Capítulo III

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Nuestro querido Harry no era alguien a quien le durara la impresión del momento. Había aprendido aceptar las cosas porque si las pensaba demasiado, su cabeza empezaba a doler terriblemente.

Decidió despedirse después de una larga charla. Desde su punto de vista estaba jodido. Sabia que el basilisco no se quedaría por mucho tiempo allí en la cámara y tendría que empezar a buscarle un lugar para que pueda andar libre, con suficiente espacio y donde pueda cazar a voluntad. El mismo había experimentado el que era sentirse encerrado, escondido durante mucho tiempo y no poder comer bien, él lo entendía.

Así que llegaron a un acuerdo, lo seguiría visitando para que no se sintiera tan solitario y él dio tiempo para buscar un lugar.

Y sinceramente esperaba encontrar uno adecuado, para su seguridad y el de los demás.

Había perdido sus clases de hoy y sabía que ni Snape ni Mcgonagall le dejarían sin castigo, era los únicos a los que no podía evadir. Lo que ahora le preocupaba era que no había visto a Remus, después se daría el tiempo de buscarlo.

Pero antes que nada, Harry necesitaba hablar urgentemente con cierto rubio. Y creía saber dónde encontrarlo, después de todo lo que tuvo que hacer antes... pero eso aún no había pasado y no dejaría que lo hiciera, él protegería a Draco. Había aprendido que él solo era otra víctima de las circunstancias porque aún por encima de la segura de su familia, lo ayudó en su momento.

Con un presentimiento se encaminó hacia el lugar corriendo sin ser notado por Argus Filch ni su insoportable gata. Subió las escaleras tan rápido como pudo y para su suerte el Slytherin iba saliendo por lo que chocaron, terminando en el suelo y no escaleras abajo.

—¡Maldita sea, Potter! —se quejó adolorido por el golpe. —Ya puedes bajarte porque pesas demasiado para tener ese cuerpo escuálido.

Un aturdido oji-verde se acariciaba la frente tratando de disparar el dolor, sus cabezas había chocado por igual. Aún así, no se permitió alejarse, se alegraba tanto de verlo que no pudo evitarlo. Lo que fuera que iba a decir el rubio fue interrumpido por un Harry besandolo eufóricamente, dejándolo muy sorprendido; pero no tanto como para no corresponder. Llevo sus manos a las caderas de azabache apretando delicadamente pero con la suficiente fuerza para sacarle un gemido.

Al darse cuenta, Harry, se separó de inmediato, terminando ambos sentados pero sin separarse pues aún seguía sobre las piernas de Draco. Sus caras estaban sonrojadas fuertemente.

—¡Mierda! No debimos hacer eso. Nos matarían si se enteran. —además solo eran unos niños, aunque técnicamente él no lo era pero a la vez si. Bueno, en fin, sentía que se había aprovechado de Draco pero no lo iba a admitir.

Pero eso en definitiva le preocupa y esperaba que nunca se supiera de esto o estarían es serios problemas.

—¿Disculpa? No fui yo quien te besó, tu me besaste primero. —esto era indignante, se sentía profanado. —De todas formas, ¿Qué haces aquí, Potter?

—¡Oh, vamos! Solo fue la emoción del momento. Pensé que no te encontraría lo suficientemente pronto como para poder hablar sin nadie de por medio. —estaba avergonzado pero no iba a retractarse y tenía una conversión pendiente con él. —Necesito tu ayuda, Malfoy. Y no me mires de esa manera tan despectiva, lo digo en serio, sabes que no estaría aquí de ser así. Eres al único con quién por ahora puedo contar aunque no se escuche de esa manera.

—Alto, detente un momento. ¿De qué hablas? ¿Mi ayuda para que o qué? ¿Porque tendría yo que ayudarte? —preguntó confundido, no esperaba esto al haber elegido esta noche para ir a la torre de astronomía a admirar las estrellas. Sin embargo, lo escucharía porque se veía serio el asunto y tal vez podría usar la información. —Explicate. Tendrás una sola oportunidad, aprovéchala.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2020 ⏰

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Entre secretos y mentiras. |Tomarry.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora