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Me encontraba frente a la puerta del despacho de mi padre, después de que Eitan me diera la noticia aún mojada regrese a clases utilizando un poco de ropa que por suerte había llevado para mí, debo de admitir que no me agrado mucho la idea y durante el transcurso del día no pude concentrarme, el lado bueno es que según a palabras de Eitan no estaría mucho tiempo, o al menos eso me dijo cuando le pregunte que si se tendrían que ir.

Cómo es de costumbre lo tengo que poner al pendiente sobre las deudas, gastos y correos que llegan a casa en el tiempo que no lo estuvo, en realidad tengo varios recuerdos que engloban la situación y yo sé que llevaba años y años realizando esto con mi madre pero ahora que es el, y soy solo yo a pesar de las veces que he venido desde aquel entonces sigo sin poder acostumbrarme, y en sí la situación me hace sentir incómoda y a lo mejor no lo refleja mi cara, pero de algo estoy segura; si pudiera evitar venir o hacer esto, no dudaría en hacerlo.

Cuando estoy a punto de abrir la puerta escuchó que alguien me nombra.

__ ¡Laila! _ Leah me mira con un rostro no muy peculiar, solo le devuelvo una pequeña sonrisa y se acerca _ Hola, has regresado muy temprano __ sosteniendo su sonrisa, me toma del hombro y me aproxima a la sala __

__ Hola Leah __ Es lo único que logró articular como respuesta a tan repentina acción.

__ Tú padre está ocupado, desde mi punto deberías ir a trabajar, lo más seguro es que vaya a tardar

__ ¿Enserio? De haber sabido no hubiera pedido permiso en el trabajo

__ Entiendo pequeña, yo le avisaré que has venido, no pierdas más tu tiempo y ve al trabajo __ ¿Pequeña? Siento que está bajo tensión, por qué estaría tan presionada con que me vaya.

Para no terminar mal, después de tanto insistirme que me retire, le he tomado la palabra, me despido y me retiro del área del despacho

Aprovechando que aún queda tiempo para ir al trabajo he subido a mi habitación para sacar mi ropa mojada y así dejarla en la secadora para que cuando llegue del trabajo ocuparme en acomodarla.

Miró el viejo reloj que cuelga a lado de la puerta que da al balcón y vaya que se me ha hecho tarde, salgo a toda prisa y casi resbalo al bajar las escaleras, por fortuna he retomado el equilibrio para salir a toda prisa, cuando pasó por el despacho de Máximo escuchó su risa y al parecer lo acompaña alguna mujer, y sé que yo anteriormente la he escuchado pero puede que esté confundida, freno de repente justo enfrente de la pequeña ventana y al momento que trato de mirar a través del cristal Leah esta otra vez gritando desde el piano al lado de las escaleras.

__ ¡Laila! __ hace una pequeña pausa y aparece aquella sonrisa que no logro descifrar _ Pensé que ya te habías ido... __ Se acerca y yo retomo la postura con la respiración un poco fatigada.

__ Ya voy hacia allá solo se me ha hecho un poco tarde 

__ Venga no te preocupes yo te llevo 

El camino a mi trabajo fue algo tedioso, tanto porque ella se mostraba nerviosa, como porque ni siquiera hablamos nada y él silencio no era del todo cómodo, pero él lado bueno, es que mi trabajo no está tan lejos. Al llegar puedo mirar que Leah suelta un suspiro discreto, pero decido no decir nada y bajar.

__ Gracias. Nos vemos __ ella solo asiente sonriendo y se va

Entro a mi trabajo y a lo lejos mi compañera Minerva me recibe con una sonrisa y se acerca hasta mí. Ella es una chica morena de pelo negro hasta la cintura y lacio, es más alta que yo y tiene un cuerpazo de envidia.

__ Creí que no vendrías, realmente esto sería aburrido sin ustedes, May también pidió permiso porque iría a ver a su abuela al hospital. __ dice abrazándome

Destino inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora