarlo, miró el reloj.
Once. Diez. Nueve. Ocho.
No pudo apartar los ojos cuando la pequeña manecilla se inclinó lentamente hacia arriba.
Siete. Seis. Cinco. Cuatro.
Sus latidos se aceleraron. El no vendrá. Snape lo sabía y aún así...
Tres. Dos. Uno.
Se puso de pie, con los brazos cruzados.
Si Potter venía, lo enviaría lejos. Esto era estupido Él no vendría, ¿por qué lo haría? No se debían nada. Fue solo un estúpido error. Ambas noches fueron solo eso, un error, nada más. Pero recordó la boca de Potter, el sabor de su sangre, sus feroces ojos verdes.
Si fue solo un error, ¿cómo pudo ser tan dulce?
Un minuto pasada la medianoche.
Se negaba a pensar, vació su mente. Sus piernas comenzaron a moverse. Lo llevaron de su apartamento a su pequeña tienda. Se paró frente a la puerta. Esperó, respirando rápido, nuevamente con los brazos cruzados sobre su pecho. Los minutos pasaban, minutos reales, Severus los contaba.
Ya eran las doce con cinco.
Oyó un ruido afuera. Suave, apenas audible.
No podía ser. Se acercó, con el corazón martilleando.
Ahí estaba otra vez, ropas rozando, pasos en la piedra. Su mano tembló en el pomo de la puerta.
Esto no estaba sucediendo ¿era cierto? ¿Podía ser verdad?
Giró la manija y abrió la puerta de golpe.
Un hombre estaba meando afuera de su tienda.
"Lo siento." Balbuceó el borracho, luego de cerrar su cremallera.
Severus lo vió tropezar, su mirada lentamente se convirtió en un refulgor y luego en algo aún peor. Agarró su varita y envió al menos doce maldiciones al pobre bastardo que iban desde una maldición punzante hasta algunas más graves que necesitarían atención médica. No es que le importase.
Desapareció la orina, luego se tomó un minuto. Miró a su alrededor, pero nadie caminaba por las calles esa cálida noche de julio. Solo había silencio. No habían sonidos de apariciones, ni escobas voladoras, ni pasos apresurados por la piedra adoquinada.
Severus entró, la puerta principal se azotó detrás de él con un fuerte golpe.
Realmente no creía que Potter vendría. No lo hizo. Él se había olvidado de Potter hace mucho tiempo, de verdad, y estaba seguro de que Potter sentía lo mismo.
Él marchó de nuevo. Era mejor así. Así es como se suponía que sucedería. Lo sabía. ¿Entonces por qué se sentía tan miserable?
Se lanzó contra el sillón, quería tomar el libro en su mano y simplemente olvidarse de eso, pero su mano no se movía. Se quedó mirando al fuego, ni siquiera parpadeaba, sus ojos estaban casi ardiendo.
¿Cómo se atreve Potter?
La pregunta surgió en su mente y él gruñó. ¿Cómo se atrevía el chico a hacer promesas y no cumplirlas? ¿Cómo se atrevía a reclamar algo y luego ignorarlo? ¿Cómo tenía la audacia de no venir?
Sacudió su cabeza.
Espera, detente, no se suponía que Potter viniese ¿o si?
Si, respondió una voz en su cabeza.
En el momento en que cumpla veinte años...
¿Qué era eso, si no una promesa?
Antes de que pudiese pensar, estaba de pie. Agarró sus llaves y se puso los zapatos. Con todo listo corrió escaleras abajo una vez más. Al momento siguiente salió por la puerta y por poco olvidó cerrar detrás de sí mismo, ya estaba girando sobre sus talones cuando lanzó un hechizo. La puerta resonó y Severus desapareció.
El número doce de Grimmauld Place no había cambiado mucho. El parque estaba un poco más deteriorado, pero de todos modos no había ido allí por eso. Miró a su alrededor, pero no había nadie cerca. Subió las escaleras pero dudó por un momento. Afortunadamente, su orgullo era mayor que cualquiera de sus instintos, por lo que al final llamó a la puerta.
Nadie contestó. Tocó de nuevo. Nada.
Su puño golpeó sobre la puerta de madera, casi pateó la puerta pero nadie atendió a su llamada.
Dolía. Joder, dolía.
______
Robards vino y le agradeció por su servicio. Se habían salvado vidas, atrapado malos magos, y al final nadie había sufrido ninguna lesión grave. Ron estaría fuera de San Mungo en uno o dos días y todo volvería a la normalidad.
"Deberías ir a ver a un medimago, Potter", sugirió, pero Harry solo sacudió la cabeza. Ya había amanecido y este había sido un día muy, muy largo. Se podría decir que duró casi seis años. Pero ahora había terminado por fin.
"Estoy bien", dijo, cuando Robards colocó una mano pesada sobre su hombro.
"Ve a casa, Potter, descansa. Tienes la mañana libre e incluso si el mismísimo ya sabes quién regresará , no te molestaré, hijo"
Ya es demasiado tarde, pensó Harry, pero de todos modos agradeció al viejo . El deber era lo primero, lo sabía, ni siquiera podía estar enojado. Tenía que estar ahí, su equipo lo necesitaba, y está bien.
Harry miró alrededor de las ruinas humeantes de la cabaña. Quizás era mejor así. Tal vez no estaba destinado a ir allí, no se suponía que se encontrasen esa o cualquier otra noche. Tal vez esto era lo correcto, y un día, cuando fuese viejo y se le hubiese caído el cabello, vería la lección de todo esto.
No te enganches con viejos, dijo una sabia y vieja voz en su cabeza. Tal vez de Dumbledore, tal vez de Sirius. No desees cosas que se supone que no debes tener. La fruta prohibida está prohibida por una razón. Snape es un bastardo, un cobarde, no tienes nada que hacer con él. Él no tiene nada que hacer contigo. Sí, esos dos últimos definitivamente fueron la voz de Sirius.
Debería haber escuchado esos consejos, eran buenos consejos, verdaderos, sólidos, razonables. Sin embargo, la verdad sea dicha, cuándo Harry había sido razonable.
_______
Snape barrió el piso agresivamente. Potter no tenía derecho a hacerle pasar por esto. Esa pequeña mierda
No había dormido en toda la noche, apenas podía sentarse en un lugar. Ya sentía pena por su primer cliente. Tal vez ni siquiera debería abrir hoy. Aunque también deseaba mantenerse ocupado.
Guardó la escoba y miró a su alrededor. Quería mantenerse activo, pero no quedaba nada que limpiar, empacar, y no tenía el humor para preparar una poción. No tenía nada que hacer, y lo odiaba. Necesitaba mantenerse ocupado, de lo contrario pensaría en Potter y no quería pensar en Potter.
Oyó el traqueteo de la puerta de cuando alguien tiraba de la manija, luego tocaron suavemente la puerta y Severus levantó la cabeza. Distracción, finalmente.
"Ya voy", le dijo al cliente de afuera mientras caminaba hacia la puerta. Giró la llave y mientras abría la puerta, dijo: "Llegas temprano, generalmente solo hasta las siete".
"No llego temprano", dijo Potter con voz áspera, "Tú y yo sabemos que llego exactamente seis horas tarde".
Severus no pudo evitar mirarlo. La ropa de Potter estaba sucia y algo desgarrada, tenía un largo corte en la frente y sangre seca cubría la mitad de su rostro. "¿Qué diablos te pasó?"
"Algo así, un infierno". Potter se encogió de hombros. "¿Entonces?" preguntó urgentemente.
De repente, Severus no podía pensar. Todo lo que veía era la sangre, la herida. El rostro debajo de toda esa mugre. Ojos verdes, labios suaves. Mayor, experimentado, ya no más un niño.
"¿Entonces qué?"
Potter se acercó y solo se detuvo cuando sus pies estaban casi en el umbral. Había algo intimidante en él en ese momento. Quizás era la sangre. Tal vez el brillo intenso de sus ojos verdes. Olía a tabaco, magia y sudor.
"¿Todavía soy muy joven?"
Antes de darse cuenta de lo que hacía estaba besando a Potter. Quizás era mejor así. Pensar tendía a complicar demasiado las cosas, pero esto era simple. También era delicioso.
"Ya no", dijo contra la boca de Potter. Chupando su labio inferior, gimiendo.
Potter gruñó, sonaba tan necesitado. Severus presionó su lengua en su boca. Hacía tanto calor. Con su mano sujeta en el pelo de Potter, presionó al otro hombre contra el marco de la puerta. Se besaron como si no hubiese un mañana, como si fuesen a morir, y tal vez Severus lo haría porque su corazón no podía manejar esto.
Potter se alejó, respirando rápidamente , se mordió el labio. Miró a Severus, ojos verdes salvajes, labios húmedos. Era hermoso. Se inclinó hacia el cuello de Severus, lo besó, mordió con fuerza. Severus casi se desmayó.
"No tienes idea ..." gruñó Potter contra su cuello, con sus manos deslizándose sobre el pecho de Severus con rudeza. "No tienes una puta idea ..."
Severus si que la tenía , un poco. También habían sido seis años para él, y él no tuvo a Charlie Weasley en el camino para entretenerlo. Agarró a Potter por el culo y lo acercó, presionando su polla semierecta contra el muslo de Potter.
"Tal vez sí ..." murmuró mientras su mano se sujetaba del pelo de Potter y traba de el para otro beso impresionante. Potter gimió en el beso, y las rodillas de Severus se doblaron ante el sonido.
Las manos arañaban su camisa, Potter no tenía paciencia, la rasgó. Severus se alejó mirando su pecho desnudo y su camisa negra sin botones. Potter sonrío, se inclinó allí, dejando un camino de besos en su cuello, sobre la línea de la clavícula. Miró hacia arriba, sin una pizca de disculpa en sus ojos
El grito asustado de la señora Wallaby, la vecina de al lado, le recordó que todavía estaban, de hecho, apoyados contra la puerta, parcialmente dentro, en su mayoría afuera. Se alejó, tratando de entrar antes de que medio Callejón Diagon saliese a ver el espectáculo.
La boca de Potter chupaba hambrientamente su piel, siguiéndolo así como al resto de su cuerpo. Solo levantó la vista cuando la puerta se cerró detrás de ellos.
Estaba jadeando, sin aliento, sus ojos verdes llenos de deseo y Severus no estaba seguro de no correrse solo con esa vista. En dos pasos ya estaba allí, presionándose contra Potter.
La cabeza de Potter golpeó la puerta, no pareció importarle, gimió de placer y no de dolor cuando Severus agarró su polla y comenzó a frotarlo.
La impaciencia puede que no fuese un defecto tan malo, pensó Severus cuando Potter se desabrochó el cinturón y bajó su cremallera. Empujó los jeans y la ropa interior todos juntos y Severus agarró su polla.
"Dulce Merlín", lloriqueó Potter con las manos en su pelo, cerrando los ojos por un momento. Luego, sus manos se enterraron en el cabello de Severus, mientras sus labios se presionaban torpemente contra los suyos.
Lamió la boca de Potter, mientras sacudía su polla, sus dedos se movían por el largo, firme y duro miembro.
"Chúpamela", suplicó Potter contra sus labios. "Por favor, Snape ..."
Joder, sí. Al momento siguiente Severus estaba de rodillas con una polla en la boca, apenas surgió la idea en su mente, su cuerpo siguió sus impulsos lujuriosos. No es que se le hubiese ocurrido decir que no. Ya no, no a eso.
Potter gimió mientras Severus le chupaba la polla, con las manos apretadas alrededor de su eje, trabajándolo también. Potter se golpeó la cabeza contra la puerta una y otra vez, gimiendo como una puta. Severus retiró su lengua de la raja, acunó sus bolas, haciendo todo lo posible para que esos sonidos siguiesen llegando.
Luego se alejó, le dió una larga lamida a la punta y esperó a que Potter abriese los ojos y lo mirase. Cuando lo hizo, Severus apretó una mano alrededor de la enorme polla, mientras extendía la otra hacia Potter. Miró a Potter con valor, pese a que era él el que estaba arrodillado.
Sus ojos verdes destellaron y Potter se aferró a su muñeca, su agarre era tan feroz que casi rompe sus huesos. Se lo llevó a la boca, le dió una larga lamida al dedo índice de Severus y luego también al dedo medio. Sus ojos se posaron en Severus mientras bajaba la boca por los dos dígitos.
Severus respiraba pesadamente a la vez que observaba y sentía lo que Potter le hacía a sus dedos. Lo sentía directamente en su polla. Lentamente, abrió su boca, y la polla de Potter se deslizó suavemente entre sus labios. Su lengua se movió por debajo de su polla y Potter le lamió los dedos de la misma manera. Cuando se introdujo a Potter más profundamente en su boca, Potter también lo tomó más profundo, y Severus casi pudo tocar su amígdala con la punta de sus dedos.
Solo cuando hasta su palma fluía de saliva, retiró los dedos.
"Mantén tus ojos en mí", le dijo a Potter mientras hacía pequeños círculos discretamente en su culo. "Si miras hacia otro lado, te vas".
Potter asintió, inhalaba y exhalaba con los ojos verdes bien abiertos.
Oh ... esos ojos verdes.
Severus lo sacudió lánguidamente mientras su dedo se movía contra la piel arrugada. Cuando empujó Potter cayó hacia adelante sobre él hombro Severus, para apoyarse pese a que no era doloroso. Así pudo deslizar su dedo dentro y fuera fácilmente.
Felizmente Potter no miró hacia otro lado, porque no había forma de que Severus pudiese enviarlo lejos. Apenas y parpadeaba, sus ojos estaban muy abiertos de placer, un pozo de lujuria en el que Severus quería sumergirse.
"Seis años ..." gimió Potter. "Te tomó seis malditos años reunir el coraje para hacer esto".
Oh, así que eso era.
Sin quitar su dedo, Severus se levantó lentamente. Se acercó a Potter, con su segundo dedo cerca en su entrada. Bastó un poco de presión para tener a Potter maullando.
"No follo con niños, Potter". Le dijo con voz áspera.
Los salvajes ojos verdes estaban sobre él. "Me llamo Harry".
"¿Qué te hace pensar que me importa?" Dijo Snape sombríamente.
Lentamente Potter enganchó sus brazos alrededor del cuello de Severus como si fuese a abrazarlo, se inclinó hacia su oreja.
"Ya me habrías follado si lo hicieras ..." susurró con una voz inocente y pecaminosa.
Al segundo siguiente, los dedos de Severus estaban moviéndose dentro de él, lo suficientemente fuerte como para poner a Potter de puntitas. Un pequeño grito, en parte sorpresa, en parte dolor, principalmente de puro placer, se escapó de la boca de Potter. Severus tomó eso como una disculpa, aunque en el fondo sabía que Potter tiene razón.
Le dolía la muñeca por la fuerza con que empujaba sus dedos dentro, aún así valía la pena porque Potter estaba gimiendo en su boca, le dió un beso húmedo, lo mordió lo suficiente como para hacer gruñir a Severus , pero al final todo fue tan dulce.
Potter enganchó una pierna alrededor de la cintura de Severus, y él recompensó la brillante idea con un tercer dedo y su otra mano en puño alrededor de la polla. Potter, afortunadamente, no tenía intención de tocarlo, porque lamentablemente se vendría en un instante; en cambio, se aferró a Severus, con sus dedos enterrados en su cabello y la mano apretada en su camisa.
Potter empujó hacia adelante, follándose la mano de Severus mientras los dedos de él se movían dentro de su cuerpo, todavía tenía la capacidad para gruñir, "Todavía no ..." cuando estuvo cerca.
Severus quería seguir, quería hacerlo correrse así, pero Potter lo empujó.
"Suficiente", dijo con un gruñido. Pateó y se quitó el resto de la ropa quedándose allí en la puerta de la tienda de Severus sin nada más que su expresión determinada.
Se acercó, sujetó la polla de Severus y lo besó salvajemente. Severus gruñó, incluso gimió. Estaba tan duro que podría venirse solo con su toque. Potter lo empujó más y más atrás, mientras se besaban, crudo y apasionado. El mostrador los detuvo al final y Potter los hizo rodearlo.
Saltó sobre el mostrador como si fuese el dueño de la maldita tienda. Se estaba acariciando, estaba desnudo y aún así tenía la confianza del mismísimo Gilderoy Lockhart.
"Vamos, Severus", dijo con una sonrisa, "Ya me hiciste esperar lo suficiente".
Con la respiración entrecortada, Severus no pudo evitar mirar a ese tonto. ¿Por qué él? No entendía lo que un hombre con un cuerpo como ese y con ojos como esos quería con él.
Pero se acercó, porque demonios, había sido bueno, durante seis malditos años se había comportado, y Potter tuvo tiempo más que suficiente para pensarlo y darse cuenta de que no quería esto.
Pero al parecer, si que lo hacía.
Severus se acercó, a solo unos pasos entre los muslos de Potter. Este lo miró una vez, luego dos veces, su mirada se detuvo en la erección de Snape. Frotó la suya contra la de él y levantó la vista.
Severus desabrochó su cinturón negro y lo sacó por completo. Agarró un extremo en cada mano y lo enganchó sobre la cabeza de Potter acercándolo más.
Lo besó , profundo y sensual. Lo hacía porque podía, porque quería y finalmente, después de todos esos años, incluso se le permitiría. Respiró profundamente, lamiendo la lengua en la boca de Potter.
Se retiró dejando caer el cinturón al suelo.
Se quitó la camisa del pantalón, Potter toma ambos lados y la rasgó hasta el fondo. Besó el cuello de Severus, su pecho, apoyó su frente contra su hombro, mientras Severus desabrochaba sus pantalones.
Sus manos se deslizaron sobre su pecho desnudo, Potter murmuraba algo, pero no sabría decir qué porque apenas lo oía, apenas vio cuando bajó la cremallera y los dedos de Potter se deslizaron dentro, directamente debajo de su ropa interior, agarrando, tirando, firme y era tan jodidamente bueno.
"Maldita sea ..." dijo Potter, mirando la polla de Severus mientras lo sacudía. "Valió la pena la espera..."
Los pantalones se acumularon alrededor de sus tobillos, la camisa rasgada que colgaba de sus hombros debía parecer ridícula, pero Potter lo miraba como si fuese un jodido gran premio, como si fuese un puto dios del sexo.
Barrió con todo en el mostrador, las pociones se rompieron contra el suelo, cartas importantes absorbieron los aceites púrpuras, no que le importase, solo había una cosa importante sobre ese escritorio, y estaba esperando a Severus con las piernas abiertas.
"Acuéstate", le dijo Severus, pero el tonto se quedó tal y como estaba, siempre rebelándote, siempre luchando.
"Solo quiero hacerlo fácil para ti". Le dijo Severus mientras se alineaba.
"No estaría haciendo esto contigo si quisiera que fuera fácil". Los ojos verdes incendiaban su mente, y sabía que incluso si esta era la última vez que lo hacían, recordaría este momento para siempre.
Potter lo besó, ardiente y salvaje, presionó su pecho más cerca a Severus y mordió el labio inferior de Severus. "Di mi nombre." le exigió.
Severus comenzó a empujar dentro suspirando, "Harry..."
"Severus", llamó en respuesta, urgente y entusiasta, un permiso y una súplica todos juntos.
Empujó, duro, rápido, despiadado. Harry gritó, arqueándose hacia atrás.
Seis años, seis jodidos años de frustración habían tras cada empuje. Él se retiró y volvió a entrar, sus cuerpos golpeándose, ambos gruñían en una mezcla de dolor y placer. Tan violento que era casi un crimen, pero a Potter también le encantaba, se movía con la misma locura salvaje, mordiendo a Severus, lo marcó una y otra vez.
Se recostó, sujetándose del borde del mostrador mientras Severus se estrellaba contra él.
"Oh, joder, sí", gritó Potter. "Si si si..."
Severus solo podía estar de acuerdo. Esto era la perfección, si es que algo así existía. Disminuyó un poco la velocidad, dejando a Potter respirar un poco, agarró su polla y la sacudió un par de veces. Se inclinó, besando un entusiasta pezón, lamió el pecho desnudo y sudoroso. Potter agarró su camisa y tiró hacia arriba.
Miró a Severus a los ojos manteniendo su mirada. Movió sus caderas lentamente hacia arriba y hacia abajo mientras decía, "Eres mío".
Qué cosa más extraña de decir con la polla en un culo, pensó Severus. Sin embargo, era verdad. Apenas se movió, Potter se enterró contra su polla manteniendo el contacto visual. Era tan jodidamente caliente, que en cuestión de segundos se estrelló contra él nuevamente.
La respiración pesada, los gritos y los gemidos llenaban el aire. Ni siquiera las pociones derramadas podían aplacar el olor a sexo y el aroma almizclado de Potter.
Harry se apoyó en su brazo, encontrándose medio camino, besándose. Era lo único gentil entre ellos, todo lo demás era duro, salvaje, desesperado y ansioso
Severus sabía que su cuerpo no podría soportarlo por mucho más tiempo, reconocía los signos.
"Estoy cerca ..." gruñó contra la boca de Harry.
Se alejó un poco, retirándolo y dejando solo la punta.
Manos en puños sobre su cabello. "No te atrevas a salirte", gruñó Potter, para luego besarlo bruscamente.
"Como si lo fuese a hacer," Severus río, un sonido oscuro. Esa idea ni siquiera se le había ocurrido.
Agarró a Potter por los muslos y sacudió su polla. Harry gritó, lloriqueando, "Otra vez", rogó.
Severus cumplió, empujó duro y profundo una, dos veces, la tercera casi termina con él corriéndose. Se detuvo por momento, luego agarró la polla de Harry y comenzó a sacudirlo con cada nuevo empuje. Esta vez un poco más calmado, solo para prolongar lo inevitable, pero se conocía a sí mismo.
Solo estaba tratando de aguantar el tiempo suficiente para que Harry se viniese primero, y se las estaba arreglando, pero cuando sintió que el culo apretado de Harry se contraía alrededor suyo, estuvo perdido, y probablemente su mente también. Se vino, empujando todavía y con las caderas rodando de un lado a otro. Oyó los gritos frenéticos de Harry, deseaba poder responderlos, decir su nombre, decir cualquier cosa que no fuese un gemido satisfecho y ronco, pero nada salió.
Se dejó caer contra el pecho de Harry, jadeando por aire. No había nada, así que la busco en su boca, tal vez pudiese tomar prestado algo de sus pulmones. Amablemente, Potter se le dió , con besos, mordiscos y chupando la lengua de Severus. Al final, Severus se alejó aún más sin aliento.
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Una ducha más tarde, Harry estaba esperando a Severus en la pequeña mesa de la cocina en el departamento sobre la tienda. Tenía a El Profeta y una taza de té como compañía, hasta que Severus también salió de la ducha.
"No deberías leer esta basura", gritó cuando escuchó la puerta del baño se abrirse.
"Me gustan los crucigramas", comentó Severus mientras caminaba por la cocina. Harry levantó la vista. Una vez más Snape estaba vestido, pantalones negros y una camisa negra cubrían el cuerpo que preferiría mantener desnudo durante el resto del día.
"¿Tienes muchas de esas camisas negras?" Le preguntó casualmente.
"Eso depende", dijo Snape. "¿Quieres arrancármela toda?"
"Lo más probable, sí", respondió Harry con sinceridad.
"Me cambiaré", dijo Snape dándose la vuelta, pero Harry agarró su mano. Lo miró devuelta, unos ojos negros aguardaban.
"Realmente no importa lo que te pongas", sonrió.
Snape puso los ojos en blanco. "No soy tu juguete sexual, Potter".
"¿Entonces, que eres?"
Snape lo miró con desprecio. Sus labios se curvaron cuando dijo, "Soy tu profesor".
"¿Qué?" No puede volver a empezar esa mierda de nuevo, pensó .
Pero luego Severus acunó su barbilla levantando su cara. Se inclinó hacia él, lo suficientemente cerca como para que Harry pudiese oler el aroma de su jabón.
"¿No viniste aquí por unas lecciones?"
"Oh, ¿te refieres a las que ofreciste hace seis años?" Harry se rio entre dientes.
Los labios rozaron los suyos mientras Severus lo besaba lentamente. "Mejor tarde que nunca."
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Y porque todo lo bueno tiene que acabar... Llegamos al capítulo final, peeeeeeeero les dejo un regalito (imagen explícita)
https://drive.google.com/file/d/1cEoytK96XLr5jOmK4oTOfcq_TQt2sEhq/view?usp=drivesdk
*no se quien es el autor y no les pongo el enlace original xq creo q era una página media porn@&$,*%§¡ y como yo se que ustedes son niñ@s buen@s no los quiero corromper.

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