Capítulo 2: Veinte

1.8K 169 7
                                    

La primera ves que se encontraron tras la guerra fue durante la gala del Ministerio
Potter cumpliría dieciocho años en un par de semanas. Era apenas más que un niño, un niño, que había visto mucho. El polvo de la guerra todavía estaba sobre él, pero aún así lo arrastraron al escenario donde le pusieron una pequeña medalla en el pecho. Él sonrió, sus ojos verdes brillando. Nunca miró a Severus. ¿Por qué lo haría?
Severus no era más que un asesino perdonado, tenía suerte de no estar en Azkaban. Tenía suerte de estar vivo, de hecho.
¿Por qué demonios está aquí? ¿Por qué vino a esta estúpida gala? Tomó un sorbo de su bebida. De seguro no por este champán barato.
Él se rascó las cicatrices de su cuello, observando a Potter mientras le daba la mano a Kingsley. Lo vio salir del escenario, sonriendo, saludando, hasta que una horda de pelirrojos lo absorbió. La chica estaba allí, lucía bonita e inocente justo como Potter. Salieron tomados de las manos.
Tuvo otra visión de Potter más tarde durante la noche. Oh sí, seguía siendo solo un niño, la sonrisa suave, la cortesía y los ojos brillantes. Sin embargo, él también era una persona diferente. Definitivamente ya no era ese chico de catorce años frente a él. Había algo en esos ojos verdes, algo acechaba allí, algún secreto oscuro. Que escondes?
Bajó su bebida, frunciendo el ceño a su copa. Esa champaña era horrible. Cuando levantó la vista Potter ya se había ido y con suerte, también se habría ido de su vida. Era mejor así. O al menos lo sería.
Será mejor, se dijo a sí mismo. No tenía remordimientos. Y aún así... Aún así.
Él sabía que estaba aquí por Potter y solo por Potter. Solo para verlo y ya. Para asegurarse  de que él seguía... ¿qué? ¿vivo? ¿siendo un idiota? ¿muy joven?
Sacudió su cabeza. No podía pensar en eso. Debería haberlo olvidado hace mucho tiempo. Y lo hizo. Se juró a sí mismo que lo hizo, ya no soñaba con eso, y aún así aquí estaba, parado en medio de una multitud que no lo conocía, que nunca lo conocería, no realmente.
Excepto uno, por supuesto, que jugó muy bien su papel y mantuvo su secreto todo este tiempo. Sorprendentemente leal. Potter nunca dijo una palabra a nadie sobre esa noche. Se convirtió en su pequeño secreto. Nunca lo insinuó ni siquiera a Snape. No con palabras al menos. Pero Severus podía ver los recuerdos en él, merodeando en su mirada cuando sus ojos se encontraban sobre los calderos. Podía escuchar sus palabras acusadoras, revivir esos ardientes momentos cuando sus mentes se conectaban en Oclumancia. Podía sentir la decepción, saborear la ira, oler la amarga repulsión en el aire mientras el niño lo veía matar a Albus.
E incluso así, no había odio ni ira en esos hermosos ojos verdes esa noche en la torre.
Esto terminaba aquí, se dijo Severus a sí mismo. Tenía que. De lo contrario, no podría seguir adelante. Tomó otra copa de ese horrible champán.
"Adiós", murmuró pensando en Potter, en el chico de catorce años y en el mayor que había estado en la habitación hace tan solo unos minutos.
"¿Ya te vas?".
"Joder", gruñó Severus tratando de quitarse el champán derramado en su túnica. Se dió la vuelta y enfrentó a Potter. "¿Tienes que aparecerte sigilosamente a la gente todo el tiempo?"
Potter se encogió de hombros. "Pensé que eras el espía que todo lo ve y que nadie puede sorprender".
Oh, tu puedes, pensó Severus. Potter se veía... apuesto. No que fuese caliente, no realmente. Guapo, tal vez. Su túnica estaba hecha a medida y le quedaba perfectamente. Sus ojos verdes brillaban, Potter sonreía, bebiendo un sorbo de champaña.
Lo suficientemente mayor como para beber.
Severus frunció el ceño. "Ya tengo que irme," le dijo.
Se dio la vuelta, pero una mano en su brazo lo detuvo. Quería gruñirle al chico. Se contuvo, temeroso de que a mitad de camino se convirtiese en un gemido.
"¿Cuál es la prisa?" Dijo Potter con voz casual, su mano casualmente aún en el brazo de Severus. Todo era tan malditamente casual, pero no lo era. Snape sabía que no.
"Ni siquiera has estado en los jardines".
¿Que se supone que significaba? Por qué iría él a... oh jardines.
Potter no podría querer decir eso. Severus sacudió la mano alejándose. No podía escuchar eso. Era muy joven, era Potter.
Tiene casi dieciocho, dijo una voz en el tono casual de Potter.
Apenas legal. Replicó de nuevo. El primer signo de la verdadera locura.
Salió de la habitación ignorando a Potter. Atravesó los grandes pasillos de mármol. Kingsley estaba allí, abrió la boca para hablarle, pero Severus pasó junto a él a penas notando al hombre. Se había librado del cargo de asesinato, no lo arrestarían por abuso infantil. Solo dudo cuando ya estaba en la puerta principal. Miró hacia atrás, puertas de vidrio de doble hoja que conducían al jardín.
Sacudió su cabeza. "No," se dijo en voz alta, empujó la manija y corrió escaleras abajo, descendiendo de dos a la vez. En el momento en que sus pies tocaron el pavimento, se desapareció
—————
Harry lo vió desaparecer. Golpeó su puño contra la pared. Puto cobarde.
Odiaba esto, odiaba la gala, el Ministerio, odiaba a las personas que se quedaban a su alrededor mirándolo como si fuese un recuerdo de la guerra. Odiaba a Snape por ser un maldito cobarde. Se odiaba a sí mismo por querer ir tras él.
Miró a su alrededor, Charlie lo estaba mirando. Harry lo consideró , era una mala idea, aún así le hizo un gesto hacia el jardín. Charlie asintió casi imperceptiblemente.
Harry salió. No había nadie ahí, afuera estaba callado y vacío, como dentro de él. Oyó cerrarse la puerta de cristal y los pasos en las pequeñas piedras blancas.
"¿Que esta pasando?" Dijo Charlie.
Harry se dió vuelta, caminando hacia él. Besó su cuello mientras acunaba su polla, frotándola.
"Detente, Harry," gruñó Charlie empujándolo ligeramente. "¿Olvidaste dónde estamos?"
¿Cómo podría olvidarlo? Estaba perfectamente consciente de que no está donde quería estar. Cada centímetro de su cuerpo sabía que estaba en el lugar equivocado.
"La gente de allí dentro sabe que estás involucrado con mi hermanita", dijo Charlie, pero no se alejó cuando Harry empezó a frotarlo de nuevo. "¿O es que finalmente te diste cuenta de que ya no te importa?"
"No, ya no", gruñó Harry. ¿Que importaba? Supuso que era mejor así. Habían acordado que sería mejor dejar que todos lo creyeran. Sin embargo, eran libres de hacer cualquier cosa, salir con quien sea, solo debían ser un poco cautelosos. Esto no era cauteloso en absoluto, pero a Harry ya no le importaba. Todo el mundo podía irse a la mismísima mierda.
Charlie no lo alejó, ya sabía que no debía tocarlo. En ninguna parte, sin importar nada, a menos que Harry lo pidiese específicamente. Lo cual no solía hacer. No era así como funcionaba.
Sin decir una palabra, Harry se arrodilló, desabrochando sus pantalones. Por suerte, ya estaba medio duro. Él no jugueteaba, nunca lo hacía, no con él. Lo tomó en su boca y chupó.
Charlie gruñó sobre él, pero Harry no podía escucharlo. Estaba muy lejos en el pasado.
Desde ese día que amaba esto. No podía sacarlo de su cabeza. Pero él no era débil como Karkaroff, nadie lo usaría así. Nadie. Él tenía el control de cada minuto y cada segundo de eso. Le encantaba eso, el poder en sus manos, en su boca.
Snape lo odiaría, que le dijera que no podía tocarle, que no podía ordenarle, que no podía exigirle. Pero Harry se deleitaba con la idea. Era lo que lo hacía tan especial. Lo que hacía que su piel ardiera. La pelea, la pasión, el deseo. Sabía que estaba ahí. Pero Snape era un maldito cobarde.
Sin embargo, hasta Snape tenía un límite, una barrera, un número que no podría superar, alejar, escapar. Y Harry esperaría. Pacientemente a veces, y no tan pacientemente en ocasiones como esta. Irascible, al límite, ansioso,  y topándose impetuosamente con estas situaciones.
—————
Su resolución duró tanto como un adolescente con una prostituta. Su curiosidad era mucho mayor. Potter no podía estarse refiriendo a eso, no era posible. Pero tenía que averiguarlo.
Es por eso que regresó a la gala no más de diez minutos después.
El jardín parecía vacío a primera vista, pero Severus los escuchaba claramente. Se acercó. Se movió entre arbustos sin hacer ruido. No es que lo necesitase, Potter era lo suficientemente escandaloso como para suprimir cualquier ruido que Severus pudiese hacer.
Gruñidos, fuertes y pesados llenaban el aire.
No fue que Potter estuviese de rodillas, chupando una polla lo que lo sorprendió . Ni siquiera el hecho de que el niño lo estaba haciendo bastante bien.
¿Pero por qué? ¿Por qué está haciendo esto? Tiene una vida con el chica Weasley. Él tiene una novia.
Sin embargo, ahí estaba, su boca envuelta alrededor de una dura polla como si hubiera nacido para hacer eso.
Esta escena no podía ser por puro accidente, por supuesto. Estaba preparada. Para que Severus la viese. ¿Pero por qué?
¿Es una jodida venganza?
Por poco camina hasta allá para patearle el trasero a Potter por ese... truco, ¿venganza?¿Justicia poética? ¿Era en serio?
Resopló cual toro enojado, se sujetó del arbusto para no caminar hasta allí y lastimar a Potter. Las cosas que podría hacerle a ese mocoso insolente. Las cosas que quería hacerle a ese tonto chico. Estaba muy mal.
Los ojos de Potter se abrieron de golpe, escaneando su entorno para luego sonreír. Lamió la polla que tiene en la cara.
"Hola", dijo mirando directamente a los arbustos donde Severus se escondía.
No podía haberlo visto, pensó Snape. No había forma,  estaban en completa oscuridad y él estaba vestido de negro. Potter no podía haberlo visto. Aun así, su corazón latió más rápido. Quería correr, quería irse.
"Te tomó un tiempo notarme", le dijo el hombre sobre Potter.
¿Ese es el puto Charlie Weasley? Al menos, todo permanece en la familia, pensó Snape amargamente.
Potter, el niño bueno, tomó la cabeza en su boca, chupándola una, dos veces, gruñendo mientras lamía el costado de la polla. "Te he estado observando desde entonces". Dijo a los arbustos una vez más.
"¿Desde cuando?" Preguntó Weasley.
Potter no le respondió. ¿Por qué lo haría? La frase no estaba destinada a ese idiota pelirrojo. Estaba destinada a Snape. Y Snape sabía exactamente lo que significaba.
Pero ¿por qué? ¿Qué juego es este? Qué completó sinsentido.
Potter debería haber olvidado esa noche. Había sido hace mucho tiempo Se suponía que Potter olvidaría esa noche. No había significaba nada, fue una broma y nada más. Ni siquiera eso, después de todo nadie se rió.
Potter le dió una larga lamida a la polla, chupando la punta.
"Joder, Harry, eres tan bueno", gruñó Weasley, con la mano en su propio cabello. ¿Cómo diablos puede resistirse a agarrar esa mata negra? Snape ni siquiera podía entender.
Potter se sentó sobre sus talones, luciendo aburrido de repente. "¿Viniste aquí para hablar o para ..."
"Eso. Estoy aquí para eso". Dijo Weasley rápidamente.
Todos aquí estaban para eso. Excepto que Snape no estaba invitado. Debió irse, dejar eso. Esto no era para que él lo viese. Nunca debió haber visto a Potter así.
"Entonces cállate". Dijo Potter con voz grave.
Fue el tono de esa voz lo que hizo que Snape se quedase, la autoridad en ella. El poder lo atraía también.
No podía apartar los ojos. El chico lo hacía muy bien, se tragaba todo. Con los ojos cerrados concentrado, su boca se movía, sus labios apretados, apenas se atragantaba.
Maldita sea.
Dos minutos. Eso es todo lo que se necesitaba, y Snape no quería ir a patear a Potter sino a tomar el lugar de Weasley. En su mente lo veía jugar, Potter no se movería, continuaría y con gusto, de la misma manera que estaba listo para continuar esa noche. Maldito infierno.
Ni siquiera dieciocho años, intentaba decirse a sí mismo, gritaba desesperadamente en su mente solo para evitar que su miembro se moviese hacia Potter. Tan joven, demasiado joven. Siempre fuera de alcance.
¿Qué diablos era esto? Qué infierno personal era este que no podía alejarse. ¿Por qué su cuerpo no obedecía? ¿Por qué prefería escuchar los agudos gemidos de Potter, sus dulces gruñidos? ¿Qué hechizo lo unía que no podía mirar hacia otro lado, esperando el momento en que los ojos verdes se abriesen y lo mirasen de nuevo?
Potter no podía saber que estaba aquí, era imposible. No podía saberlo, no podía querer que suceda. Había pasado tanto tiempo que debería haber olvidado esos recuerdos hace mucho. Solo estaba en la cabeza de Snape y esto no era otra cosa, solo una cruel coincidencia.
Cerró los ojos, se suponía que no debía ver esto.  Pero era peor en su mente.  La oscuridad debería ser una bendición, pero era una maldición que le mostraba cosas que nunca sucederían.  Que no estaban permitidas que sucedieran.
Sus ojos debían estar abiertos porque vió a Weasley estremecerse.  Potter se alejo pero siguió sacudiéndolo.  No le permitiría correrse cerca a su boca o incluso su cara.
Cuando terminó, Potter se levantó asintiendo hacia la puerta.  "Te veo en un rato."
Weasley se fue sin decir una palabra más, como si esta no fuera la primera vez que sucediera y dado lo habilidoso que era Potter, probablemente no lo era.  Lo vio irse, esperó hasta que la puerta se cerrase detrás de él.
Severus también debería irse, si no caminando, al menos aparecerse, dado que dudaba que sus piernas lo llevasen más lejos.
"Dos años más", dijo Potter, su voz era silbido enojado.
No había nadie allí.  Potter nunca pudo haber visto a Snape y no se supone que Snape estuviese allí en primer lugar, lo que significaba que Potter hablaba consigo mismo.  Era una conclusión lógica.  Sin embargo, Severus sabía que estaba cien por ciento seguro de que cada palabra de Potter había sido para él.
"Y voy por ti".
¿Es eso una amenaza?  ¿Una oferta?  ¿Una promesa?
Necesitaba olvidar a Potter.  Eso no estaba bien, nunca lo estaría.  Necesitaba olvidar al chico.  Esa noche.  Esa oferta.
Ese número.
Snape se pasó una mano por el cabello mientras veía como Potter desaparecía el semen de su mano.  Salió lentamente de la oscuridad, conforme lo miraba girarse para irse.
"¿No te gusta la leche?"  preguntó cruelmente.
Potter resopló.  Su oscura mirada recorría el cuerpo de Severus de arriba abajo.  "Me hubiera tragado la tuya".  Dice Potter con facilidad.
Las rodillas de Snape se doblaron.  Tragó fuerte, respirando hondo.  Si todo era solo un juego para Potter, no retrocedería.
"Arrodíllate de nuevo y podemos hacer que eso pase".
Potter miró lentamente al suelo, luego de vuelta a Snape.  ¿Acaso Potter lo consideró?  ¿Dejarse caer de rodillas, solo por Snape?  Maldito infierno.  Qué idiota.  Qué maldito idiota.  Ambos. Pero especialmente Severus, por jugar estos estúpidos juegos con Potter.
Potter se acercó , limpiándose las comisuras de la boca.
"Te conozco", sacudió la cabeza.  "Eres demasiado cobarde".
"No sabes una mierda, Potter".  Gruñó Severus.
Él sabía lo que Potter quería hacer, el por qué se acercaba más y mas. Sin embargo, no pudo detenerlo.  Lo miraba en cámara lenta mientras el chico - solo un chico de dieciocho años, se repetía una y otra vez en su cabeza - se quitaba lentamente la capa.  En definitiva era una venganza.
"Bien", comentó Potter, con los ojos pegados a la erección de Snape.  Se mordió el labio inferior, sus hermosos ojos esmeraldas miraban a Snape.  "Sabes qué, podría estar equivocado después de todo". Le dice antes de dejarse caer de rodillas.
Con el corazón martilleando de repente, Snape retrocedió un paso.  Esto era irreal.
Potter sonrío, con las manos en alto, rindiéndose.  "Entonces, ¿eres un cobarde?"
La palabra enfureció a Snape.  Dio un paso atrás frente a Potter.  Se aferró a su cabello y tiró la cabeza hacia atrás con tanta fuerza que Potter gruñó de dolor.  La línea de su cuello estaba tan tensa que la manzana de Adán por poco le corta la piel.  Snape quería lamerlo, en lugar de eso gruñó en la cara de Potter.  "No te tocaré".
"Nunca dije eso," gimió Potter.  El sonido no era de dolor.  Sus ojos estaban clavados en la polla de Severus.
Esto era una locura.  Esto nunca debía suceder.
"Un toque", susurró Potter, casi suplicante.
Snape lo dejó ir.  Sin embargo, no se alejó.  Le miraba y esperaba.  Para qué, no estaba seguro.  Quizás para que Potter comenzase a pensar de nuevo.  O para que lo alcanzase.  Lo tocase.
Así lo hizo Potter.  Con la mirada intermitente entre los ojos de Snape y su erección, levantó lentamente una mano y tocó el muslo de Snape.  Estaba a una pulgada de su polla y Snape ya podía sentirse arder.
Al momento siguiente, la boca de Potter estaba a sobre su polla.  Lo chupaba a través de las capas y capas, pero Severus casi se desmaya.
Él saltó, "Tú pequeña mierda", gruñó. Se marchó.  Suficiente de esto.  Esto había ido lo suficientemente lejos.
Potter se estaba riendo.  Lo hace detenerse.  Lo pone lívido.
"Fue solo un toque".  Potter sonreía mientras se ponía de pie, podía escucharlo en su voz.
Snape se acercó a él y lo abofeteó.  El sonido resonaba en el aire entre ellos.  El dorso de su mano ardía con la misma intensidad que su polla.
Potter miró hacia arriba, con una sonrisa en su rostro.  La sangre goteaba de su labio partido.
Se miraron el uno al otro por un largo momento.
Snape se movió antes de que pudiese pensar.  Agarró ese cabello exasperantemente desordenado y aplastó su boca con la de Potter.  Mordió el labio inferior ya sangrante de Potter y gruñó ante el sabor de la sangre, ante el cuerpo que chocó con el suyo.
Se arañaban el uno al otro como animales.  Potter gemía, el dolor y el placer mezclados en su voz.  Estaba tan jodidamente necesitado que se aferró a Snape, con ambas manos en su largo cabello negro y no lo soltó.
Pero tenía que terminar.  Severus lo empujó lejos.
"No es posible."  Él sacudió su cabeza.
Potter solo sonrío.  "Lo que sea que te ayude a dormir".
"No puedo ..." jadeó Snape.  "Mírate a ti".
No estaba seguro de a quién estaba tratando de convencer, porque Potter no se había movido ni una pulgada, tan solo se quedaba allí.
Sin embargo, miró por encima de su cuerpo.  "¿Muy joven?"  preguntó casualmente.
"¡Ni siquiera has cumplido dieciocho malditos años!"  casi gritó Snape desesperado.  Se alejó frenéticamente para luego volverse.  Potter lo dejó ir sin decir una palabra.  ¿Realmente no entendía?
"No quiero volver a verte", dijo Severus, respirando con dificultad.  "Jamás."
Potter se encogió de hombros.  Después de todo lo que acababa de suceder allí, se encogía de hombros.
"Me importa una mierda lo que quieras".  Dijo Potter con calma.  Se acercó a Severus, quien no pudo alejarse.  Se limpió la sangre del labio y se lamió el dedo.  "Me debes algunas lecciones".
Agarró la barbilla de Snape, clavó los dedos firmemente en la carne de Snape y le abrió la boca.  Severus gruñó .  El gruñó .  Dolía .  Tan bueno.  Había pasión en los ojos verdes que lo mantenían cautivo.  No podía alejarse.  No quería.
Potter se inclinó lentamente, metió su jodida lengua en la boca de Snape y la deslizó por todos lados.  Suavemente.  Despacio.  Casi sensualmente
Snape dejó que suceda.  Sabiendo exactamente qué era esto.  Un reclamo.  Una confirmación de dominio, feroz de una manera suave.  Era una demanda.  Por él.
Hizo que su polla se ponga dura, lo hizo arder por dentro.
Potter lo dejó ir y sin su fuerte agarre casi se derrumba.  Le dolía el dejarlo ir.  Pero debía hacerlo.
Potter se inclinó hacia su oreja, rozando sus suaves labios contra él.  "En el momento en que cumpla veinte ..." Susurró sombríamente, haciendo que Severus se estremezca de necesidad.
Potter se alejó, sin terminar la oración.  No necesitaba hacerlo.  Ambos sabían lo que sucedería.

—————

Se quedaron con ganas? A Sevy le gusta hacerse de rogar, pero lo bueno se hace esperar ^w^

Where have you been?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora