Por mucho tiempo vagué sin rumbo por el mar de la desesperación, esperando que en cualquier momento el barco se cayera y terminara de ahogarme… pero llegaste tú, abriendo el mar alrededor de ti, como un ángel atravesaste el líquido y me llevaste a tierra, lograste sacar el agua de mis pulmones y esperaste a que estuviera más que sano, aún después de eso te quedaste para verme mejorar, y lo hicimos juntos.