-Mi señora, malas noticias, la misión ha fallado.-La espalda tercia y delicada de aquella mujer se hallaba descubierta, sin mostrar su rostro, se encontraba mirando fijamente hacía el techo mientras varias serpientes, algunas de ellas, bastante venenosas se encontraban esparcidas por las sabanas de seda.
-La misión no, querido Tomo, has fallado tú.-su voz era fría, y siempre culminaba sus frases con un ligero siseo.-No obstante, pretendo brindarte la oportunidad de enmendar tan grave error, mi perdón no es premio fácil. Espero que sobrevivas para comprobarlo.-una sádica sonrisa curvó la comisura de sus labios, el corazón de la estrella de Seyryu dio un vuelco estruendoso.
El espejo continuaba sin emitir luz ni sonido, eso ponía a Hikari bastante nervioso, por no decir frustrado. Había estado sumido en un profundo sueño por más de dos días, solo lograba recordar la carrera a tientas en la oscuridad del bosque que hizo con Yukito. Eso además de hacerlo sentir incomodo le hacía ser consciente de que había perdido un tiempo muy preciado. Finalmente resoplo y se dejó caer en el césped.
-Me recuerdas mucho a tu padre Hikari.-la mano de Nuriko se posó en su hombro-Hace ya algún tiempo Tamahome se encontraba igual de frustrado y preocupado, tenéis mucho en común. ¿Sabes que le dije en aquel momento? Que la vida es en sí un regalo, todo lo demás importa poco, todo lo que puedes hacer es ir hacia adelante, se trata de un camino sin retorno.-El muchacho sonrío débilmente.
-Gracias Nuriko, lo tendré muy en cuenta.-Tasuki, Chichiri y Natsuki se encontraban comiendo en una posada, por los alrededores, el sol del medio día fue lentamente tapado por una nube, el aire se volvió ligeramente cortante, una brisa de agua dulce cayó tenuemente sobre sus rostros. Nuriko se levantó preocupado.
-No te muevas muchacho, iré a inspeccionar por mí mismo, vuelve a la posada con Chichiri y Tasuki.-Hikari observo el cuerpo de Nuriko desaparecer entre los matorrales, sin ánimo de atravesar ningún otro contratiempo dio media vuelta, sin embargo no pudo dar tan si quiera un paso. Una melodía suave y tierna, la voz profunda y rota de una mujer. Apresurados pasos lo llevaron hacía un río, vio a una joven muchacha que no pasaría de los 19 años, de largos cabellos negros, resplandecientes y hermosos, de ojos aceitunas, con el terso desnudo y acunando a lo que parecía ser un pequeño niño. Sin hacer sigilo Hikari se acercó.
-¿Es usted señorita quien canta esa melodía tan bonita?-El rostro juvenil y atractivo de la mujer se giró.
-Si le molesta puedo parar, solo trataba de relajar a mi pequeño antes de sumergirlo. ¿Sabe? Dicen que este río tiene poderes curativos y como soy de escasos recursos quiero protegerle de cualquier futura enfermedad.-La mujer lucía incomoda trataba de cubrirse el pecho mientras sostenía al pequeño.
-Disculpe, si desea puedo sostenerlo y ayudarla, prometo no mirar, todo a cambio de que siga cantando mientras continúe aquí.-La mujer sonrió agradecida y asintió. Hikari sintió la calidez del agua, al parecer eran termales. Y tomó al bebe en sus brazos. Dando la espalda a su madre para que esta pudiera vestirse.
-Es un bebe precioso ¿Verdad? Se parece a mi marido, es un regalo de Suzaku, sabe el que es lo único que me queda ya de él, ojos marrones y piel blanca como la nieve.-El muchacho al intentar comprobarlo por sí mismo, descubrió la cara del infante. Sus brazos sintieron tal peso que le derribaron hacía el suelo, no había bebe alguno solo mantas envueltas formando un bulto. Giró su rostro y pudo verla, colmillos, lengua viperina, de la cintura para abajo cuerpo de serpiente.
-Eres muy confiado guardián, resultaste ser una presa bastan fácil de cazar, incluso ahora dudo sobre aquello que me dicen, la mujer serpiente se acercó peligrosamente a su cuello y rozó sus colmillos en él. Hikari sintió un escozor que le recorrió todo el cuerpo, sentimiento que luego dio pasa a un dolor inimaginable.
-¡Lo sabía!-La voz de Chichiri irrumpió en la escena, agito su bastón y dirigió un Omamoria hacía la mujer serpiente, quien comenzó a retorcerse hasta finalmente sumergirse y huir bajo el agua. Tasuki se lanzó a perseguirla, la mano de Chichiri lo detuvo.
-Es inútil Tasuki, se trata de Nure-Onna, nuestra prioridad ahora es Hikari. Su veneno es mortal, si no logramos extraerlo de alguna forma Hikari no tan solo morirá si no que perderá la razón y agonizara cruelmente hasta culminar con su vida. Debemos ir al monte Taikyoku. Busca a Nuriko, nos marchamos lo más pronto posible.
-Sacerdotisa de Suzaku, te necesitamos, Hikari te necesita.-Suzaku apareció majestuosamente en el sueño de Miaka, 15 años después volvía a verle nuevamente en sus sueños.
-¿Por qué? ¿Por qué a mi pequeño? ¿Es que acaso no todo estaba solucionado?-Su voz estaba llena de ansiedad.
-Sacerdotisa, Hikari es mi poder, el poder de vuestro amor encarnado. Pero no puede, no podemos hacerlo sin ti y Tamahome. Debes perdonarme, pero me llevaré a tu amado una vez más de tu lado. Volverán ambos cuándo llegue el momento. Sacerdotisa no desesperes, tu eres mi fuerza, su fuerza.-La respiración acelerada de Miaka volvía a la normalidad el sudor cubría su cuerpo, sus ojos se estaban acostumbrando a la oscuridad, tanteo con sus manos la calidez de Tamahome. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, no estaba. Saltó de la cama inútilmente registrando todos los rincones de su hogar, gritando, tropezando bañada en lágrimas, halló el libro abierto de par en par emitiendo una luz roja y cálida, finalmente se desmorono ante la mirada compasiva de Yukito.
La sangre cubría su esbelto cuerpo, necesitaba baños de ese tipo para mantenerse caliente, sangre caliente obtenida de bestias y humanos. Calavera de cristal en mano, sus serpientes, sus fieles acompañantes.
-Suzaku estas desesperándote ¿Tan pronto? Has llamado a Tamahome, tal y como pensaba. El juego comienza a ponerse de veras interesante. Si no logras salvar a tu preciado guardián, podremos finalmente, cara a cara saldar todas nuestras deudas del pasado.
La fiebre de Hikari iba en aumento desmesurado, las estrellas se encontraban rodeándole. Debían encontrar a Mitsukake lo más pronto posible, era el único modo de salvarle. El espejo había indicado dirigirse hacia el este, también les mostró el paisaje de un campo de manzanillas. Tasuki finalmente decidió levantarse.
-Chichiri cuida de Hikari y Natsuki, iré y traeré de vuelta a Mitsukake aunque sea lo último que haga. Nuriko ven conmigo. Mañana a primera hora me tendrás aquí.
-Tasuki…¿Estás seguro de lograrlo?-preguntó Chichiri.
-Estos imbéciles carecen de memoria, no sé cuántos de ellos hayan vuelto de entre los muertos con ese hedor a tierra fúnebre, pero lo que sí sé, es que no permitiré que cejen vidas en mis narices en mis narices nuevamente, como si las personas que aprecio y amo no valieran nada. Se los debo Chichiri, ¡No lo permitiré nunca!
-Padre.-La voz adormecida de Natsuki lo interrumpió.- ¡Voy contigo! ¡No puedes dejarme aquí como si nada!
-Lo siento Natsuki, pero esta misión no la llevaremos a cabo juntos. Confía en tu padre, hasta el momento nunca he fallado.
Tasuki y Nuriko desaparecieron mediante el sombrero de Chichiri.
Mientras tanto Tamahome se hallaba ya en movimiento.
Nota* Nure-Onna es una criatura de la mitología Japonesa que según las leyendas actuaba como en la escena descrita, siempre a la orilla del mar o el río fingía tener a un bebe en su regazo que daba a su víctima. Así este al mirarlo sentía un peso descomunal que le impedía huir y ser devorado por ella. Otras leyendas aseguran que todo lo que hacía era peinarse y bañarse, era inofensiva siempre y cuando no se la molestara.