Cada que me percato de mi sensibilidad a la luz me doy cuenta de que es de noche, la oscuridad es fuerte pero la luz lo es aún más.
Aquí sentado sobre la mesedora vieja de madera consumo mi cigarro, no viene ninguna reflexión aunque siempre la esperé, solo estoy ahí ante la indiferencia de ese mundo del cual soy parte aunque no lo quiera, soy indiferente a él y el aún no lo es del todo para mi.
Una hora, dos horas, tres horas y por fin soy conciente de que mi madre se ha ido finalmente, aquella vieja mujer que algún día me trajo aquí ya se ha ido, ¿Alguna vez estuvo aquí? ¿Alguna vez realmente estuvo? Ya no importa, mil cosas para reflexionar y esto es lo único que se me viene a la cabeza, busco entre mis bolsillos la cajetilla para empezar el cigarrillo siguiente y para sorpresa propia veo que la cajetilla está vacía, no hay cosa que deteste más que esa, ahora el fumar es solo una idea, no es esa acción que tan solo deseo, aquella acción que me libera de la anciedad por las metanfetaminas, mis manos están temblorosas y el frío me invade, ¿He perdido el control de mi mismo? Ya no importa, realmente no importa.
La meditación es un camino falso, odio esas ideas de tranquilidad, cuando todo empieza por el caos y termina con el caos, ese es el origen y el final, la tranquilidad es solo ese placebo que nos llevará a más caos, ¿Realmente fui tranquilo? No hay momento que me lo recuerde, mis recuerdos son de odio, de caos y nada más, los no conformismos e hipocresías.
El sueño me invade, debo ir a dormir, me levanto de aquella mecedora y comienzo a dar pasos torpes como un niño que comienza a caminar ¡CRASH! Cae la botella que sostenía en mi mano derecha, pero aún así sigo mi camino, me golpeo con la pared que hay justo antes de entrar a mi habitación, aquel lugar que era mi trono, mi cúspide desde la cual me dedicaba a odiar al mundo, ¿Me convertí acaso en una idea o aún soy acción? Torpemente llego a mi cama y veo las sábanas sueltas ¡Tremendo frío! Me recuesto y veo a un niño a mi rincón, ¿quien es? Me recuerda a mi, ¡bah! Mejor olvidarlo, ¿ahora soy una idea no más? Quizás...
