4 • ¿Quien habla?

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O

Los pronósticos no se equivocaron pues es una mañana de noviembre y estaba nevando.

Diana llegó a su casa y se quitó las botas y la chaqueta llenas de nieve. Había regresado de los análisis de sangre.

Ella revisó los papeles en el que en negrita decía: positivo.

La sangre de la navaja era de Padme.

Aunque eso ya era un poco obvio.

Sonrió triunfante. Su intuición no falló. Un ruido se escuchó de la parte de arriba y ella se puso en alerta. Se suponía que nadie debía de estar en casa.

Dejó los papeles escondidos en un cajón de la sala y subió las escaleras sigilosamente. De camino vió el bate de su padre y lo agarró con firmeza. Había practicado baseball años atras, por lo tanto tenía un buen brazo.

Al llegar arriba se dirigió al cuarto de sus padres dónde había escuchado el sonido y abrió la puerta.

Nada, no había nada.

Se volteó para irse pero alguien la tomó y le tapó la boca con la mano, ella se alarmó y forzajearon hasta que...

"Mierda deja de moverte Diana" era la voz gruñona de su hermano.

Hermanastro en realidad.

Diana se quedó tranquila y se soltó de su agarre. Él la miro confundido.

"Deja eso, matarás a alguien." Ella enseguida recordó.

"Oye idiota, ¿Recuerdas esa navaja que te regalo tu padre?" El pensó y un poco desconfiado respondió. "Si, ¿Porque?"

"¿Dónde esta?" La castaña lo miraba sería. El chico frunció el ceño. "Eso no es tu problema" respondió jocoso, y se fue a encerrarse en su cuarto, el escuchaba música a todo volumen para olvidar los sucesos de su mañana.

Stacy se acercó pícara al chico que la miraba atento, solo bastó que ella le susurrara en el oído y el ya había caído. De un momento a otro estaba encerrado en un salón con la rubia y Beth.

El al ver a la pelirroja se tensó y preguntó "¿Que quieren?"

Beth se cruzó de brazos, estaba confiada de lo que diría. "¿Porque tenías sangre en las manos está mañana en el pasillo?" El chico no respondía y la rubia no hizo más que ayudar.

Así que lo golpeó en su parte débil y este soltó un alarido de dolor, cayendo al suelo. Stacy lo agarró por el pelo haciendo que la viera. "Responde" sonó tan seria y vacía que Beth se sorprendió.

El chico a punto de llorar por el dolor, dijo todo.

"Lo cierto es que mi novia, estaba muy mal del estómago y la estaba acompañando al baño, antes que sucediera lo de padme, en el pasillo vómito sangre y cayó un poco en mis manos. La lleve a la enfermería y cuando iba los baños de arriba choque contigo." Él miró hacía la izquierda mientras lo decía, señal que Stacy reconoció, el mentía.

Stacy y Beth se miraron, ambas sabían lo que tenían que hacer. Liberaron al chico y se quedaron en silencio. "No le creo" Beth rompió el silenció, "Si, yo tampoco"

La rubia pensaba en la cuartada del chico. Mientras este sonreía en dirección a la salida. Se le hacía un poco difícil caminar, se vengaria de la rubia por aquel golpe.

Mientras tanto Diana sola en su cuarto pensaba en si estaba en la misma casa que un asesino. Su teléfono vibró anunciando una llamada y ella contesto.

"¿Hola?"

Silencio y después una respiración lenta y pausada.

"¿Quién es?"

La respiración cesó y volvió el silencio, y finalizó la llamada.

Se sentía observada. Miró hacía la ventana pero había nadie, se paró y la cerró.
Pero la sensación seguía presente
La castaña miró confundida su teléfono que volvió a sonar. Número desconocido se leía en la pantalla.

Ella tomó aire y contesto. "¿Quien es?" Preguntó desafiante.

"Que lindo es escucharte de nuevo Diana" era una voz muy grave como si estuviera usando un filtro. "Tal vez deberías sentarte, para lo que vas a escuchar."

"Estoy sentada" respondió, ya no tan segura como antes.

"Oh pequeña no claro que no. Te estoy viendo ahora mismo"

OccidendumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora