la mitad

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La mitad

(...)

Me he subido a un pequeño barco y he zarpado a altamar, me voy adentrando en el mar, son las primeras horas del día, el sol viene del oriente, viene otorgando los primeros rayos a esta parte del mundo, me siento tranquilo, realmente tranquilo, es extraña esta sensación de tranquilidad en mi existencia, llevo tiempo sin ella y hoy la siento, dejo que la corriente del agua me lleve a donde sea, no siento hambre, no siento sed, ni sueño, tengo completa tranquilidad.

Suena mi celular y abro los ojos -¡maldición!- me digo a mi mismo, esa maldita alarma me recuerda que mi realidad es otra, que no estoy flotando en el mar, no estoy tranquilo, mi realidad es otra.

Entro en la ducha y dejo que el agua recorra mi cuerpo, que maldita es la realidad, estoy atrapado en la rutina y no puedo escapar a donde yo quiera.

6 AM salgo de casa, hoy no habrá café, desenredo los auriculares, pongo en marcha el reproductor de música y me recibe una canción que aliviana mi rutina, una canción en alemán, no entiendo lo que dice pero lo que escucho parece que fuera en mi propio idioma, aquel cantante alemán que canta con tal bilis parece que me hablara y que me invitara a luchar un día más en aquella bodega en el nombre de mi libertad, de mi paz, exigiendo con odio y fuerza, en el nombre de la cólera, que no me dejase aplastar por aquellos que me querían robar mi propia tranquilidad.

7 AM llego media hora antes y sigo repitiendo aquella canción que puse hace una hora, odio llegar temprano, odio aquella situación en la que me encuentro.

Aprovecho esta media hora antes de entrar para hacer una introspección severa y llego a la conclusión de que debo tomar alguna salida, por un lado una salida violenta y dar un rugido cual león para que me tomen con respeto o por otro lado ser más diplomático y renunciar, renunciar a esa rutina que acaba con mi espíritu y que todo arda a mi alrededor, que arda mi situación familiar, mi situación económica y todo lo que deba arder pero quiero escapar a en aquel pequeño barco y que el mar me arrastre.

6 PM es algo extraño pero he salido totalmente tranquilo aunque sé que estaba en el infierno, estoy cansado, se me antoja un cigarrillo pero no tengo moneda alguna para comprarlo, llego a casa y pongo mi cabeza sobre mi almohada, cierro los ojos y sé que mañana es hora de tomar una determinación sobre mi vida, seguramente mañana renunciare.

Abrí de nuevo mis ojos y la tormenta que inicio hace dos días parece que se ha calmado, salto veloz y voy a la ducha, - Hoy renuncio- me dije a mi mismo, he tomado aquel café con ánimos y me he ido antes de las 6 AM.

La rutina infernal la he soportado con fuerza como lo hizo atlas con la tierra, hoy soy un titán. La rutina del día ha terminado y me voy a casa, en el camino recuerdo que he encontrado cierto nivel de aceptación y comodidad en aquella rutina tan detestable.

Me bajo del autobús y una voz interior me recuerda que debo renunciar, llamo al encargado y le explico que no iré mas, el simplemente asiente y cuelga el teléfono, -¡increíble! He vencido, he vencido una frustración, he salido de un infierno, se puede caer el cielo, puede arder la tierra por completo pero hoy dormiré tranquilo-.

He decidido tomar una cerveza por aquella decisión que he tomado, - nunca me supo tan bien una cerveza-

No me interesa lo que piensen de esa decisión, no sé qué diré en casa, lo que si tengo seguro en que estoy tranquilo de nuevo.

Una historia masDonde viven las historias. Descúbrelo ahora