Monroeville

Sr.Way

Caminaba por las oscuras y frías calles de Monroeville,los zapatos de tacón me calaban los pies y el resto de mi vestimenta me dejaba enfriar.
No quería estar más en las calles,así que apuré el paso hacia mi destino.

No mucho después vi un enorme castillo,apenas iluminado,al cual la noche le daba un aspecto lúgubre y tétrico.
Era extraño que me llamaran a ir a unas viejas ruinas pero,trabajo es trabajo.
Saqué mi teléfono del bolso y llamé al tipo que anteriormente me había solicitado.

-Buenas noches habla Gerard Way  ¿en qué le puedo servir?- Contestó la voz del otro lado.

-Emm buenas noches,me llamo Frank,llamaste por mis servicios... Estoy afuera del castillo- El tipo se escuchaba más educado que cuando me llamó por primera vez.

-Ah sí,llama a la puerta y pregunta por mi, si no te quieren dejar pasar,vuelve a llamarme y les haré saber que eres bienvenido- Dicho esto,cortó la llamada.
Nunca había estado en una situación tan extraña en el trabajo,es decir ¿quién llama a un prostituto a 1km de distancia a un castillo tenebroso?

En fin,llamé a la puerta y me abrió una viejecita de cabello de plata con un delantal sucio y un vestido negro.

-Buenas noches,no quiero importunar pero el señor Gerard Way me llamó a venir aquí- Le dije lo más educado posible.

-¡Oh muchachito! Que ropas tan indecentes traes para el frío de la oscuridad- Exclamó la ancianita.

-No encontraba que otra ponerme- Le dije - Si fuera usted tan amable de dejarme pasar,no tendría frío y cumpliría con ir a ver al señor Gerard Way-

-El señor Way nunca recibe a nadie y es una pena,le hace falta compañía pero sólo los sirvientes que van a limpiar aminoran su soledad- Tal vez era esto a lo que se refería el tipo.

-Él me dijo que lo llamase para que supiera que yo vengo justo a hacerle compañía- Sonreí,parece que ella realmente se preocupa por el tipo.
Marqué de nuevo el número y lo puse en altavoz.

-Buenas noches habla Gerard Way ¿en qué puedo servirle?- Preguntó.

-Señor Way ¿es cierto que usted espera a un muchachito con las ropas indecentes para el frío de la oscuridad?- Se apresuró a decir la mujer.

-Es cierto Adelaid,déjalo pasar y guíalo a mi despacho- Cortó y guardé el teléfono.

-Muy bien muchachito,acompáñame- Adelaid me tomó del brazo y con la otra mano alcanzó un farolillo.
Subimos escaleras y cruzamos extensos pasillos,y al final de uno,encontramos una puerta roja y más demacrada que las demás.

-Es aquí muchacho,espero le ayude tu compañía- Me soltó y se fue,iluminando los pasillos con el farolillo.
Llamé un par de veces a la puerta con un poco de miedo.

-Pasa- Se oyó desde dentro.

Abrí la puerta con cuidado y entré en un salón grande con una gran chimenea,un sofá color vino,un escritorio de madera (al parecer muy fina) una silla grande y hermosamente grabada con figuras de lobos,osos y murciélagos donde estaba sentado el supuesto Gerard Way.

Gerard Way era sumamente atractivo,como ninguno que me me hubiese llamado antes,vestía un pantalón negro con una camisa blanca debajo de un chaleco de vestir gris,se veía pulcro y refinado además de tener un hermoso cabello negro,los ojos esmeralda,la piel lechosa y un cuerpo exquisito.

-Cierra la puerta,por favor Frank-

Cerré la puerta y me acerqué tímidamente hacia él.

-Lindo atuendo- Dijo Way.