A veces me despierto retorciéndome
en el anhelo de vos
y a veces ni recuerdo por qué te quiero.
Pero nunca dejo de quererte.
Yo soy el perro y vos el dueño que
deja la casa para ir al trabajo,
y todos los días pienso que es para siempre
y te reís del espectáculo que armo
a tu llegada.
Yo soy el perro al que levantás de la calle
y das a conocer el amor,
y ya no conozco otra cosa.
Yo soy el perro que no sabe desconfiar,
que teme y se entrega al mismo tiempo
porque mi mundo es sencillo.
No tengo ningún lugar que sea mío,
si no es en tu casa
no sé donde reposar mi peso cansado
y protegerme del frío.
