- ¡Kendall date prisa, te dejará el autobús! -Gritó mi madre desde la cocina.
Yo aún me encontraba buscando un atuendo para vestirme. En verdad soy muy lenta para vestirme.
Pero al escucharla, rápidamente tome un vestido corto y de tiros, y unos zapatos bajos; me los puse, tomé mi bolso y bajé lo más rápido que pude. Al bajar me despedí de mi madre y salí a tomar el autobús. Pero para mi desgracia, ya estaba doblando la esquina.
"¡Rayos! Ahora tendré... ¿Qué caminar?" -Pensé.
- ¡Mamá! -Grité a todo pulmón entrando a casa. Mi ruidoso e inesperado grito hizo que accidentalmente mi madre se manchara la camisa.-El autobús me dejó... -Dije y la vi limpiarse la camisa con una servilleta- ¿Qué te pasó? -Le pregunté sin saber.
Ella me miró sin levantar la cabeza y suspiró.
- Nada. -Respondió- Déjame cambiarme la camisa, ya te llevo. -Me dijo parándose.
- ¡Gracias! -Le dije y me senté donde antes estaba ella.
Al mi madre salir de la cocina saqué mi celular y miré la hora.
Suspiré.
- En treinta minutos comienza mi primera clase... -Me dije- ¡Mamá! -Le grité nuevamente con la intención de que se diera prisa.-
- No grites, ya estoy lista -Me dice bajando las escaleras con una nueva camisa puesta-
- Linda camisa. -Comenté saliendo detrás de ella.
Poco tiempo después estábamos camino a la preparatoria. Yo iba muy relajada escuchando música en el asiento del copiloto, mientras que mi madre conducía. De pronto mamá frena el auto.
- ¿Qué pasa? -Pregunté.
- Sólo mira el tráfico que hay. -Dijo ella y suspiró- Tendrás que irte caminando. -Yo la miré- Claro, si no quieres llegar tarde... además estás a solo quince minutos caminando.
- Eso si no. No quiero que me castiguen el primer día de clases. -Dije saliendo del auto.
Tomé mi bolso y caminé hacia la acera.
Mire el reloj de mi celular y tan solo faltaban diez minutos. Me paré en secó y alguien chocó contra mí, no le hice ni el mínimo caso a quien era o que dijo, solo pensaba en que me iba hacer el gruñón del Sr. Wolf cuando vea que he llegado tarde a su clase.
Me castigará... -Pensé y sin más me eché a correr. Ya había perdido mucho tiempo pensando y necesitaba llegar cuanto antes.
Después de varios minutos de tanto correr, al fin llegué al edificio. Me paré un momento a recuperar el oxigeno, cerré mis ojos un momento y los abrí nuevamente. Al abrirlos mi vistas se nubló un poco pero aun así continué corriendo, o eso creí hacer. Un segundo, dos, tres, ya estaba tirada en el suelo patas arriba. ¿Había chocado con alguien, quien?
- ¡Ah...! -Me quejé aún tirada en el pasto, pasándome las manos por la cabeza.
- ¡Ay, lo siento! -Se disculpo una voz masculina a la cual no le di importancia hasta que.- Lindas bragas, aunque el color rosa no te queda bien, tu piel es muy pálida -Dijo éste tratando de no reírse.
Pero un momento... bragas, color rosa, mi piel... ¡Oh por dios! mi vestido se había levantado hasta las caderas.
-Ahh, ah...-Eso fue lo único que pude decir ante mi frustración al mirarme, aunque no duré mucho así al descubierto; aquel chico tiró una tela -el cual era un saco- encima de mis piernas.
- Para que no digas que por mi te vieron todos -Me dijo y se dio la vuelta para marcharse. Luego se giró y me dijo- Por cierto -Lo miré y hay me di cuenta de lo ¡Wow! De lo hermoso que era, aunque también se le notaba lo pervertido, con la sonrisa que tenía en el rostro...- lindas piernas -Finalizó con guiño de ojo y se fue.
ESTÁS LEYENDO
36 Días para amarte (Stop temporal)
Teen FictionY si por descuido en un día de “mala suelte”, tu profesor de arte te ve la ropa interior, un seno, lee por “accidente” tu diario y descubre que a tus 17 años aún eres virgen, y que ni siquiera has besado a un chico, ¿Qué sentirías?, ¿Qué harías? Pue...