𝒞𝒽𝒶𝓅𝓉𝑒𝓇 𝓉𝒽𝓇𝑒𝑒

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El día era caluroso con el sol brillante y el cielo despejado; el día perfecto para llevar a cabo el Torneo de Verano.

Después de que el Círculo de los Halcones dejara de existir debido al asesinato del príncipe Dain hace muchos años atrás, Aeden quiso crear su propio círculo el cual acabó siendo una corte aliada con la Corte Real y la Corte de las Mariposas.

Cada verano se realizaba un torneo donde mortales e inmortales demostraban sus habilidades para la pelea de cualquier tipo. Los mejores serían elegidos para pertenecer en la Corte de las Espadas y acto seguido serían elegidos como guardias para otra de las cortes aliadas.

La reina de Elfhame aceptó la idea instantáneamente. Ahora, gracias a su hijo, tanto fae como humanos formaban parte de la guardia Real.

Aunque los desacuerdos entre cortes nobles habían acabado hacía mucho tiempo, Aeden y su madre siempre estarían preparados para dar batalla y defender sus cortes.

Cerca de los patios del palacio se encontraba el campo abierto donde la gente comenzaba a llegar a ser participe del torneo o simplemente asistían a observar el espectáculo que se daría cuando la primera gota de sangre cayera al suelo.

Mientras Aeden recibía a los concursantes miró a sus padres tomar asiento en la tarima donde los nobles observarían el torneo. Grace no tardó en sentarse un asiento frente a ellos. Aeden atrapó su mirada y le guiñó el ojo haciéndola desviar su mirada a otra parte. Sabía que la había hecho sonrojar; su sonrisa la delataba.

Habían pasado exactamente tres semanas desde que Aeden y Grace se confesaran su amor por el otro. No fue sorpresa para nadie al saber que ya eran oficialmente novios si siempre actuaron como tales. De hecho, se sintieron aliviados de que por fin se habían dicho 'te quiero'.

— Si no lo hacían pronto, juro que los encerraba en el Cuarto Azul y los ataba a una silla hasta que se confesaran — Vayla les había dicho en una fiesta del palacio haciéndoles reír con los primos del príncipe estando de acuerdo.

Aeden sonrió ante el recuerdo girando el anillo de diamante en su dedo el cual había jurado nunca quitarse.

Faltaban diez minutos para que el torneo comenzase. Aeden pasó por un lado de varias personas calentando y practicando hasta llegar a su asiento junto a Grace, la cual charlaba con Silver y Jennifer.

— Cariño, antes de empezar con el torneo, tu padre y yo tenemos algo para ti.

Curioso, Aeden se acercó a sus padres. El rey sonreía de forma cómplice mientras veía a la reina tomar algo detrás de su silla de roble.

— Como lo sabrás, tu cumpleaños se acerca, y sé que tienes una fascinación por mi espada Nightfell. Y, como líder de la Corte de las Espadas, tiene que portar su propia espada, así que...

Su madre le enseñó lo que cargaba en su mano: una preciosa espada reluciente (más pequeña que Nightfell) con la empuñadura hecha de oro y esmeralda.

— Te la podríamos haber dado el día de tu cumpleaños, pero tu padre sugirió dártela el día del torneo.

Aeden sentía su corazón palpitar fuertemente al cerrar su mano en la empuñadura. La reina continuó hablando. — Su nombre es Bloodweep. Cuando el filo de la espada hiera gravemente a tu enemigo, le hará llorar sangre hasta dejarlo inconsciente; así podrás tomar ventaja y ganar el combate.

El príncipe estaba más que maravillado.

Con una gran sonrisa, abrió sus brazos y dijo — ¡Vengan aquí!

Sus padres rieron y se unieron en un abrazo. Aeden se separó un poco de ellos, colocando cada una de sus manos en las mejillas de los reyes. — Los amo más que a nada en este mundo.

The Half PrinceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora