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A mi palomita se la han robado 4 forasteros

Entró a la casa, jadeante y preocupado sin saber que hacer. La casa está muy sola y su prescencia no existe, no se escucha el mínimo sonido de su respiración.

A ver si puedo rescatarla con cuatro rifleros

  Al lado de la puerta yacía polvoriento pero casi nunca usado rifle. Del cual solía usar en la caza de aves con su amada, práctica que abandonaron por casi extinguir la especie en esa zona, pero el recuerdo de las cenas que hacía, ella, cocinaba para dioses.

¡Fuerza sí!
¡Fuerza no!

Salió con la rabia, desesperación, coraje, su preciada no estaba más a su lado. Debía cobrar venganza, y todo el pueblo temblaba es noche porque no pararía hasta hallar al culpable; entre recargas y recargas su odio incrementaba, no podía esperar  tener al maldito a la vana merced.

Kichakirillaway, vidita,
para fuerza basto yo.
waway kanay

Hombres y mujeres le temieron durante años, ni hablar de los niños, ellos soñaban y tenían pesdillas, aunque los más ancianos comprendían ese dolor, y hubieran hecho lo mismo si tan solo tuvieran valor como suelen auto elogiarse sobre haber vivido en leyendas, ellos tomaban ese valor cómo ejemplo de lo que uno debe hacer cuando un tesoro le es arrebatado de las manos.

Charquita, káspita con su chillawita
Lónkoto, káspita, con su chullita
Saima kita motu tumallasketa

Lo amaba, amaba con deseo este momento tan satisfactorio, lo tenía, tenía a ese mal nacido con su rifle apuntandole, hasta que como una cereza al pastel, yacía la preciada de su enemigo, rió ansioso, levantando el rostro del hombre para terminar apretando del gatillo, la sangre volando sobre todo el lugar, de sus hijos, su esposa, su nido de engendros.

y esa es la vidita.

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⏰ Última actualización: Jul 20, 2020 ⏰

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Te Quiero  •  Darky x Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora