Era jueves y Alia tenía que ir al instituto, se puso un vestido gris de tela calentita porque hacía un poco de frío por la mañana, desayunó y se dirigió al instituto, tenía examen a tercera hora y se había pasado toda la semana estudiando, así que estaba muy cansada.
Llegó la tercera clase y todo iba bien salvo por una pequeña tontería de nada, no había visto a Kai en todo el día, es verdad que sólo tenían una clase en común, pero llevaba mucho tiempo sin hablar con él por culpa de los exámenes globales y se sentía culpable en cierto modo.
El día acabó y todo iba normal, ella salió preparada para llegar a casa cuando se encontró con Kai en la salida, lo cual le pareció un poco extraño porque él había faltado a las clases ese día.
Él se acercó a hablar con ella.
"Espero que no estés ocupada esta tarde, porque voy a ir a tu casa."
"¿Qué?" Preguntó ella extrañada.
"Tenemos que acabar el trabajo y esta tarde voy a ir a tu casa." Aclaró el chico.
"Ni siquiera sabes dónde vivo." Rió.
"Me lo ha dicho Thai..." Confesó.
Alia se sorprendió pero no le dio demasiada importancia.
"Está bien, allí te espero." Dijo y se fue.
Kai abrió los ojos como platos por la reacción de la chica y no pudo evitar mirarla embobado mientras se iba alejando más de él.
Pasaron 3 horas desde ese suceso y Kai se vistió acorde a la situación, ya que quería ir a juego con ella porque había visto que iba de gris, así que se puso un chándal gris.
Llegó a casa de Alia y ella le abrió la puerta con una mirada penetrante.
"Bienvenido." Dijo seria.
"Gracias." Habló.
Subieron a la habitación de la chica para crear un plan de estudio con las pautas que debían seguir para que el trabajo fuera perfecto.
Después de eso bajaron a la cocina, y, como habían decidido hacer un corto, Alia se encargaba de escribir el guión y Kai de revisarlo y corregirlo para ver si era compatible con el tema del trabajo, las edades de los estudiantes y el nivel del curso en el que se encontraban.
Cuando ella acabó de escribir y se lo dio a Kai para que lo revisara se quedó dormida porque la noche anterior no había podido descansar bien, y él simplemente la miraba con una sonrisa de oreja a oreja.
Un rato después sonó el teléfono de Kai con una llamada que provenía del teléfono de su madre, ella le había llamado para decirle que ya se había hecho tarde y que debía volver a casa pronto.
Alia se despertó por el ruido y Kai se puso un poco triste.
"¿Pasa algo?" Preguntó ella.
"No... sólo es que ya me tengo que ir y de nuevo siento que no hemos avanzado en el trabajo..." Mintió.
"Oh, sí... lo siento, es que hoy estaba muy cansada pero te prometo que la próxima vez que nos veamos no me dormiré."
"No, si no ha sido tu culpa, es que yo trabajo mejor cuando estoy solo." Dijo él.
Ella asintió con la cabeza en señal de que le entendía perfectamente, entonces el chico le dijo que ya tenía que irse y ella insistió en acompañarlo.
Cuando iban saliendo de casa de Alia ella se agachó para atarse las cordoneras de sus zapatos y Kai le esperó apoyado en la pared, después de eso ella se levantó y vio que él tenía residuos de goma de borrar en el pelo, así que se río bajito y se acercó para sacudirle el pelo al chico, pero se resbaló y Kai la agarró suavemente de la cintura para evitar que se cayera, y se quedaron en esa extraña posición por unos segundos, ambos mirándose fijamente y sin saber qué hacer.
Ya estaba el cielo oscuro y la luna estaba pasando delante del sol, todos aquellos acontecimientos se estaban convirtiendo en extrañas coincidencias.
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BLACK
Random¿Podría alguien tener sentimientos blancos viviendo con pensamientos negros? La riqueza del amor, la pobreza del dolor. La libertad de sentir, la impotencia de callar. El gusto de avanzar, la amargura de recordar. BLACK