La confesion de Lapis

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Cuando Peridot y Steven regresaron a casa, vieron que Lapis estaba allí. Y no solo eso, sino que el granero estaba decorado con el estanque de agua que Peridot había hecho para Lapis cuando buscaba su amistad.

Steven observó la situación y empezó a asimilar lo que estaba sucediendo, conectando las piezas con lo que Peridot le había contado. Fue entonces cuando se dio cuenta de que se había equivocado, que lo que Peridot le había dicho sobre lo que percibía en Lapis y lo que ella sentía no era nada más y nada menos que amor.

Steven volvió la mirada hacia Peridot, pero cuando lo hizo, se dio cuenta de que Peridot ya estaba cerca de Lapis. Por lo tanto, él empezó a gritarle a Peridot, pero ella lo detuvo con una mirada de confianza y levantó la mano en un gesto para que se detuviera.

Peridot: Tranquilo, Steven, yo puedo con esto.

Peridot se situó frente a Lapis.

Peridot: Lazuli, ¿qué es todo esto?

Lapis: Bueno... verás... en este tiempo que hemos estado juntas, la verdad es que he estado sintiendo algo diferente por ti. Y tras lo que ocurrió hoy, siento que es momento de que te diga lo que siento.

Peridot: No hace falta, Lazuli. Yo sé lo que sientes.

Lapis puso un gesto de sorpresa y se sonrojó, ya que creyó que Peridot ya sabía acerca de sus sentimientos hacia ella. A continuación, Lapis simplemente se abrió a lo que Peridot quería decirle.

Peridot: Lazuli, debo informarte que sufres de un pequeño problema en tu forma física.

Lapis: ¿Qué? No, eso no es verdad. Peridot, yo me encuentro bien. Lo que sucede es que... bueno... tengo sentimientos por ti. Cuando ocurrió lo de Jasper, pensé que nunca iba a poder salir de ese vacío en el que me encontraba. Pero gracias a Steven y a las demás gemas, pude salir adelante. Y en especial, gracias a ti. Peridot, no sé cómo expresarlo, pero tú haces que mi corazón se acelere. Por eso quiero decirte que te amo y que me encantaría estar contigo por toda la eternidad, ya sea como una fusión o cada una con su cuerpo.

Peridot: Lapis, temo que estás confundiendo los efectos de posibles reacciones químicas que nuestros cuerpos están teniendo.

Lapis: ¡No, estoy segura de lo que siento!

Peridot: Me temo que eso es una mentira que te estás diciendo a ti misma. Y en cuanto a tu propuesta de estar juntas, me temo que tendré que declinarla.

Lapis: ¿Qué?

Peridot: Lo que oíste.

Lapis: ¿Me estás rechazando? ¿Acaso no sientes lo mismo que yo?

Peridot: Lo siento, pero creo que estás confundida acerca de lo que sientes.

Steven gritó a Peridot para que se detuviera, ya que ella no comprendía la situación.

Steven: Lapis, ella no sabe lo que dice. Está confundida, y es culpa mía. Peridot, me equivoqué. Yo...

Lapis le hizo un gesto con la mano a Steven para que se detuviera. Con lágrimas en los ojos, se volvió hacia Peridot. Esta última se encontraba un tanto perdida y confundida por lo que Steven estaba diciendo y por la expresión de Lapis.

Lapis: Está bien, Peridot. Lo entiendo. No pasa nada. Veo que necesito aclarar algunas cosas.

Peridot se quedó sin palabras, y Steven simplemente corrió a toda velocidad para que Lapis y Peridot estuvieran en la misma sintonía. Sin embargo, Lapis se dio la vuelta, desplegó sus alas y volteó a ver a Steven y Peridot.

Lapis: Necesito estar sola un momento.

Y comenzó a volar a gran velocidad hacia la parte superior del templo, específicamente hacia el faro. Mientras derramaba lágrimas por lo ocurrido, Peridot estaba muy confundida. Ella volteó a ver a Steven, quien tenía una expresión de impotencia y enojo.

Steven llegó a donde estaba Peridot y le pidió perdón por la confusión, por haber causado que Lapis estuviera así y por su grave error.

Peridot: Steven, no entiendo cuál fue tu error.

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