El secuestro

166 15 8
                                    

Después del inesperado y cruel suceso que envolvió a los príncipes esa tarde, Sung Jong ha llegado al castillo con los ojos hinchados de tanto llorar y la irremediable sensación de abatimiento carcomiendo sus entrañas.

Por absurdo que parezca, los guardias que los acompañaron para llevar los víveres al refugio no sufrieron heridas graves. De hecho, todos ellos sólo fueron noqueados cuando aquel extraño alfa los atacó. Y Sung Jong está ileso también, aunque eso no disminuye su enorme impotencia y frustración por no haber podido evitar que secuestraran a Sung Kyu.

Rodeando con sus brazos al menor de sus hijos, Hee Chul suspira en silencio mientras siente que su corazón se fractura en miles de pedazos.

—¡Lo siento tanto, padre! —masculla Sung Jong, ahogándose en sus sollozos—. Si no fuera un cobarde y hubiera entrenado más, esto no habría pasado. ¡Todo es mi culpa!

El rey lo aprieta más contra su pecho y niega con la cabeza lentamente a la vez que hace todo lo posible por mantener la compostura. Sabe que no fue culpa de su hijo, o de los guardias que habían ido con ellos; un suceso así no se podía predecir. Tal vez sólo pasó porque Hee Chul se confió demasiado. Si hubiese enviado a unos cuantos miembros de la Orden para cuidarlos, como lo había estado haciendo hace algunos años, quizás lo hubiera podido evitar.

No obstante, le parece algo difícil de creer que un sólo hombre haya sido capaz de dejarlos indefensos y, sobre todo, que haya podido desarmar a su primogénito. Su hijo mayor es un estupendo espadachín. No hay en el reino alguien más hábil que él, excepto, tal vez, Sung Yeol. Pero eso se debe a que es un alfa mucho más grande y más fuerte, aun así, está seguro que Sung Kyu le dio batalla al hombre que lo secuestró y que, donde quiera que esté ahora, está peleando por sobrevivir.

▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎

La neblina se torna cada vez más espesa, y el dulce canto de Sung Ah parece un eco a lo lejos. El corazón de Sung Kyu se agita y en sus ojos comienzan a acumularse las lágrimas. El indescriptible dolor de la herida que le provocó la muerte de su madre, es algo que se ha quedado grabado en lo más hondo de su ser.

—¿Acaso dormirás todo el día?

Sung Kyu abre los ojos de pronto al escuchar aquella extraña voz. Sus nervios se disparan cuando su mirada se enfoca en la figura de ropaje negro que yace a unos cuantos metros. No puede ver su rostro, pues una rara máscara lo cubre, pero sabe que es el mismo sujeto que peleó con él y que lo golpeó, haciéndole perder el sentido.

De repente, el joven príncipe recuerda al menor de sus hermanos y el miedo que lo invadió cuando se enfrentaron vuelve a surgir.

—¿Dónde está Sung Jong? ¡¿Acaso lo has lastimado?! —reclama, haciendo amago de querer ponerse en pie.

Pero está en el suelo, bien atado de pies y manos y ni siquiera es capaz de permanecer erguido.

—Te dije que sólo tú eras mi misión. Tu pequeño hermano se encuentra bien —responde el desconocido, acercándose unos pasos.

—¡Es imposible que pueda confiar en las palabras de alguien que secuestra a otra persona! ¡¿Dónde está Sung Jong?! ¡¿Qué le has hecho?!

—¡Él está bien! —se exaspera, avanzando toda la distancia que lo separa del príncipe—. ¡Tu hermano no tiene nada qué ver con este asunto!

Es entonces que Sung Kyu tiembla un poco. Tal vez por el hecho de que no sabe dónde lo ha llevado ese hombre, o porque los ojos de aquel alfa desconocido lo miran con demasiada intriga. Pero no se dejará doblegar por lo que sea que ese sujeto tiene pensado hacerle; él luchará hasta el final con todas sus fuerzas.

Back | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora