Advertencia: esto está basado ligeramente en otro fanfic que tengo [De dónde somos]. No es necesario leerlo para entender porque aunque lo que aquí escribí es algo que puede pasar en el otro fic, NO sucederá.
Bakugo se preguntó si era buena idea tener a su hija en aquella sala de hospital, en frente de Ochako quien aún no despertaba y creía llamarse Sakura.
Era complicado, Ochako había desaparecido hacía ocho años. En realidad, sus restos habían sido encontrados tras la pelea en la que había perdido la vida pero, ¿por qué ahora había sido encontrada? era algo muy largo para explicar, gruñía siempre Bakugo cuando le preguntaban cómo se encontraba; había encontrado a su esposa que habían secuestrado y él siempre creyó que estaba muerta y para más remate, su esposa no recordaba su vida como héroe.
PF. Aquellos imbéciles que preguntaban cómo se encontraba, le entraban poderosas ganas de golpearlos. ¿Cómo estás cuando tienes que procesar tanta mierda de información como la que habían procesado en solo un par de meses? Akane estaba abatida, Haru estaba hospitalizados con severos traumas por el encierro que habían tenido y ¿él? no dejaba de hacer que la culpa lo carcomiera. Su deber como padre había sido proteger a sus hijos pero...
Ese maldito viaje que hizo con Deku a la costa, le quitó toda su estabilidad emocional logrando hacerlo cada vez más inestable.
Pero aquí estaban, toda la odisea había terminado y por fin Ochako estaba mostrando señales de recuperación.
Y entonces, se quedó dormido con Akane en brazos.
Abrió los ojos algo confundida con un dolor punzante en la sien. Soltó un leve gemido al tocar el vendaje que ahora estaba allí, empapado de sangre. Cuando pudo enfocar su vista en una pequeña niña castaña dormida en los brazos de un chico rubio que se veía casi de su misma edad.
La castaña estaba confundida. La cabeza le dolía cada vez más y cuando se incorporó para estar semisentada, él se despertó ante el ruido.
— ¿Chako?
— Yo... no... me llamo Sakura. — dijo confundida, mientras intentaba .
Él soltó un suspiro y se masajeó el puente de la nariz. ¿Qué esperaba? Sabía que ella no recordaba nada. Mina le había dicho que no se hiciera esperanzas. Todos querían hablar con ella nuevamente pero... ahí estaba, confundida sin saber quién era el hombre que era aún su esposo.
— Creo que me estás confundiendo... digo... Dios, estoy tan confundida. — susurró la castaña sobando su cabeza. Por alguna razón sus ojos se habían llenado de lágrimas al verlo ahí.
Él intentó no despertar a la pequeña castaña en sus brazos pero el rostro de ella se veía y la joven sintió una punzada de dolor en su pecho.
— ¿Ella está bien?
— No, está muy triste. Su hermano está hospitalizado, está con Deku eso sí, en la habitación que está su hija, su padre está triste y su mamá... bueno, ha sido un tiempo horrible para su salud mental.
La muchacha intentó salirse de la cama, de pronto un dolor horrible comenzó a punzarle en el pecho. Se quedó sin aire un segundo y comenzó a llorar. No entendía la gran cantidad de imágenes que pasaban por su cabeza. Algunas se entremezclaban con sus recuerdos y no sabía qué era cierto.
Cuando el dolor terminó, ella agarró el basurero que estaba en la habitación y vomitó con tanta fuerza que terminó sangrando por la nariz.
— ¡Chako! — gritó él mientras se levantaba y dejaba a la niña en la silla. Ella despertó abrumada y muy confundida.
— ¿Mamá? — gimió la pequeña niña asustada.
¿Mamá? Ochako estaba cada vez más confundida. Intentaba dejar de sentirse de esa manera pero la mirada asustada de la niña la llenó de recuerdos.
Un nacimiento de mellizos, donde ambos lloraron. Vio en aquellos recuerdos a la mirada de aquel rubio con lágrimas mientras la besaba.
Se forzó a relajarse mientras Katsuki la tomaba de las manos y la miraba con intensidad.
— Y-yo... ¿cuanto tiempo?
— ¿Recuerdas algo?
— Todo es muy borroso... aún no sé bien quienes son. Pero... tengo la sensación de que te conozco. — dijo cuando por fin había dejado de llorar.
Ella solo atinó a desviar la mirada hacia donde se encontraba la niña. Tenía los ojos café rojizos, el cabello largo de color castaño y debía medir poco más de 1.50 cm. Tenía una quemadura en su cuello, sus pequeñas manos tenía cojinetes parecidos a los de ella
— ¿Akane? — preguntó con gemido ahogado, tapándose los labios sintiendo que las lágrimas la estaban ahogando en una piscina de sensaciones distintas. ¿Esa era su pequeña bebé? Recordaba poco, solo hasta los dos años... Hasta el accidente. Ochako soltó otro grito ahogado por la presión de su mano sobre su boca. —Han creído que estoy muerta... por más de ocho años. La última vez que te vi eras tan pequeña, cabías entre mis brazos...
La pequeña no aguantó más y se lanzó encima de su madre. La abrazó con tal fuerza que Ochako se quejó del dolor pero no se apartó. Lloró sosteniendo a su pequeña hija, besando sus mejillas tantas veces hasta que quedó cansada.
— Te extrañé tanto. — lloró Ochako mientras la estrechaba en sus brazos a pesar del dolor que sentía.
— ¿Al fin recordaste, Mami? — lloró la pequeña mientras se quedaba pegada a ella, dándole leves besos en la frente a su madre. — Papá, ven. — no tuvo que pedir una segunda vez para que Katsuki se uniera en aquel abrazo, llorando y agradeciendo a los Dioses más sagrados que Ochako estaba de nuevo con ellos. Bakugou nunca más la dejaría ir.
Un pequeño castaño llegó corriendo por el griterío que había y saltó encima de su madre haciendo que ella gritara entre el dolor y la sorpresa. En cuanto abrió los ojos con duda, vio el rostro inconfundible. Mejillas con marcas, ojos rojizos, cabello castaño claro.
Era su pequeño y maravilloso Haru. Ella repartió besos en su rostro mientras abrazaba a su pequeño hijo, entre risas y besos.
— Dios santo, nunca creí que necesitaba tanto esto. — confesó Katsuki con los ojos llenos de lágrimas acariciando cada uno de los integrantes de su familia.
— De verdad lo siento. — se disculpó Ochako llorando nuevamente. — ustedes... yo no estuve para ustedes. No estuve para su primer día de clases, peinarlos para ir a la escuela, para sus cumpleaños, navidades..., para la primera vez que liberaron su quirk...
— ¡Mira mi quirk! — interrumpió Akane mientras su padre le gritaba que no lo hiciera y ella levitaba una almohada y en dos segundos lo hacía explotar mientras liberaba su don.
Ochako quedó pasmada y luego comenzó a reír.
— ¡¡Que buen Don!! — gritó Ochako maravillada.
— Yo no tengo quirk. — dijo Haru alzándose de hombros como si aquello no importara. — igual seré un héroe, tal como tío Deku.
— Eso es aún más valeroso, mi bebé. — susurró besando la punta de su nariz.
Ochako se sintió en familia, tan querida y tan amada de nuevo. Compartieron un beso con Katsuki, lleno de júbilo.
En ocho años, para ni uno de los dos se había ido aquel sentimiento que comenzaba a florecer desde hacía ya varios días atrás. Ella lloró. El dolor que siempre la acompañaba desde hacia ya tanto, tanto tiempo, había comenzado a disminuir lentamente.
Porque siempre habían sido ellos, su pequeña familia.
Siempre sería de ellos.
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Nosotros ✧Kacchako Week 2020✧
Fiksi Penggemar"¿Sabes, Tsuyu? él es alguien infantil y agresivo por fuera pero... pero por dentro... Creo que me enamoré de él." expresó ella mirando hacia el atardecer, componiendo una sonrisa. "Me gusta todo de ella, sus agallas, su tenacidad, su fortaleza..."...