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Una noche oscura y tormentosa, una mala noticia y un llanto incesante, lo peor que le puede pasar a cualquier persona es perder a su luz, a aquella persona por la que nos levantamos todos los días con una sonrisa, y que, si no es así, trata de hacernos sonreír.

Era sábado por la noche, me encontraba sentada bajo la lluvia, no me importaba mojarme, no en ese momento que sabía esa terrible noticia, una simple llamada termino mi felicidad. No lo podía creer, no después de pensar que se pondría bien. Mi madre siempre fue una mujer sana y llena de vida, y verla postrada en una cama todos los días me ponía mal, ella me pidió que saliera hoy, que no me preocupara por ella, que pronto estaría mejor, pero en realidad, fue una de sus mentiras para que me sintiera mejor.

Mi luz siempre fue ella, siempre me contaba historias maravillosas de lugares increíbles, de lugares mágicos que te hacían querer vivir en ellos, y ahora, todo se había terminado.

Ahora me queda recordar mirar al cielo y dejar que cada gota de lluvia me envuelva en cientos de abrazos, que me haga sentir que ya no está sufriendo.

Las pruebas menos inesperadas de la vida no se superan, solo aprendemos a vivir poco a poco sabiendo que todo en algún momento estuvo y de un segundo a otro, haciendo la diferencia, ya no lo están.

Me he dado cuenta que aquellas esperanzas que quedaron encendidas por mucho tiempo, hasta el último momento fueron a base de recuerdos tristes, felices, dolorosos, hasta me atrevería a decir que ficticios, porque nos enfocamos y vamos por el camino que se nos acomoda mejor, no miramos hacia la realidad y cuando lo hacemos caemos en un profundo dolor y nos levantamos con otro rostro para no hacer sentir mal a los demás. Muchas veces yo sentía y mi mente me hacía creer que mi madre estaba mejorando, y a base de ello había días buenos mientras los demás eran días malos, pero cada uno de ellos los disfrutamos como el último, siempre intentaba hacerme reír, quizás por qué me veía agobiada, e igualmente yo, por qué la veía triste pensando en que en algún momento nos dejaría a mí padre y a mí.

Recuerdo aún las veces que las ayude a mis amigas y familia, dándoles consejos y estando con ellos al momento de perder a alguien, por alguna razón todo aquello no los puedo recordar y aplicar en mí, solo tengo muy presente que ya no está y la soledad va a ser mi compañera por un largo tiempo.

Tanto mi padre como yo tendremos que seguir con nuestras obligaciones y sólo compartiremos el dolor y la tristeza. De cierta forma no quiero llegar a casa, no sé si podría soportarlo, pero debo de hacerlo, es la última vez que la veré y tengo por seguro que estará en un largo sueño como siempre lo decía "Iré a dormir, una gran aventura me espera" nunca olvidaré esas palabras, ahora me parte el corazón saber que no despertara, no volveré a ver sus ojos verdes, sus lindas mejillas al sonreír y esperar que con un suspiro y una mirada fija en mí me contará una gran historia a base de esa gran aventura en donde estuviera incluida mi pequeña familia.

sé que a veces puedo llegar a ser de  sentimientos fuertes pero las circunstancias de la vida me han llevado a ser una persona solitaria y seria como está, pero por dentro, por mi luz que ahora brillará en el cielo espero poder recuperarme y salir de estas cuestiones extremas.

Me levanto de aquel lugar con pesadez, tengo que llegar a casa, aunque me cueste y aunque no quiera hacerlo, me duele ahora y sé que me dolerá no tenerla a mi lado el resto de mi existencia, pero debo de ser fuerte; por mí, por ella, por mi padre, por mi futuro. 

Se que ella quería que fuera una persona extraordinaria, valiente y amable, que creciera grande a pesar de las circunstancias, pero ahora lo único que quiero es perderme en la maldita oscuridad de la noche y no salir jamás, que me cobije y me abrace, que no me suelte. Pero por más que..., por más que quiera perderme entre la oscuridad del lugar no me apetece perderme la última despedida de mi madre.

Camino a paso lento, el celular sigue sonando desde hace media hora y aun así no lo contesto, no quiero saber más del mundo y si alguien más se enteró de esto no quiero su lastima. Llego a mi hogar, solo faltan tres escalones para llegar a la puerta pero no puedo avanzar, algo me lo impide y trae un hueco a mi pecho, quiero llorar, la lluvia aun me cubre y no me importa, la puerta se abre y puedo ver el rostro lloroso de mi padre, nunca nos llevamos lo suficientemente bien pero ahora ambos necesitamos un abrazo, y aunque hace mucho no lo hacía, por primera vez en diez años nos abrazamos.

.......

Me encuentro frente a mi madre, aún se encuentra en la cama tapada con sus sábanas de seda, su largo cabello está suelto y sus ojos están cerrados, pareciera que solo esta dormida, pero por desgracia no es así, sus mejillas por alguna razón aún tienen color, en su pecho una foto mía y una carta que sostiene con ambas manos y en sus labios una sonrisa.

__ella quería que leyeras la carta __ dijo mi padre entrando en el lugar, asentí con la cabeza y tome ambas cosas. En la foto nos encontrábamos los tres, era más pequeña y nos encontrábamos en un parque de diversiones, ella estaba vestida de princesa, mi padre de pirata y yo de una pequeña sirena en brazos de mi madre, de fondo había muchas personas disfrazadas. Esos momentos eran los más felices de mi vida, pero repentinamente todo comenzó a cambiar.

Lentamente comencé a abrir la carta, en el sobre estaba su firma y un "Con amor, mamá". Comencé a leer:

"Mi pequeña, sabes que las personas en algún momento tendrán que irse, dejar ese plano e irse a otro y cuidar a toda las personas que ha dejado sufriendo, ayudarlos a superar y vivir en sus recuerdos felices como lo eran en vida, quiero que no sufras, quiero que salgas adelante, cumplas tus sueños y absolutamente todas tus metas, quizás yo no estaré a lado físicamente y en un futuro no estaré sentada en la sala o en el comedor contigo recordando todo aquello que vivimos, pero sabes que si estaré a tu lado, en tu corazón y en tu pensamiento

Recuérdame cada vez que leas aquellas historias fantásticas que tanto nos fascinaban, mi esencia estará en cada una de ellas. Sueña, vive, viaja y conoce el amor, quiero que vivas tu propia historia fantástica, crea tu propio mundo y moldearlo a tu antojo con cariño y responsabilidad. Yo, ahora estaré en mi propio mundo, y espero que sepas llegar al tuyo. Espero que sepas tomar la mejor decisión"


........


Ha pasado un año y medio de no salir más de la casa a la universidad y de la universidad al trabajo, siento que el haber llegado a mi hogar después de haber recibido aquella llamada mi vida ha cambiado totalmente. Hoy mi amiga Laura me convenció de salir, después de tanto tiempo, después de tanto pensarlo y de tanto insistir por parte de ella acepte.

Me encontraba sentada en una mesa cerca de una ventana, había invitado a mucha gente, pero aun así me encontraba sola. Una de mis amigas se encontraba en las bebidas, otra comiendo y del resto no sabía nada. Me apeteció salir de la fiesta mentalmente adentrándome en mi mundo de fantasía, mirando a través de la ventana, y así poder esperar a que mi padre viniera por mí ya que la situación era incómoda, mis ojos se enfocaron en el cielo y en un pestañeo me encontraba en medio de una batalla con el emperador que tanto amaba y me apuñaló por la espalda, cuando estaba a punto de clavarle la espada a ese ser amado alguien grita mi nombre y al parpadear tengo una multitud de gente, incluso mis amigas llorando, rodeándome y gritando que llamaran a una ambulancia.

Mi voz interna solo se preguntaba __ ¿Qué está pasando?, ¿Porque me miran así

No podía moverme, tampoco podía preguntar qué es lo que sucedía y eso me tenía angustiada, mi respiración estaba entrecortada y por alguna razón sentía que no debía de cerrar los ojos, ¿Qué es lo que sucedía? No lo sé.

En ese momento sentí que alguien me tomó en brazos y gritaba que despertara y yo no podía razonar __ ¿Qué diablos me está sucediendo?__ era lo único que pensaba, en ese momento no sentía nada, no debía cerrar los ojos, me sentía desesperada ya que no sabía qué hacer, no sé qué estaba pasando y al instante escuché una voz conocida, era la del chico que conocí hace un tiempo en mi trabajo de medio tiempo. Entre más quería decirles que estaba bien no podía y me preguntaba por qué no reaccionaba, y entre más me repetía eso, sentía la posibilidad de que no era verdad, que en realidad estaba mal. Oía los llantos de mis amigas y las sirenas de una ambulancia acercándose poco a poco, de un instante a otro no escuche nada y mis ojos comenzaban a verse empañados.

Destino inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora