Cap.29: Guerra [Parte 3]

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Los hombres que custodiaban la habitación del chico eran cinco en total, con exactitud no sabía que hacer para sacarlo, pero debía actuar inmediatamente así que me dirigí hacia la habitación.

¿?: Umay, ¿Qué haces aquí? –me preguntó uno de los vampiros con desconfianza.

U: El señor me ordenó que curara al chico.

Tomé el pomo de la puerta y estaba por entrar cuando una mano se posó en mi costado.

¿?: Espera, el señor dio ordenes de que no dejara entrar a nadie a este lugar.

U: Bien le diré al señor, a él no le gustará.. –respondí molesto.

¿?: Has lo que quieras.

U: Bien, me voy.

Di la vuelta para marcharme y en ese instante saqué una estaca de mi saco.

U: Olvidaba algo, acércate.

Él se acercó y le clavé la estaca en el corazón, murió al instante.

Los otros lobos y vampiros que quedaban se abalanzaron contra mí y comencé una lucha contra ellos.

Para mi suerte traía una daga de plata, logré matar a los dos lobos incrustándoles la daga justo en el corazón y murieron al instante.

Luego seguí peleando con los otros dos vampiros.

A uno de ellos le rompí el cuello y al otro le saqué el corazón.

Aunque había vencido también resulté herido. Tenía cortes por diferentes parte de mi cuerpo, pero afortunadamente no fue nada serio.

Inmediatamente me dirigí a la habitación y al abrir la puerta, mis ojos se abrieron más de lo normal.

Ese pobre chico vampiro estaba destrozado.

Tenía muchas heridas y la de su abdomen sangraba demasiado, pensé que estaba muerto pero al acercarme me di cuenta de que aún respiraba.

U: Vamos niño te sacare de aquí.

Coloqué un cobertor sobre su cuerpo y lo tomé en mis brazos.

U: Resiste Pete, tu pequeño hijo te necesita.. –pero él no abría los ojos, estaba muy mal.

Con mucho sigilo lo llevé a mi habitación y lo recosté en mi cama. Corrí hacía la cocina y busqué sangre para alimentarlo.

Por suerte encontré una bolsa en el refrigerador, inmediatamente corrí de regreso a mi habitación y la cerré con llave.

Ya que Pete no podía tragar tomé un popote, introduje sangre en el y comencé a dársela.

Después de unos minutos Pete comenzó a moverse y poco a poco abrió los ojos.

P: Mi.. hi.. jo.. –su voz era casi un susurro.

U: No te preocupes, él esta bien, ahora debes alimentarte para que tus heridas puedan sanar y recuperes a tu hijo.. –asintió con dificultad.

Coloqué el popote en los labios del chico y comenzó a ingerirla hasta terminarla para después cerrar de nuevo sus ojos.

En las afueras de la mansión se podían escuchar el sonido de espadas chocando entre si y el sonido de disparos.

Por lo que podía escuchar la batalla a penas comenzaba.

Al ver el estado de Pete fui al baño y tomé unas toallas y agua para sus heridas.

Con mucho cuidado limpié sus heridas y al terminar busqué en la cómoda una muda de ropa para el chico.

Pasaron unos minutos y esas heridas comenzaron a sanar.

Los Opuestos Se Atraen [Adapt./PinSon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora