NARRA FINN:
Surfear es algo indescriptible.
Cada sensación parece mágica e irreal; el agua corriendo por mi cuerpo, cada ola que aparece, pero sobretodo el sentir que vuelo cada vez que logro ponerme de pie y extender mis brazos con libertad.
He caído cientos de veces, sin embargo cada vez que vuelvo a poner mi cuerpo sobre la tabla, lo hago con incluso más emoción que la vez anterior.
Generalmente los sábados no tenemos entrenamiento, pero en época de campeonato y teniendo en cuenta que este año no ha sido precisamente el mejor, hemos decidido reunirnos los sábados, por supuesto que dedico un rato de la mañana para surfear y llenarme de energía antes de los agotadores entrenamientos.
Compruebo la hora para asegurarme que voy a tiempo antes de pasar a dejar mi tabla de surf a casa y tomar una breve ducha para quitar el exceso de agua salada.
-Recuerda no sobre exigirte, cariño- comenta mi madre me adentro en la cocina.
-Lo sé- beso su mejilla -Prometo que me cuidaré.
-¿Irás a ver a Lizzi?- inquiere Eleonor con sus ojos muy abiertos.
-No pequeña- sonrío besando su coronilla -Debo ir a entrenar.
-Aunque con esa sonrisa que llevas últimamente pareciera que fueras a ver a tu chica- suelta mi padre fingiendo leer el diario.
-Que gracioso- ruedo los ojos antes de darle un abrazo a modo de despedida.
-Sea como sea la situación- sonríe burlón -Quiero conocer a la chica que hace sonreír a mi hijo.
-Ya ya- un ligero sonrojo ilumina mis mejillas -Debo irme, ¡Adiós!
-¡Deja de crecer!- grita mi madre dramáticamente.
-Aceptalo, mi amor. Finn ya es un hombre.
-¡Yo seré pequeñita por siempre, mami!
-Sí... Por favor- lloriqueo antes de abandonar mi casa.
La típica mañana de sábado en Santa Mónica resulta inspiradora, siempre hay gente haciendo ejercicio, paseando a sus mascotas o meditando en los parques. Realmente es una ciudad hermosa.
Una sonrisa se hace presente al pasar frente a la heladería, dónde tuve mi cita con Lizz.
Muerdo mi labio para evitar sonreír abiertamente o soltar un grito de emoción al recordar lo hermosa que estaba ayer, como dió saltitos de emoción cuando sonó su cantante favorito en la radio o como me robaba descaradamente helado ya que según ella "cuando era ajeno, sabía mejor".Si hace un par de meses alguien me hubiera dicho que estaría envuelto en un carrusel de emociones gracias a Elizabeth Grey y no sumergido en la desolación, me habría reído en su cara.
Pero la verdad es que las cosas son así, estoy feliz.
Disfruto estar con ella, besar sus labios, escuchar sus malos chistes y sobretodo su la calidez de su compañía.
-¡Monsley!- un grito me hace volver a la realidad.
-¡Buen día entrenador!
-Buen día, en diez minutos comenzamos.
-Por supuesto.
Saludo rápidamente a los chicos que están elongando en el campo.
Evidencio a Bella en las gradas y el corazón me dan un vuelco, Lizzi está aquí.
Cambio rápidamente mi ropa y a penas llego al pasillo fuera del camerino me encuentro a Thomson discutiendo con su mejor amiga.
-¡No es mi culpa señorita! Tu dijiste que preferías esperarme.
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Volver A Sentir
Roman pour AdolescentsLa vida de Elizabeth Grey es toda una aventura. Sus días suelen ir desde crisis existenciales hasta días de fiesta. Por lo que no es fácil sobrevivir a ello. En cambio Finnegan Monsley es una estrella dorada en todos los ámbitos de su vida. Persuas...