S e v e n

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En un lugar donde hubo ilusiones rotas.
Y de las tragedias...

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A lo largo de los últimos meses, el más pequeño de la familia Mazzello no paró de insistirle a sus dos padres que deseaba con todo su corazoncito tener un hermanito ya que, Mary no solía jugar con él debido a que, a los dos les interesaban cosas muy diferentes.

El cumpleaños número ocho del pequeño pelirrojo estaba casi a la vuelta de la esquina. Un día faltaba para que Joe pudiera presumirles a sus amiguitos del tercer grado de primaria que oficialmente había cumplido sus ocho años.

El veintiuno de septiembre había llegado y lo único que el menor anhelaba era a su hermanito.
Cuando Virginia y Joseph aparecieron en la recámara de éste con un pequeño pastel y ocho velitas color verde, un energético Joe se levantó en seco importándole poco tirar las almohadas y su frazada favorita de nubecitas blancas.

—¿De regalo tendré un hermanito? Si le entregaron la carta a la cigüeña ¿cierto? ¿Cierto? ¿Cierto?

—¡La cigüeña nos escuchó!— vociferó Ginnie.

—¿DE VERDAD, MAMI? ¿DE VERDAD, PAPI? ¿Mi hermanito estará aquí para soplar las velitas de mi pastel? ¿Él o ella también se disfrazará de principito o de princesa conmigo en mi fiesta? ¿La cigüeña mandará a una niña o un niño? ¿A qué hora llegará? ¿Falta mucho?— cuestionó el menor saltando de arriba a bajo en una de sus almohadas para después llegar al muslo de su padre de un gran saltito.

—Hoy no será posible, honguito.— Joseph movió su boca de lado a lado simulando un "no".

—¿Uh? ¿Por qué no? ¿La cigüeña no les va a entregar a bebé chiquito?— preguntó un Joe muy decepcionado y con un puchero a medio salir.

—Verás... La cigüeña dijo que, mamá tiene que guardar a bebé justo aquí. —el mayor acarició el vientre de su amada—. Cuando mami tenga su pancita así de grande, —extendió sus brazos—. significa que el bebé está listo para salir y estar con nosotros. —terminó de decir Joseph—.

—E-Entonces, ¿bebé no estará conmigo en mi fiesta? —el menor se dejó caer en su cama.

—¡Claro que estará! —intervino Ginnie—. Estará en mi barriga y él o ella escuchará todo lo que pase. Estoy segura de que bebé te cantará "feliz cumpleaños".

El paso de los meses fueron de lo más agradables para la pequeña familia. Con Joe al cuidado de su madre, Joseph y Mary construyendo una pequeña cuna de madera que después pintarían de dorado para el nuevo integrante y Ginnie aceptando los masajes que le ofrecía el más pequeño de sus hijos.

En la madrugada de un veinticuatro de noviembre, unas dolorosas punzadas en el vientre de apenas tres meses de Virginia Mazzello habían sido las causantes de su despertar pues aquellos dolores anormales que había presentado se iban expandiendo cada vez más.
Alarmada movió con brusquedad al padre de sus hijos ya que, ella misma sabía que se encontraba en amenaza de aborto.
Salieron de casa sin avisar rumbo al hospital donde tenían planeada la llegada del que sería el más pequeño de la familia.

Nueve de la Noche ||HARDZZELLO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora