Capítulo 11º.

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Abrí los ojos al escuchar un llanto, me incorporé en la cama y vi que Amy estaba sentada mirando su móvil y llorando. Me levanté y me dirigí a ella.

-Hey, ¿por qué lloras? —Pregunté preocupada y sentándome al lado de ella—

-Dios, es que todo es culpa mía —Lloraba ella mirando el móvil, y yo fruncí el ceño—

-¿Qué es culpa tuya, Amy? ¿Qué hiciste? —Me atreví a preguntarle mientras cogía sus manos—

-Tuve un pequeño roce con Liam —Me reveló ella, y yo abrí los ojos de par en par—

-Cómo que un roce... —La miré exagerando mi expresión, y ella lloró aún más fuerte -Sh, chiquilla despertarás a todos —Miré el reloj y eran las 03:23 de la mañana—

-Tía, me follé a Liam —Terminó la frase, y me llevé las manos a la boca -Dios, le puse los cuernos a Espenser, Lissa, prometí no hacerlo —Sollozó, mientras que yo la abrazaba acariciándole el pelo -Soy una idiota —Se insultó, y yo no pude evitar reír—

-No pasa nada Amy, no te ha visto nadie —Comenté mirándola -Lo que si te voy a decir, es que no le digas nada a Espenser, que te conozco. Los cuernos no se cuentan —Le avisé, y escuché su risa de su parte—

-Yo en serio que no quería hacerlo Lissa, me siento tan mal por Espenser, él me dio toda su confianza y yo... Le puse los cuernos —Habló triste mirándome y yo sonreí—

-No se va a enterar nadie, ya lo verás —Dije y ella asintió -Vamos, vuélvete a dormir que son las tres  y media de la mañana, me despertaste con tus llantos —Ella se rió mirándome—

Cada una nos metimos en la cama y al cabo de un rato se me vino una pregunta a la mente.

-Y la paynoconda, ¿es grande? —Pregunté por última vez—

Ella soltó una carcajada, y yo hice lo mismo volviéndome a acostar.

[...]

Me levanté de la cama y miré mi móvil. Las 04:32 p.m. Qué lento pasaba el tiempo aquí, quería irme ya a Londres a casa de nuevo. Aquí hacía calor y no todas las noches eran fiesta.

Bajé a abajo para tomar un vaso de agua, pero antes de entrar en la cocina me encontré con que alguien tocaba la guitarra. Me asomé sigilosamente por la puerta de la cocina, y Harry estaba allí sentado. 

Pasé por detrás suya y corriendo le tapé los ojos por detrás. Él se asustó y la guitarra se le cayó al suelo.

-Uy —Hablé riendome todavía tapándole los ojos—

-Ashley, eso no tuvo gracia —Soltó de repente y quité corriendo mis manos de sus ojos—

-¿Tengo cara de puta acaso? —Dije de mala gana y él frunció su ceño—

-Lo siento, creía que eras ella... —Se rascó la nuca mientras recogía la guitarra del suelo—

Cogí un vaso y lo llené de agua y me di la vuelta para volver a subirme. Pero Harry me agarró del brazo tirándome hacia él y el vaso se me cayó.

-Harry, ¿Qué haces? —Pregunté gritándole y poniéndome a su altura—

-No le digas a nadie que toco la guitarra, Lissa —Habló serio—

Qué. 

-Bueno, ¿y eso qué más da Styles? —Lo miré mal, y él asintió soltándome—

-No me gusta que sepan mis aficciones —Se sentó en la silla mirándo el agua derramada ahora en el suelo—

Cogí un papel y intenté limpiar el agua que había en el suelo mientras Harry seguía sentado.

-Que sepas que la culpa la tienes tú, maldito ruloso —Hablé de mala gana, y escuché su risa detrás mía—

-Buenas noches Lissa —Dijo para después de eso desaparecer por la puerta de la cocina—

Bien, me había quedado sola en la cocina a éstas horas de la noche, sola con mi vaso de agua ahora en el suelo y con cara de gilipollas. Bien Lissa, muy bien. 

Hold me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora