•02-08: Pijamada•

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Advertencias: Ninguna. Esta historia forma parte de la historia original, un pequeño agujero creado por mi cerebro durante la mudanza a las habitaciones de la Academia.
Cantidad: 1249 palabras. Sin contar advertencias o nota de autor.
¿KiriBaku o BakuShima?: Sin interacción sexual, son solo dos idiotas haciendo cosas de bros pero cerca de empezar a amarse.
Título: Una oportunidad.

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Se concentraba en pisar correctamente cada escalón. No quería tropezar y que las tres cajas que llevaba consigo cayeran. Lo que menos quería era que sus pertenencias se estropearan, o peor, tener que regresar los pisos que había avanzado solo para encontrar alguna caja extraviada.

Al llegar al cuarto piso dejó sus cajas frente a su habitación asignada, tratando de que no estorbaran el paso, aunque lo dudaba, todo era convenientemente enorme. Miró a su costado y saludó a Shoji, uno de sus vecinos de piso, quien salía de los ascensores cargando con facilidad unas seis cajas debido a sus brazos extra.

Dispuesto a bajar nuevamente por las escaleras, a buscar las cajas faltantes que había dejado en la sala común, escuchó ruidos en la habitación junto a la suya, notando también cajas vacías frente a la puerta.

Si había escuchado bien al profesor Aizawa cuando asignó las habitaciones, ya tenía algo que hacer cuando su habitación quedara lista.


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A pesar de que nadie contestó a la primera su mano vuelta puño no se cansaría de tocar la puerta.

Tenía la determinación, la valentía y —por muy poco masculino que suene— el destino se había encargado de darle la excusa perfecta para entrar a la habitación que era ocupada por su nuevo amigo.

Amigo.

Por alguna razón usar esa palabra para referirse a Bakugo le hacía sentir una grata e inusual calidez en el pecho, una calidez que le hacía imposible no querer sonreír.

Volvió a tocar la puerta con insistencia, casi cayendo al frente al haber sido ésta abruptamente abierta.

— ¿Qué haces aquí, pelo mierda? —ante el insulto Kirishima no hizo más que sonreír, provocando un gruñido en el otro.

— Tengo algo que seguro le pertenece a Bakugo —con una sonrisa abrió la caja que tenía entre sus brazos, sacando de esta un manga Shounen cualquiera.

— Esa mierda no es mía.

La sonrisa del pelirrojo se tornó ligeramente peligrosa, haciendo que el rubio le mirara con los brazos cruzados y una ceja alzada.

— ¿Seguro? —alargó la palabra lo más que podía, dando ambiente a la situación. Con ayuda de sus dedos abrió las primeras páginas del manga, mostrando su verdadera naturaleza.

No era un manga Shounen cualquiera.

Era un maldito manga Shoujo.

La expresión de Katsuki cambió levemente, teniendo los ojos un poco más abiertos de lo normal, los labios separados —de forma casi imperceptible— mostrando sorpresa y podía apreciar que su tez se había vuelto pálida.

El cambio en su expresión no era exagerado como lo había esperado y mucho menos similar a las que estaba acostumbrado pero ver como al salir de ese pequeño shock miraba a ambos lados del pasillo con desesperación le causó gracia.

❏ ¨̮ 𝑲𝒊𝒓𝒊𝑩𝒂𝒌𝒖𝑴𝒐𝒏𝒕𝒉༊ ❲²⁰²⁰❳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora