Capítulo 1

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Estabas feliz.

No era algo que pudieras decir a diario.

Aprendiste hace poco que la felicidad era cosa de momentos.

Ibas caminando a paso ligero con dirección al "Centro Educativo Odwaga", especializado en el entrenamiento y educación de lobos en Busan, recitaba en su refinado folleto, andabas al lado de quien para ti era un ser bastante adorable y encantador, un pequeño principito, alguien a quien a sus cortos nueve años de edad podrías llamar mejor amigo, alguien en quien extrañamente confiabas.

En tu mundo confiar significaba peligro.

En toda tu vida confiar era tarea para los ilusos.

Pero por la diosa luna, Park Jimin era la única persona por quien mantenías esperanzas en tu especie.

Siendo como un rayito de sol ingresando por las oscuras nubes cargadas de tus traumas.

No era que ya no sufrieras.

Simplemente era que por Jimin, ya existía un motivo para estar viva.

Normalmente un lunes temprano tu estarías entrenando en un desconocido y mundano lugar apartado de la ciudad, con las rodillas sangrando probablemente y los ojos llorosos nublando un poco tu campo de visión, todo esto porque tu padre había dicho que debías ser "fuerte", porque a pesar de tu condición de omega, él te había dicho que serias para todos en la sociedad de Busan, una Alfa, porque su primogénita no podía ser "débil" ante los ojos de aquellos "lobos de escritorio", como decía tu padre.

Siempre te recordaba cuánto te despreciaba por no ser lo que él quisiera.

Que solo siendo fuerte tendrías un minúsculo valor y como menos serías útil, mientras tanto denigraba con sus asquerosas manos a tu torturada alma.

Tu padre era un Alfa; no uno cualquiera como la madre de tu mejor amigo que te invitaba unos exquisitos pastelitos de arroz de colores y trabajaba en el Juzgado elemental, no, tu padre pertenecía a un grupo apartado de la sociedad, uno que era ocultada como si de un tabú se tratase, cambia formas, Alfas y omegas que habían decidido no desistir de todo lo que su parte animal ofrece, tu desde luego eras uno de ellos, pero era algo que nadie debía saber.

Él quería un hijo Alfa a quien heredar su preciado puesto de líder, detestaba a tu madre por no haber sobrevivido y darle un heredero digno, así que te quería volver fuerte y desalmada, resistente al dolor, te quería volver un despiadado Alfa como lo era él, estaba claro para ti, tu como tu padre tendrías una doble vida con la que cargar y ya te habías acostumbrado a actuar según la situación lo requería, adaptar tu personalidad como mejor vaya, era supervivencia.

Pero sería mejor olvidar el tema unos momentos.

Disfrutar de este momento en el que podías ser una niña.

Momentos como estos con Jimin saltando a tu lado, momentos como estos eran cuando tú sentías que vivías.

Sobrevivir y vivir eran palabras distintas.

Jimin era un año menor que tú, sin embargo ingresaba a primer año contigo por haberse adelantado un año de la escuela primaria, él te tenía en cuenta como Alfa y era muy empalagoso contigo todo el rato, Jimin adoraba los abrazos fuertes (sus abrazos de oso eran todo lo bueno del mundo) solía encapricharse en que le acariciasen delicadamente el cabello para dormir o simplemente para consentirlo, mismo si no se había presentado aún; su apego por los alfas, especialmente Min Yoongi, su actitud tan dulce, y su ocasional instinto maternal con los bebés hacían que fuera visto como un omega, tu personalmente no dabas nada por hecho ya que los estereotipos no se te daban, eras omega pero maternal no siempre, dejando de lado lo que dijeran extrañas lenguas tu siempre se lo repetías, Alfa u Omega, nada quita que lo considerarías un adorable bebe a quien morderle los cachetitos, un apachurrable Mochi.

"Alfa u Omega"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora