Capitulo 10

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 Todo era como las películas, era como un castillo, pero no era abitado por muchas personas. Las paredes tenían un color agradable, me hacía sentir muy cómoda y como si estuviera en casa. Miré a Tomas, esperando una respuesta, o algo parecido.

-¿Qué es esto? -pregunté.

-Tu nueva casa. Este es el lugar donde habitan todos los ángeles, pero yo no soy el hombre apropiado para decirte eso. 

-Veo que llegaste... -dijo un señor de  cabello blanco.

-Él es Robert, el jefe de todos los ángeles de la guerra.

-¿De la guerra?

-Es un decir, hay ángeles de todos tipos. Él es el jefe de todos.

-¿Robert, no? -pregunté.

-Sí. -dijo él.- Ven... Pasa a mi oficina, estaré encantado de contarte todo. -dijo mostrándome el paso.- Tomas, ve a comunicarles. -dijo como algo clave, no estaba muy interesada en saber de lo que hablaban, solo quería saber que era todo esto.

 Entramos a una oficina normal, pero esta estaba llena de libros, armas, una gran mesa, sofás, escaleras, y un gran ventanal que mostraba la hermosa cuidad de Las Vegas. Me senté en el sofá, estaba algo cansada.

-¿Qué es esto? -pregunté.

-Este lugar es todo lo que necesitas para vivir, tu nuevo hogar.

-¿¡Acaso todos memorizan guiones al hablar!? ¿Por qué todos me dicen eso? 

-Es que este lugar es eso... ¿Qué quieres que te diga? -dijo tomando una taza de té.- ¿Quieres?

-No, ahora mismo quiero respuestas a todas mis preguntas. -dije algo enojada y me levanté del sofá.

-Estaré dispuesto a escucharlas. -dijo y se sentó.

-¿Por qué me ocultaron todo esto?

-Mira Madison, creo que tendré que comenzar desde el principio.

-¡Por favor! -levanté la voz.

-Entiendo tu furia, pero si quieres que te cuente vas a tener que tranquilizarte. -dijo mirándome serio.- Toma asiento. -dijo y obedecí.- Tu madre era una gran guardiana de todo, ella tenía el don del amor. No se como sucedió, pero un día trajo a un humano a este mundo, y no permitimos que no se valla de aquí, porque tuvimos muchas experiencias con eso, y siempre ha salido mal. Tuvimos que fingir su muerte, y luego de unos años tu llegaste a este mundo. Pero tu tenías, tienes, una misión, y es recuperar el collar. 

-¿El collar?

-Sí, el collar es muy poderoso, y si lo recuperamos de los ángeles de la obscuridad, nosotros tendremos nuevamente el poder. 

-¿Qué es tan importante ese collar?

-¡Todo! Muchos de los ángeles han perdido su poder, han muerto por razones extrañas, y el odio está llegando al mundo. Nosotros somos los protectores del destino. 

-¿Y sin ese collar el mundo desaparece?

-Veo que estamos entendiendo... Pero tu, tu tienes dones, es por eso que eres muy inteligente, sabes francés, y muchas cosas más. No tienes idea de todo lo que lleva esa cabeza. ¡Tu tienes absolutamente muchos dones! Es por eso que te necesitamos para que recuperes eso.

-¿Y mi madre? 

-Ella no puede, solo tiene el don del amor y de la protección. 

-¿Mi tía sabe de esto?

-Sí, pero le dijimos que no diga nada, para no ponerte en peligro. Cuando tu naciste, no tuvimos opción de llevarte el mundo humano, allí estarías a salvo. Tu madre te ha cuidado mientras tu no sabías nada, a escondidas. Al igual que tu padre. -dijo y mis lágrimas comenzaron a caer.-

-No se si estoy lista para eso.

-Lo estarás, con entrenamiento todo saldrá bien. 

-¿Por qué ahora? 

-Porque estás en una edad más adulta, ya tienes edad de cuidar de ti misma, de cuidar a todos, y al mundo.

-¿Qué pasará con todos?

-Eso depende de ti.

-¿Yo sola?

-Tendrás ayuda de todos, pero el enfrentamiento es solo tuyo.

 Sentí algo fuerte en mi pecho, nunca imaginé que el mundo dependía de mi, ahora la vida de todos está sobre mis manos. No estoy segura de hacerlo, pero si no lo hago, acabaré con al vida de la tía, de mi tío, de Caitlin, Chris, Caroline, Guido, y de todos. Esta es una decisión difícil, y no estoy segura de que todo salga bien. Apenas puedo con mi vida, no creo que pueda con esto. Es mucho para un joven de dieciséis años, casi diecisiete.

 Robert me miró a los ojos, y solo se fue, dejándome sola. Al salir de esa oficina, miré pasar a un ángel, me resultaba familiar, hasta que recordé el viaje a Francia, ¡Mitchell!.

-¿Mitchell? -lo miré.

-¿Madison? -me miró algo raro.- ¿Qué haces aquí?

-Larga historia. -dije y saque mis lágrimas.

-¿Haz llorado? -preguntó.- He oído que eres la nueva protectora. ¿Es cierto?

-Creo que sí. -dije sin entender mucho.

-Sé que es difícil.

-¿Qué haces aquí? -lo miré sin entender mucho.

Oh! Bueno, soy un ángel como ves. -dijo y me mostró sus alas.- Puedo ocultarlas y ser un humano, mi hermano cree que vivo en Francia.

-¡Ahora entiendo todo! -reí.

-Bueno, ¿Quieres saber algo?

-Sí.

-Soy tu nuevo entrenador. -dijo y me miró desafiante.

-¿En serio?

-Sí, así que tendrás que hacer todo lo que te enseñe.

-¿Eres bueno?

-Eso es depende quien lo diga. -dijo y reí.

-¿Qué me enseñarás?

-Lo más importante, volar. -dijo y me tomó de la mano.

-Está bien. -sonreí.

 Caminamos hacia el jardín del "castillo" así lo digo yo, es que parece un castillo, es muy grande, tiene muchas escaleras, muchos pasillos y muchas habitaciones.

 El jardín era muy grande, y aunque era de noche, no nos iba a implicar que no podamos practicar los vuelos. Michell me miró, y se puso frente a mi.

-Lo importante del volar es que no tienes que caminar. -bromeó.- Era broma. Volar es algo muy importante de un ángel, nosotros siempre estamos volando para hacer cosas, para ayudar a muchas personas es mucho más fácil y rápido ir volando. Así que lo que hacemos es sentirnos livianos, y simplemente olvidar lo que tenemos en mente. ¿Entiendes?

-Entendido. 

-Y solamente nos elevamos. -dijo y sus alas comenzaron a moverse, haciendo que este volara.- ¿Puedes hacerlo?

-No creo que pueda. -reí.

-Yo te ayudo. 

 Éste me tomó de la cintura, en ese momento lo miré a los ojos y me di cuenta que les brillaba. No quería que me soltara, miraba sus labios y me daban ganas de besarlo, pero no podría. Hice lo que él me dijo, saqué todo de mi mente y fue muy fácil. Me levantó del suelo e intenté mover mis alas, hasta que por fin me salió un poco bien.

  Pero al intentar bajar, como no sabía como hacerlo, caí en brazos de Mitchell, éste calló al suelo, ya que no esperaba mi caída. Y caí encima de él, nos miramos y sonreímos un poco. Pude notar que nuestros labios estaban algo cerca, y en ese momento comencé a preguntarme si debería besarlo o no.

Give Me Love |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora