-Soy el hijo de la sacerdotisa de Suzaku y de Tamahome guerrero celestial, hace 15 años mi madre entro a este universo paralelo y vivió toda esta serie de aventuras, mi madrina Yui estaba enemistada con ella...las siete estrellas lucharon encarnizadamente contra los guerreros de Seiryu, mi padre luego de la batalla final se convirtió en un hombre del mundo real... ¡Mierda! Que dolor de cabeza, papa mama, que ligeros detallitos sin importancia me habéis estado ocultando durante 15 años. ¡Menudo regalazo! - Mientras pensaba todo aquello el joven muchacho se tapaba la cara con una almohada, todo, todo, absolutamente todo lo que Tasuki le había contado, le había dejado en shock. Definitivamente era demasiado, por un momento sintió mucha rabia por sus padres, le habían ocultado sucesos MUY importantes del pasado, luego aquella rabia fue poco a poco reemplazada por un sentimiento de anhelo, e inseguridad. Estaba asustado, quería volver a como diera lugar a casa.
En el mundo real las cosas no prometían desde luego nada bueno, Yukito ataviado en un pijama y con una taza de café en la mano mantenía el libro abierto mientras buscaba en internet información acerca de las leyendas, en la habitación de Hikari se encontraban también Miaka y Tamahome, quienes desesperados buscaban indicios en enciclopedias y reseñas.
-Miaka-sama, Taka- sama, esto puede ser de su interés, una profecía importante aparece en el documento a más de la sacerdotisa. La profecía del guardián prometido "Cuenta la leyenda que cuándo las sombras amenacen con engullir nuestros reinos aparecerá el poder del dios encarnado en el guardián protector de todos los cielos, el escogido entre todos por la majestuosa bestia sagrada. El poder oculto en el guardián será revelado, nadie ha visto jamás poder semejante. Cuando la luna opaque al sol, las aguas se desborden, y la tierra tiemble, entonces habrá llegado el momento.' - Su garganta se secó al instante, Miaka se acercó rápidamente al portátil la barbilla le temblaba. ¿Estaba profetizada la llegada de su hijo al libro? Todo aquello auguraba peligro para Hikari.
-Tamahome... ¿No cabe la posibilidad de que podamos...ya sabes, volver al libro?- Tamahome la miro intensamente, aquella posibilidad había rondado sus pensamientos durante toda la tarde.
-Si en estos momentos Hikari esta con Tasuki me siento ligeramente más tranquilo, pero es tan solo un niño. Puede sucederle cualquier cosa, mi condición de estrella...estoy seguro de que podre volver al libro pero Miaka...tú, no sé si funcione. De todos modos prefiero tenerte aquí fuera de peligro.-Miaka negó con la cabeza.
-No, no puedes pedirme eso, no pienso dejaros en el libro, tú y yo sabemos lo peligroso que puede llegar a ser.- Yukito observaba la escena algo anonadado, había sido el día más surrealista de toda su vida. Tamahome tomo el libro en sus manos, Miaka le tomo del brazo una luz roja comenzó a emanar de su cuerpo, su símbolo apareció. Sus cuerpos parecieron desvanecerse por un momento, cuando el mundo real comenzó a difuminarse ante ellos, apareció Suzaku de entre las llamas.
-Sacerdotisa, guerrero celestial. Lo siento, pero aún no es el momento, cuándo llegue os lo haré saber.
-¿Por qué él? ¿Es que acaso la historia no había terminado?- La voz de Miaka estaba quebrada.
-Sacerdotisa de Suzaku, Tamahome... Hikari es la encarnación de mi poder, la prueba del milagro que ambos realizasteis. Desde un principio estuvo destinado a algo grande. La puerta interdimensional no se abrirá hasta que llegue el momento. Los cuatro reinos, los cuatro dioses, necesitamos de él.
Cuándo la luz se esfumo ambos se miraban terriblemente preocupados y ansiosos, de momento no podrían hacer nada por Hikari.
El sol se hallaba en lo alto del cielo, azotaba fuertemente como nunca antes lo había sentido en su vida, por si fuera poco estaba montando a caballo, cosa que nunca antes se le habría ocurrido hacer en su vida. Se dirigían al palacio imperial donde Fen-Queng, el sucesor de Hotori reinaba.