Capítulo 1 Convirtiéndose en espía

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Tres años atrás....

Todo comenzó como un día normal, me dirigía a mi primer día de preparatoria cuando vi de pronto una extraña luz roja que se posaba sobre el hombre de traje que iba caminando enfrente mío. Y como siempre en lugar de quedarme pensando en qué era lo que significaba ese extraño punto rojo, decidí decirle al señor:
-Señor, extrañamente tiene una luz roja sobre usted- al instante en que se lo dije gritó.

-Agáchate- y al instante sacó una pistola y le disparó a un hombre que se encontraba apuntándole con un arma sobre el edificio tras nosotros.

Después de eso el hombre, como si nada hubiera pasado me dijo:
-Muchas gracias pequeña, me acabas de salvar la vida.

Y yo, como siempre, reaccioné ante la mención de la palabra "pequeña" como un adjetivo para mí, y le grité enfurecida:
-No soy pequeña, no soy una niñita, en dos semanas cumpliré 15 años y estoy en camino a mi primer día de preparatoria, para que la próxima vez, no juzgue a las personas por su tamaño, y mejor pregunte su edad- (Claro, aunque siempre que reacciono así, termino pareciendo una niñita berrinchuda , no puedo controlarme cuando me llaman "pequeña").

El hombre estupefacto se quedó viéndome, que me hizo preguntarme ¿Qué es lo que acaba de suceder?, y después me di cuenta de que lo dije en voz alta y me cubrí la boca.

El hombre contestó:
-No creo que contarle a una chica sea un problema, de cualquier forma, después de decirte puedo borrarte la memoria, pero por salvarme la vida, te lo contaré. Lo que pasa es que yo soy un espía, trabajo para una organización secreta, me llaman: Agente F. Y el hombre que estaba sobre el edificio era un secuaz del malvado Dr. James, el villano que tengo asignado, al que frustro sus planes para que no haga fechorías, y por ende mi archienemigo actual, lo que explica que por poco me mata si no hubiera sido por tu ayuda.

Me miró con una sonrisa mientras sacaba un aparato extraño, pero antes de que terminara, cerré los ojos y me puse las manos en la cara.
-Alto- dije algo asustada- por favor, no me borre la memoria, le acabo de salvar la vida y eso es algo que no quisiera olvidar, porque no creo volver a salvar una vida, ¿no hay alguna manera de que me pueda ir sin olvidar lo que sucedió? -Lo miré con ojos de perrito pidiendo comida.

Después de un rato el hombre rio y dijo:
-Lo único que podría hacer que no sea matarte- solté un grito ahogado- no te preocupes, déjame terminar- asentí y él continuó- ni borrarte la memoria sería que te convirtieras en espía, pero eso sería ridículo.

Sin abrir los ojos le pregunté:
- ¿Y por qué ridículo, no hay alguna posibilidad de que me convierta en una espía? ¿Qué no me puedes convertir en espía? Te acabo de salvar la vida, tus palabras, no las mías y creo sería emocionante ser una espía, y antes de continuar, ¿podría abrir los ojos sin preocuparme de que me lances tu lucecita borra memorias y poder mirarte mientras hablamos?

-Sí, puedes abrir los ojos- dijo malhumorado, los abrí y continuó hablando- emm... Bueno sí, claro que te puedes convertir en espía, pero necesitarías tener entrenamiento, estar encubierta, abandonar a tu familia, así como la vida a la que estás acostumbrada y no creo que sea algo bueno para una chica de 14 ó 15 años.

- Bueno, pero la elección es mía, a fin de cuentas, ¿no?

-Eso es cierto, pero la agencia no acepta muchos nuevos reclutas, mucho menos sin experiencia, conocimientos, habilidades y tampoco menores de edad.

-Bueno eso... tal vez no sepa artes marciales, luchar o pelear, pero desde pequeña he estudiado ballet, lo que me da un poco de agilidad, flexibilidad y también sé dar patadas, claro, lo uso para estirarme, pero al darlas pueden golpear igual de bien, además, no es por presumir, pero soy inteligente, aprendo rápido y creo que si no tengo ahora el perfil que se requiere, podría aprender.

-Pues eso está bien, no creo que sea suficiente, pero es pasable para iniciar, pero es una decisión muy importante, si dices sí, estarías por cambiar toda tu vida, por eso, a pesar de que ahora con la emoción de lo que sucedió quieras serlo, te doy un día para que lo pienses.

-Está bien. Ok, pero cómo te contactaré para decirte mi decisión.

-No es necesario, yo encontraré el momento y te buscaré mañana.

- ¿Pero cómo me encontrarás?- Me miró con escepticismo hasta que recordé que era un espía y que ese es su trabajo. Volteé hacia el piso avergonzada por mi pregunta tonta, y cuando levanté la cabeza, así sin más él ya se había ido. Giré la cabeza en todas direcciones, pero se fue sin dejar rastro, supuse que era parte de ser un espía, salir haciendo mutis.

Después de quedarme pensando ahí un rato recordé mi destino, miré mi reloj y me di cuenta de que ya había pasado una hora y media de mi hora de entrada a la preparatoria, perfecto para el primer día Giselle, llega tarde, cuando nunca te había pasado tuviste que toparte a ese espía en tu primer día de clases.

Llegué a la preparatoria, por fortuna por ser el primer día no hicieron mucho, pero tuve una falta y un retardo. Y por llegar tan tarde en el primer día, y además casi caerme al entrar toda la clase se rio de mí, por ser tan inmaduros, y en las siguientes clases de la mañana no me pude concentrar. Recordando el motivo de no haber llegado a clase y la entrada que hice, la burla de todos mis compañeros, y ahí fue cuando decidí que no quería seguir así, seguir estando en clase con todos ellos, que se habían burlado de mí por retrasarme, y lo que será una burla por los dos años que siguen, por lo inmaduros que son todos los adolescentes de mi edad, por eso prefiero ser una espía, solitaria y para que nadie se vuelva a reír de mí así, de esa forma tan descarada, por eso ya lo decidí: Me convertiré en espía.

Chica espía adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora