Siempre e creído que el destino une, sin importar cuanto tiempo pase..
Yo era sólo una pequeña de 8 años, cuando conocí a un niño con pecas y cabellos negros.
Su nombre era Santiago, jugábamos desde el Jardín, siempre, creíamos que podíamos caminar sobre el agua, muchas veces lo intentamos pero nunca lo logramos.
Santiago me visitaba todos los días después de clases, y aveces viceversa.
Un día me dijo:
- Sara, crees que algún día seremos adultos, como mamá y papá?- sólo asenti, no sabía que era ser adultos, o como seríamos nosotros de adultos.- bueno, yo quiero ver como eres de adulta!. - sólo reí, el solía hacer cantidades de preguntas.
Un día cuando ya teníamos 10 años vino a mi casa asustado se veía, y sus ojos enrojecidos, me miro y lo tomé por los hombros para que se tranquilisara.
- Sara... me voy...- y hasta ahí llegaron mis fuerzas, me sentí inútil completamente, lo abraze tan fuerte como puede, pero a los minutos lo llamo su padre desde afuera, me miro y limpio sus lágrimas y hablo. - No... olvides- limpio los fluidos de su nariz- que quiero ver como eres de adulta..- y salió arrastrándose hasta afuera, no quería irse, me quedé sintiendo un nudo en la garganta, no le dije nada, me quedé inmóvil, silenciosa y ni siquiera le dije lo mismo, ni bati mi mano en un adiós, mi padre que había estado sentado en la escalera, vino hasta mi y me abrazo, entonces lloré en sus brazos...
No supe a donde fue Santiago, se había ido, talves nunca más lo volvería a ver...Me volví una adolescente muy callada, no hablaba ni con mis padres, me la pasaba de la escuela a mi habitación, siempre pensaba en Santiago, a donde estaba, sin saber si lo vería de adulto, o talvez esa fue la última vez que lo vería.
Pasaron los años y ya tenía 18, Santiago cumplía un mes antes que yo, y ese día lloré en mi habitación por que ni eso... le podría decir, me sentía cada día más y más inútil.
Un día me senté en mi cama y luego mire por la ventana, afuera estaba soleado, y tube una idea, iría a el lago donde Santiago y yo intentábamos caminar sobre el agua.
Me mire en el espejo, mejor dicho ya era adulta, mis grades caderas y mi altura era más de un metro cincuenta, mi cabello lo tenía recortado hasta los hombros, y mi cara había cambiado bastante, me sentía diferente, totalmente.
Me arregle y baje las escaleras, mis padres se encontraban trabajando.
y me encamine hasta el lago, al llegar algunas personas estaban en el, sonreí y una lágrima salió de mis ojos, la limpie y aguze mi cuerpo para quedar más cerca del agua, moví mis manos dentro mientras recordaba las locuras de Santiago.Y sentí el agua caer sobre mi, y eso me enojo, unos chicos habían tirado una roca lo suficientemente cerca para que el agua callara sobre mi por el peso de la roca.
Me levanté furiosa, pero antes que me encaminara hasta ellos un chico más alto que ellos los empujó, haciéndolos tener miedo, se levantaron y corrieron como niñas con miedo, a mi no me asustaba casi nada.
Y el chico que usaba una camina Negra con magas largas, se volteo y me miro.
- Oye.. Que te hicieron?- no lo mire a la cara, No me gustaba hacer aquello.
- Nada, normal que hay gente que...- estaba haciendo mal, No debía hablar con un desconocido, así que me di la vuelta para caminar hasta la casa.
Cuando sentí que me sujeto por el brazo, lo sacudí para que me soltara. Pero no lo hizo y me volví a enojar.
- Que te ocurre !
- Eres Sara?- mi corazón dio un vuelco, como era que él se sabía mi nombre..... y me sentí una tonta. - soy Santiago! - si hubiera habido un colchón detrás de mi me desmayo, pero no lo haría por la simple razón de que detrás de mi habían unas piedras.Lo mire incrédula, sus pecas apenas empezaban a desaparecer, Y sus cabellos negros seguían allí intactos, pero estaba muy alto.
Lo mire cuando sonrió, y recordé lo que me había dicho a los diez años.
- Eres muy hermosa de adulta...
- y tu pareces de película....Reímos, pero había algo que no encajaba en nosotros era como si hubiera una extraña química entre nosotros dos, que nos impedía abrazarnos o sentirnos más cerca.
- Te extrañe- sonreí, talves en años me sentía otra ves feliz, y otra ves sonreía.
- Yo te extrañe más... - dijo abrazandome dejando un beso sobre mi frente.- entonces estabas aquí por nuestra locura de creer que podíamos caminar sobre el agua ?- asenti riendo entre lágrimas.
- Sara, si ya te enamoraste.... matame ahora mismo..!- su tono de voz había cambiado de repente y sus oscuros ojos me miraban, enigmáticos.
- No.. no lo e hecho...- alcancé a responder, cuando sentí sus labios sobre los míos..
Que estaba pasando?, el olor de su perfume me rodeó.Estaba besando a mi supuesto mejor amigo.
Que extraño.
Pasaron los meses y nuestra relación se volvió más que mejores amigos.
Cambie, me sentía enamorada.
Y agradecida con la vida, Y el destino por devolverme a mi Santiago.