911 Llamada de Emergencia
Decidí que no puedo tener a mi hijo en una urna yo se que el desearía ser libre y así lo será unos días después de que desperté nos informaron que mi bebé si bien estaba muerto ya no era un feto por lo que era posible obtener su cuerpo Jaír quien en ese momento aún se encontraba aquí hizo todos los trámites necesarios para que nos dieran al bebé no quise enterrarlo así que Daniel tomo la decisión de cremarlo sus cenizas están en su casa en una bella urna pero hace unos días decidimos que lo mejor era esparcirlas en un lugar para que tuviera paz el mar era el lugar indicado según nosotros así que aquí estoy con un vestido blanco pensando en las palabras adecuadas que puedan describir un poco de todo este sufrimiento.
Elegir las últimas palabras para despedir a un ser querido siempre es tarea difícil y más si son para despedir a un hijo, un amor difícil de resumir y se que nunca podré olvidarlo solo debo aprender a vivir con ello debo entender que mi bebé ya no está conmigo al menos no en cuerpo porque siempre vivirá en mi corazón
Daniel ha sido mi gran apoyo siempre al pendiente de mi viene a verme me invita a salir trata de levantarme el ánimo a pesar de que el está igual de devastado que yo —hola puedo pasar — asiento y Luna entra —ya estás lista— pregunta y niego —quien en esta vida está listo para esto Lu— una lagrima desciende por mi mejilla Luna se acerca para abrazarme —te podemos dar todo el tiempo que quieras solo debes pedirlo— yo niego —se que a mi bebé no le gusta estar encerrado en esa urna y el mar es el lugar donde Daniel y yo nos conocimos sería lindo que al verlo me recuerde que mi pequeño Ian esta ahí— Luna asintió y me ayudo a peinarme suspiré y baje junto a toda mi familia desafortunadamente Maya y Jaír se habían ido cuando le comenté la idea me dijo que era lo mejor y que si creía que de esa manera podría salir adelante lo hiciera quiso regresar para acompañarnos pero le dije que no que sabía que ella estaba conmigo a pesar de la distancia —estás lista princesa— asentí y tomé la mano de Daniel nos dirigimos a su auto y llegamos a la playa caminamos para llegar a una especie de acantilado donde haríamos la ceremonia.
Daniel suspira pues será el primero en hablar y se que al igual que yo no sabe por donde comenzar —quiero agradecerles por estar aquí hoy de verdad aprecio mucho que nos acompañen a esta ceremonia para nuestro hijo— suspira —La vida nunca nos prepara para ver partir a un hijo, aunque pasen infinidad de aniversarios nunca podré olvidarte me hubiera encantado poder sentir tus abrazos verte sonreír enseñarte algún deporte o escuchar que me llamaras papá no estabas listo para este mundo campeón. Eres mi ángel un tesoro que me habría encantado poder conocer pero te amo y te amaré siempre a pesar de que la vida te arrebato de mis brazos sin darme la oportunidad de conocerte— su voz se quebró y yo estaba echa un mar de lagrimas —dirás algo princesa— yo asiento y suspiro —Mi pequeño Ian que ya no estás en este mundo, has fallecido pero aun así sé y siento que estás ahí, en algún lugar perdido del universo, distante y cercano, con la sonrisa en los labios, y con la pena a escondidas. Estás ahí en las estrellas que iluminan el cielo por las noches estas en los amaneceres más hermosos estás en las flores que nacen en la primavera y la hojas que caen cuando es otoño estás en todas partes hay momentos en los que me pongo a pensar cómo sería un día a tu lado se que me contarias las travesuras que hiciste cuando yo llegara del trabajo. Solos los dos, con tu hermosa sonrisa que me llenaría el alma de felicidad y me hiciera sentir y pensar que valía la pena cada esfuerzo llegada la noche esperarías a papá y lo abrasarías fuerte como yo solía hacerlo con mi padre— suspiro y limpio mis lagrimas —Ian Moque Villalobos ese es tu nombre mi pequeño no te has ido hijo de mi vida, porque tú vives dentro de mi corazón
donde la vida es eterna, y el amor es inmortal, te amo sin fronteras hijo te amo por y para siempre— Daniel toma mi mano y sonríe con tristeza—por y para siempre Ian— dice Daniel abrimos la urna y dejamos ir las cenizas de nuestro pequeño nuestra despedida dejó un dolor imposible de sanar, pero tu recuerdo dejó tanto amor que es imposible olvidar.