Salve la Reina Ochako

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Advertencia: este OS es súper fluffy, la personalidad de Bakugo sufrirá un leve cambio. 

"¿Y si sencillamente huyera? me voy del reino, me vuelvo una joven normal y me largo... Nadie sabría quien soy." pensó por treceava vez aquella noche, mientras miraba el festival que hacía su pueblo en honor a su cumpleaños. Ella estaba ahí semidesnuda con una bata de seda de color lila pastel, tan fina que se podía ver su cuerpo, sin poder ir a divertirse, obligada a guardar las apariencias.

En retrospectiva, eso no sucedía siempre. Ochako constantemente se sentía atrapada en su puesto como Reina; nunca había querido ejercer el poder y el que la obligaran a hacerlo le había molestado gran parte de su vida.

Pero ahora no quedaba más que resignarse y portar la corona de manera orgullosa. Con un próximo compromiso en puertas de boda, la unión entre los dos reinos se haría efectiva y se podría vivir en paz durante los próximos siglos evitando guerras sin sentido y traiciones de manera inminente.

Tampoco es que alguien la estuviera obligando a tal decisión, ella solo quería lo mejor para su reino. Ademas, la política en este caso sería más simple si tenía un cónyuge.

Aunque... El poder en su reino jamás había sido eclipsado por los cónyuges, fuera del género que fuera.

Decidió entonces irse a dormir, la siguiente mañana sería algo atareada porque llegaría su nuevo guardia personal desde lejos y debía recibirlo con todo el protocolo.

Chasqueó los dedos y su magia apagó las llamas de la vela del candil en el medio de su habitación.

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-N o s o t r o s-
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Las trompetas comenzaron a sonar en cuanto la carroza real ingresó en el patio del castillo. La Reina estaba con un ajustado vestido gracias al corsé que lograba realzar sus naturales atributos. Ella no se movió, estaba estoica en su lugar.

Y entonces el bajó. Tenía una espada de color dorado en su cinturón y venía bien vestido con una capa roja bordada de color dorado.

Era según entendía, el príncipe de los dragones y estaba aventurado en el mundo hasta que le contactaron para ayudar a Ochako en su búsqueda de encontrar un buen guardia, ya la habían intentado asesinar dos veces los "antimagos" sin querer aceptar que ella era una persona como el resto. 

—Su Majestad, le presentamos al Príncipe Katsuki Bakugou, el segundo hijo del Rey Dragón. Él está aquí para presentar sus servicios ante vuestra presencia. 

— Es un gusto, príncipe Katsuki — ella se inclinó sutilmente mientras componía una sonrisa en aquellos labios carmesí. 

— Opino igual, Reina Ochako — el sonrió con sorna y ella respondió de la misma manera. — espero que nos llevemos bien, Su Majestad. 

La reina no pudo evitar reír y asintió, algo emocionada, pero considerando que su canciller estaría mirándola y podría criticar su actuar poco maduro, se abstuvo de seguir bromeando. 

La velada fue tranquila y llena de risas entre los nobles y distintos bailes. Por distinción social, Ochako no bailó con nadie, aunque miraba con añoranza el suave vaivén entre las doncellas y los varones del reino. 

Nunca se vio venir que Bakugo, moviendo su capa con suma elegancia, se pusiera delante de ella, extendiera su mano y murmurara un "¿gusta de un baile, su Majestad?" 

Dudó un segundo, pero tenía tantas ganas de bailar que tomó la mano de él para que por fin salieran a bailar. El espacio les fue cedido automáticamente al centro de la habitación. Ochako se sentía tan tímida y tan cómoda en ese baile, que se dejó llevar. 

Nosotros  ✧Kacchako Week 2020✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora