— ¿Hoy tienes que ir a la casa de ese compañero tuyo? —Aphelios vio como su madre se disponía a preparar la cena, su cabello estaba algo descuidado y unas grandes ojeras se reflejaban debajo de sus ojos, se veía decaída. Aparentaba más edad de la que tenía, su mal temperamento tampoco ayudaba demasiado. Aphelios asintió en señal de respuesta y su madre lo miró por varios segundos.— Tu padre no está, no creo que vuelva hasta más tardar la noche o mañana. Vas a tener que avisarle a tu amigo que no puedes ir. Dile a Alune que suba.
— Bien. —Aphelios suspiró dejando su cuaderno de dibujos sobre la mesa, bajó al sótano. Alune caminaba de un lado a otro de la habitación, tarareaba una canción que Aphelios desconocía y trazaba unas líneas en la pared con un crayón blanco. El lunari carraspeó su garganta y la muchacha le entregó una cálida sonrisa.— Dice mamá que subas, papá no está así que podemos comer arriba hoy.
El rostro de Alune se iluminó por completo, dejó los crayones que Aphelios le habia regalado hace poco y subió junto a él a esperar la comida.
— Usa el teléfono para avisarle a tu compañero, Aphelios. —su madre señaló el teléfono a un costado de la televisión y junto a Alune se fueron a poner la mesa, Aphelios tomó su cuaderno y buscó el número fijo de la casa del vastaya que había anotado los primeros días en los que habían tenido que trabajar juntos. Marcó el número y comenzó a llamar, esperaba no molestar demasiado en ese momento. Unos minutos bastaron y la madre del vastaya saltó en respuesta.—
— ¿Aló?
— Hola, soy Aphelios ¿está Sett por ahí?
— ¡Oh! Hola Aphelios, ¿te encuentras bien? Sí, ahora lo llamo. —un silencio se formó en la llamada y poco después, sin previo aviso, el grito a nombre de Sett hizo que Aphelios se alejara un poco del teléfono. La voz del vastaya se escuchó a lo lejos.—
— Hola Phel, ¿que es lo que sucede? —sin esperarlo la voz de Sett emocionó a Aphelios, generando una pequeña sonrisa que se asomaba en su rostro y que Alune presenciaba con curiosidad. Era probablemente el recordar el halago que el vastaya le había dado el día anterior o la simple acción de entablar una conversación con él. Aphelios tomó aire e intentó borrar su sonrisa.— ¿Phel, estás?
— Sí, lo siento. Mmh, no voy a poder ir a tu casa hoy Sett, mi papá no está así que no tengo en que viajar hasta allí. Lo siento, otra vez.
— ¿De verdad? Si quieres puedo ir a buscarte, no tengo problema. Si no te asustan las motos, claro. —Aphelios lo pensó por un momento y observó como Alune trataba de escuchar su conversación, chasqueó su lengua y la alejó un poco, la lunari reía ante su actitud. Su madre los observaba con una mueca extraña, ¿en qué estaría pensando? Aphelios decidió ignorar aquello y volvió a la llamada.—
— No lo sé, no quiero molestar.
— No te preocupes, no es nada para mi. Dime tu dirección y luego del almuerzo parto a buscarte.
Aphelios terminó por ceder y le brindó su dirección, terminaron su llamada y se sentó junto a su hermana para almorzar. Alune hablaba de todo tipo de cosas y Aphelios la escuchaba atentamente, su madre opinaba de vez en cuando y mantenían una charla tranquila.
Su hermana se veía cómoda y sin preocupaciones, Aphelios se sintió mucho mejor al verla de esa forma y daría lo que fuera por que estuviera así durante todos los días de su vida.
— ¿Era el chico del dibujo con quién hablabas? —Aphelios asintió llevándose una bocado grande de verduras a la boca y mirando hacia su hermana, quién le devolvía la mirada con una pequeña sonrisa.— ¿De qué es lo que hablaban?
— Solo llamé para avisarle que no tenía el medio para ir hasta su casa. Pero ya arreglamos que va a venir a buscarme. —se encogió de hombros y observó como el rostro de la lunari se iluminaba por completo, luego recordó que nunca se había relacionado con alguien que no sea él o sus padres y entendió su reacción. —
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sadderdaze. ─ sett x aphelios. setthelios
FanfictionÉl tiene una gran cabeza llena de basura y habla cada vez que puede.