Las piezas del rompecabezas

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Segundo diálogo

Las piezas del rompecabezas

[De: Uzumaki Naruto de dieciséis años.

Para: Uzumaki Naruto y sus monstruos de cierta edad. (Escribo "cierta" por qué no sé cómo miden el tiempo los monstruos).

"Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros."

Jean-Paul Sartre.

(Advierto que esto puede parecerte un total desvarío. ¡Pero qué se le puede hacer! Estoy en esa etapa que los adultos califican como difícil. Así que, Naruto mayor, no te burles de mí.

La frase de arriba suena genial, ¿verdad? La ha dicho un profesor durante una de mis clases y no he logrado sacarla de mi mente, puede que haya sido uno de los tantos detonantes para que escribiera esta carta).

Empecemos pues.

Decía mi madre que cada persona tiene sus cosas, asumo que por "cosas" se refería a sus problemas, miedos, pasiones y penas.

No reflexioné aquello en su momento porque cuando me lo dijo yo sólo era un niño. Y los niños pasamos muchas cosas por alto, ya sea por inocencia o porque simplemente no nos interesa. Ahora que lo retomó pienso que tenía razón. A lo mejor ella no uso palabras elegantes para expresar su idea pero, en esencia, estaba en lo cierto: cada persona tiene sus peculiaridades.

Sakura, por ejemplo, evita hablar de cómo vivía antes de llegar con nosotros. La primera y única vez que le pregunté sobre su infancia puso una cara tan triste, me respondió con una evasiva y durante toda la tarde camino lento; como si de repente la nostalgia se hubiera colgado en su espalda y le pesara tanto que sus pies y cuerpo no fueran lo suficientemente fuertes como para sostenerla.

Karin, por su parte, tiende a mirar documentales de animales durante la noche y a veces llora. Yo no sé si es porque los narradores de éstos son tan malos que le provocan tristeza o si es porque le aterra que los leones se coman a los venados.

Debido a estas experiencias con las chicas he llegado a la conclusión de que las "cosas" mejor conocidas como miedos, sueños, pasiones y penas tienen forma de quimeras, de híbridos extraños que poseen la capacidad de hacernos sentir increíble u horrible. ¿Las "peculiaridades" o "cosas" podrían ser llamadas monstruos en todo caso? (Hay monstruos a los que pintan tan bonitos, ¿recuerdas ese show de marionetas que tenía a uno muy adorable?, sin embargo, están los demonios que aparecen en las películas de terror).

Dime, ¿tú qué opinas? Le doy y le doy vueltas pero lo único que consigo es un dolor de cabeza.

Y aún hay más hechos que me rondan y molestan. Tú sabes, los humanos no nacemos porque queramos. Ni escogemos a nuestros padres. Ni el país en el que creceremos. Tampoco elegimos nuestro nombre. Incluso nuestra apariencia es seleccionada por la naturaleza. Nosotros no nos pertenecemos en totalidad. Alguien nos ayudó a conformarnos. Padres, hermanos, amigos, maestros, conocidos, todos ellos forman parte de nuestra existencia.

Nos han y nos hemos hecho.

Estoy casi seguro de que cuando las constituyeron a ellas, a Karin y a Sakura, les dieron unos cuantos cimientos hechos de tristeza y por eso de vez en cuando parece que están a punto de llorar o lloran. Pero lo más increíble es que después de que se desahogan siguen con su vida y muestran una gran sonrisa. Es como ver al sol salir después de una lluvia prolongada. Ino también pasa por esas etapas.

Creo que incluso yo siento paso por esos momentos en los que cualquier cosa me pone sensible. Puedo echarle la culpa a la adolescencia o al hecho de que la música me ha hecho una persona más fácil de conmover. Puedo dar una y mil excusas, todas malas, todas patéticas, pero al final tengo que admitir que yo también fui dotado de engendros proveedores de desdicha.

La anatomía de la tristezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora