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<<¿Cómo que irá con nosotros?, que no se da cuenta que una cita es de dos, además estoy segura con Tom, él está al tanto de lo que me pasa y desde el momento que me invitó a "salir" está atenido a todo lo que me rodea.>>

-- No te preocupes, yo la sabré cuidar..... ¿Em? - Interrumpe Tom.

-- Eitan - Dice

-- No me importa - Se endereza Tom frente a él.

-- Da igual el nombre- interfirió - Eitan, no quiero ser grosera contigo pero no sería cómodo si vas con nosotros, así que mejor....

-- ¿Crees que voy porque quiero?, Leah me lo ha ordenado, además...-

-- ¿En todo caso porque no va ella? _ interrumpe Tom.

Después de tanta discusión nos encontramos Tom, Eitan y yo en camino a mi primera cita, Tom se ofrece a poner algo de música, y ante todo estoy de acuerdo, pero Eitan... Para Eitan es cursi y no tiene "ningún interés en escuchar cosas cursis".

En el camino Tom se detiene unos cuantos segundos en la avenida y al encender de nuevo el auto veo que me ha enviado un mensaje.

"No te preocupes solo es reserva de dos personas, pero si te sientes cómoda podemos agregar un asiento llegando, ojo, por mí no hay problema si solo somos los dos jajaja".

Asiento con la cabeza y soltamos una pequeña risita mientras que Tom mira a Eitan por el retrovisor. Sé que no quiere ser grosero pero por su expresión sé que no se siente cómodo con él, y yo de alguna forma no me siento cómoda con los dos juntos.

Llegamos al restaurante, Tom me abre la puerta mientras que Eitan espera frente al auto con las manos en los bolsillos. Esto me recuerda a la vez que llegamos a la cafetería en donde trabajo, Eitan solo me dijo "Bájate aquí te espero" y terminó llevándome tomada del brazo hasta el asiento.

--Gracias

-- Eitan cualquier cosa te hablo, Laila tiene tu número ¿no es así?- Tom se dirige a Eitan.

Eitan solo se da una vuelta e incrédulamente recalca que no se vistió así para solo esperarnos afuera.

-- Vamos - Tom me ofrece su brazo y se lo agradezco, Eitan solo levanta las cejas y nos sigue.

Nos dirigimos al restaurante y a lo lejos puedo deducir que es muy antiguo, veo unas enormes puertas de madera tallada, fuera unas enormes gárgolas, mesas previamente decoradas, un ventanal enorme con vista a un bello atardecer.

Valió la pena el haber estado en carretera por casi una hora, el ambiente me encanta, me siento como en casa y para mi sorpresa nuestra mesa es justo donde deseaba.

--¡Eitan!, madre mía, ¡¡Que eres Eitan!!- Cuando estamos a punto de tomar asiento nos sorprende una voz grave y a lo lejos un viejo con barba larga grita con entusiasmo.

Eitan lo saluda, nos presenta ante él amable señor para después disponernos a cenar.

Unos minutos más tarde pido disculpas y me retiro al tocador. Extrañamente al volver al parecer algo sucedió ya que no se siente tanta tensión entre ambos.

Tom estaba molesto porque quería que solo saliéramos nosotros dos, ahora solo estamos ocupados en cenar, disfrutar la vista, compartir anécdotas, recuerdos de nuestra infancia, y sobre todo uno que otro chiste o burla por parte de los dos no falta.

En estos momentos yo soy la que se ocupa de estar callada y escuchar atentamente, a veces cuando me piden que cuente algo reciente con gusto lo hago, algo que me sale muy bien es hacer preguntas o cambiar la conversación sin que los demás se den cuenta, nunca me he sentido cómoda si se trata de hablar sobre cosas que se conservan en mi memoria, especialmente relacionadas a mi infancia.

Destino inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora