Locura

594 24 246
                                    


Impregnada, esa había sido la palabra que lo mantenía con sus ojos y boca abiertas, pero sin lograr emitir sonidos.


Y ella estaba algo asustada con esa reacción, llevaba una de sus manos inconscientemente en su vientre, con sus pupilas dilatadas y sus escleras enrojecidas, pronta a llorar por el silencio de su rey.


Tardó en reaccionar, haciéndolo solamente al mirarla al borde del llanto — mi diosa — mencionó con voz baja, estirando su mano en su dirección — ¿seremos padres? — preguntó y sonrió, bajo al principio, luego más sonoramente.


Y la abrasó — en su vientre, mi diosa, hay vida... vida creada por nosotros — mientras más hablaba, más asimilaba que ella llevaba en su interior, esa semilla de amor, ese que se profesaban el uno al otro.


Y le dio miedo, pero era el temor cálido de querer ser mejor, de protegerla, con la promesa de amarla y con ello, amar el fruto que crecía dentro de ella, era escalofriante sentir tanto aglomerándose en él — no les voy a fallar, mi diosa... me hace feliz... es nuestro...


—Lo es, mi señor... — limpió sus lágrimas gentilmente, perdiéndose en sus ojos de atardecer, su nariz pequeña estaba roja, la besó, luego su frente, para finalizar en sus labios, de manera lenta, sosegada, cortos segundos, para volver a mirar sus iris.


Parecía magia, una que los hechizaba floreciendo en sonrisas felices, Alistair se arrodilló, acariciando con ambas palmas y besando el abdomen aun plano de su diosa.


Las horas del día avanzaron, en el jardín la acompañaba para pasar la tarde de sol cálido, no había querido separarse de ella, embrujado por sus miradas, por su aroma y en cada recuerdo de sus gestos de felicidad al decirle la noticia de que serían padres.


Miraba su vientre por momentos largos —Ali, no va a crecer porque sigas mirando — un atisbo de sonrisa se dibujó en su rostro, antes de responderle.


—Lo sé... es que es fascinante, solo pensar que ahí dentro, crece... — sus palabras estaban cargadas de ternura — mi diosa... ¿y cuándo fue?


— ¿Cuándo fue qué, Ali? — preguntó curiosa


—Su impregnación... habrá sido en The World... o quizás, después... pudieron ser en muchos momentos — tenía su dedo en mentón mencionando las palabras, ignorando la expresión avergonzada de su reina — pero los últimos días no, no podría saberse tan pronto, ¿o sí?


— ¡A-Ali! — dejó de hablar para centrar sus ojos en los reflejos de miel — n-no digas las cosas así, ¿qué pensarían si alguien nos escucha? — el peculiar tono con el que hablaba su diosa mirando en todas las direcciones del jardín, lo hizo repasar con ella los alrededores, para luego romper en risas que espantaron algunas aves que bebían de la pequeña fuente, mientras su diosa ponía un mohín graciosamente tierno.


—Mi diosa, pensarán que soy el hombre más afortunado de este mundo — le dijo con cariño, recibiendo un empujón sin fuerza real — ¿qué?... sé muy bien que sí, soy un hombre enamorado y afortunado mi diosa...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 24, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Noche de DesvelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora