Un Beso en París

"El tal Adam"

Dos semanas después…

-¿Qué piensas Phoenix?- preguntó Laura, mi mejor amiga de años atrás. No contesté. -¿De nuevo el chico?

-No puedo olvidarlo Laura.

-Phoenix, sólo fue una semana.

-La más maravillosa de mi vida.

-No puedo creerlo… ¿qué tanto te hizo ese tipo?

-No lo sé, Laura; no lo sé.

…

Dos semanas después de mi viaje a París y haber conocido a Adam, todo parecía tan patético y aburrido, tedioso, monótono… habíamos pasado una semana increíble después del concierto; incluso logré que mis padres me dieran dos días extras. Sin embargo, al final del día yo me subí a mi avión de regreso a Nueva York y él regresó a Londres.

Cuando llegué del viaje, lo único en lo que podía pensar era en mis días junto a Adam… aquella semana fue la primera en mi vida en la que decidí divertirme, me emborraché, bailé como una loca, pero lo más importante fue que encontré algo en él que no había encontrado en nadie más, lo lamentable era que aún no lograba descifrar aquel sentimiento. Y últimamente tenía cambios drásticos de personalidad… decidí que no quería estudiar medicina -tradición familiar- quería estudiar artes plásticas; mi madre pegó el grito en el cielo al enterarse, mi padre dijo que si el primer semestre sacaba menos de nueve de promedio, me sacaría de artes y entraría a estudiar medicina.

No tenía muy claro el porqué de mis cambios… siempre dije que quería ser médico. Supongo que el hecho de sentirme que podía decidir por mí misma, me daba cierto impulso a probar cosas nuevas en mí; cosas que, extrañamente, siempre las he tenido presentes; siempre me han gustado las artes de todo tipo. Supongo que era hora de demostrármelo a mí misma.

…

Suena la campana de la escuela, Laura sale del salón que tiene grabado el nombre de: “Derecho Penal” en una placa dorada, yo salgo de “Introducción al arte” que está justo enfrente, hemos estado mandándonos mensajes durante la clase, ella quejándose de Straker, su profesor más estricto y el único que no cae en sus encantos para pasar la materia… ella y yo somos completamente distintas, Laura es alta, delgada y rubia, una rubia perfecta y con el cerebro del tamaño de una partícula; yo, por el contrario, mido 1.53, tengo el cabello negro, lacio y sin chiste, pero con capacidad intelectual mucho mayor a la de mi amiga.

-¡Vaya que es duro el tipo!- se queja mi amiga con su voz chillona en mi oído.

-Otra vez con tus cosas Laura… Straker nunca va a ceder, así es él.

-Lo dices porque no tienes que hacer sus exámenes- me contradice.

-Bien, sigue intentando, tal vez algún día lo logres.

-¡Gracias por el apoyo! ¿Cómo vas con el chico?

-¿Cuál chico?- me desentiendo de lo que habla con rapidez intentando evadir el tema… no funciona, con ella nunca funciona.

-El inglés… el tal “Adam”, castaño, ojos bonitos… ¡París!- no contesto. -¡Venga Phoenix! Olvídalo por el bien de todos los que andan tras de ti.

-Lau, nadie anda tras de mí ¿okey? Y por enésima vez, no sé que me hizo, pero no puedo sacarlo de mi cabeza, ya sé que no tiene sentido, pero…

-¡Pero nada!- grita mi amiga y yo me paro en seco, ella no lo nota hasta segundos después que voltea y se da cuenta de que no estoy caminando a su lado.