A HoSeok le hubiese encantado despertar tal y como lo hacían sus personajes literarios. Con los rayos del sol colándose por la ventana, el suave barullo del cantar de las aves, la pesadéz en el cuerpo...- ¡Jung HoSeok! - el estrepitoso vocífero de su nana volvió a resonar como un horrible chillio agudo. Zumbando en los oídos.
Se levantó de la cama de un brinco sólo para sentir la madera fría bajo sus piel. Confirmándole que no se trataba de un mal sueño.Corrió hasta la puerta sin siquiera tomarse el tiempo de ponerse sus pantuflas ¡Pero es que no tenía tiempo, en realidad! ¿Y si a su nana le había ocurrido algo? Dejó de respirar con tan solo pensarlo. Entre largas zancadas y titubeos a causa del frío, llegó a la pequeña sala y se dedicó a mirar a todas partes. No había rastro alguno del cabello canoso ni de los brillantes ojos cafés de su nana.
- ¡Abuela! - gritó - ¡¿Abuela, dónde estás?!
Al instante de haber dicho ésto, escuchó cómo algo de vidrio se hacía añicos contra el suelo. Provino de la vocina, por lo que HoSeok no perdió ni un segundo en correr hasta la pequeña habitación donde encontró a su abuela de pie, soltando un palabrota a penas audible. Junto a ella en el suelo yacía lo que solía ser su taza de café favorita. HoSeok frunció el ceño en tanto analizaba la escena.
- ¡Niño, tonto! - le regañó la mayor con una expresión asustadiza, las mejillas rosadas y el pecho subiendo y bajando rápidamente - ¡Estoy vieja pare no sorda! M-me asustaste
HoSeok miró a su nana pasmado, tratando de procesar todo sin perder la cordura. Miró de nuevo su antigua taza de porcelana, miró de nuevo a su abuela. Su rostro estaba igual de arrugado y tierno. No había rastro de golpe o moretón en él. Todo estaba como siempre. Sus manos, seguían de igual de arrugaditas como su rostro y se notaban suaves y cálidas. Todo bien. Siguió inspeccionando el resto del cuerpo ajeno con la mirada, y al no conseguir rastro de anomalías, lesión o algo parecido, se dignó a respirar.
Falsa alarma. Todo estaba bien.
- Pensé que te había ocurrido algo, nana - admitió con un suspiro, acercándose para recoger los trozos de lo que alguna vez unían su antigua taza. Alzó la mirada para verla desde el suelo y agregar - Por favor, no vuelvas a gritar de ese modo
- ¿Gritar? Pero si yo no estaba gritando. Te estaba llamando - corrigió haciéndose a un lado - ¿No sabes a caso qué hora es? No puedes llegar tarde a la escuela. Es tu último año ¿Recuerdas?
HoSeok sonrió inconscientemente mientras apilaba los pedazos sobre su mano, tratando de ser lo suficientemente meticuloso para no cortarse. Le agradaba el hecho de que su abuela fuese tan atenta con él, y eran esos pequeños detalles que lograban enternecer su corazón. Algunos pensarían que sólo era una muestra de presión para que se enfocase aún más en los estudios, pero él no pensaba de ese modo. Conocía a su abuela ¡Ella lo había criado todo la vida! Sabía que el haberse molestado en despertarlo era solo una muestra de su amor hacia él.
Además... ¿Su abuela presionándolo para que estudiase aún más? ¡Bah! La mujer más bien le escondía los libros para que se enfocara en la vida real.
- Lo sé, abuela - dijo HoSeok entretanto se levantaba con los pedazos de porcelana bailándole en la mano. Le dedicó una mirada comprensiva a la mayor - Pero no debes preocuparte, hoy inicio un poco más tarde de lo habitual. Por eso no puse mi alarma a la hora de siempre - le sonrió dirigiéndose al cesto de basura.
- ¡Ten cuidado! - le advirtió la peligris - No quiero que te cortes
HoSeok asintió antes de pisar el pequeño pedal para que la tapa del cesto se abriera, y antes de arrojar la porcelana rota, contempló por breves instantes las constelaciones dibujadas en ella; o bueno, lo que quedaba de ella.
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You are my sun | [YoonSeok]
FanfictionJung HoSeok era el niño más inteligente de su clase, y asímismo, el más invisible y el menos notado por todos. Pero para Min YoonGi, no era más que un bonito rayo de sol. Una pequeña historia donde Jung HoSeok -siendo el niño más callado y apacible...