-Sabes— empiezo a decir— es cierto eso que estás diciendo, al igual que todo lo demás, pero, que sentido tiene decirme o mostrarme todo esto y dejaré de existir? Eh?
-No lo sé, por que lo hago?— esta vez no es sarcástica, si no lo sabe ella, menos yo— Tal vez sea, un capricho?-Que ridículo, por que algo como La Muerte, tendría caprichos hacia los humanos?
-Tienes razón, no tiene nada de lógica, así como no tuvo lógica el haber apuñalado 27 veces a ese tipo que te había ganado en un juego de póker aquella vez— y ahora quiere cambiar el tema— Dime, eso tuvo sentido para ti?
-Se lo merecía, además, me hizo enojar bastante, la frustración, la impotencia de no poder hacer nada para tener dinero...solo quería desquitarme porque estaba enojado.
-Ese tal vez sea uno de los factores de por que fuiste un asesino tan hábil, la intensa ira que ardía en ti, era como energía o combustible que te impulsaba en esas masacres, pero ese ardor no era uno fuertemente cálido, se sentía como un mini infierno quemándote desde adentro, o me equivoco? Sin mencionar a las otras muchas personas que asesinaste.
-Maldición, tiene razón— me digo en mis pensamientos, aún sabiendo que ella puede oírlos— espera, por que los pienso? Si todos se lo merecían...no, en realidad, nunca pensaba en nada al matarlos, solo lo hacía y ya, creo que me dejaba llevar, pero por que estoy pensando en esas cosas? Por qué ahora?
-Cuando alguien muere o está a punto, no solo sale a la luz su verdadera naturaleza— me responde la pregunta que me hice en mi mente— si no también su mente se ''sana'', por así decirlo, pienso que es para ayudarlos a reflexionar sobre su vida, sus decisiones, aprendizajes, progresos, etc.
-''Su mente se sana''? Me estás llamando loco? Yo no siento que nada haya cambiado en mi.
-Dime, es normal para alguien matar gente porque si?— dice con sarcasmo— y claro que no notas los cambios, nadie lo ha hecho, creo que es por el miedo a aceptar que no fueron ellos mismos hasta el momento de su muerte, es por eso que inconscientemente ignoran esos cambios, y parece como si no los notasen. ¿Te digo algo?
-¿Qué es?
-En realidad siempre has tenido problemas mentales, Michael.
-Maldita sea, también tu?— ya había oído esa basura en las noticias y de algunas de mis víctimas— deja de decir estupideces, estás mintiendo.
-Si bien es cierto que desde siempre los tuviste, casi nunca mostrabas signos de tenerlos, y por eso los del orfanato pensaban que eras un niño raro...así fue hasta ''ese día'', lo recuerdas?
-Maldita— susurro— por que empiezas con eso?
-Sé perfectamente a qué día se refiere, el día en que lo perdí todo, ese maldito día en el que me quedó claro que la vida me odia.
-Estuve ahí ese día, pero no recuerdo muy bien los detalles, veamos en tus recuerdos a ver si puedo refrescar mi memoria.
-¡DETENTE¡— volví a sentirme como en ese maldito día— ¡MALDITA SEA CÁLLATE!
-O que? Me matarás? —creo que hasta le causó gracia.
-Luego de escuchar eso, de mala gana me aparté. Y humillado, me agaché con la cabeza baja aceptando que reviviré aquel incidente.
-Antes de empezar, quisiera conocer mejor a Elizabeth, solo la vi en sus últimos momentos y ya olvidé los recuerdos que vi de ella... Y tú me ayudarás.
-Luego de decir eso, pone sus manos en mi cabeza, una cada lado como si la sostuviese, después siento cómo el entorno cambia, el oscuro lugar en el que estábamos ahora parece ser el mundo real pero retrocediendo como un video rebobinado a gran velocidad. Me quedo apreciando ese escenario por uno o dos minutos hasta que todo se detiene, estamos en el patio de aquel orfanato, recuerdo que era primavera aquella vez, yo estaba sentado en una esquina del patio, comiendo un sándwich mientras veía a los demás niños, creo que yo tenía unos 6 años en aquel entonces, el clima estaba bien, el sol brillaba pero no había mucho calor pero igual estaba sentado en el lugar con sombra. Luego de un rato, sentí que algo me cayó en la cabeza, era una muñeca de trapo.
-De quien es esta muñeca?— me pregunto.
-¡Oye, hola! — escucho la voz de una niña, viene del 2do piso
-Sorprendido, miré hacia arriba para ver de quien era esa voz, y ahí fui donde la vi.
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La Verdad del ocaso
SpiritualeUn relato nacido en una solitaria noche, que nos cuenta una historia que en si,puede tener sentido...o no. También invita a una reflexión de lo que pueda que estemos haciendo con nuestras vidas