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Prólogo.

Cada noche, me acostaba soñolienta, pensando en aquella estrella que me miraba dormirme, me observaba al despertarme, y me acompañaba en los malos momentos. Le di gracias por todos los momentos y me dormí, esperando a que las pesadillas vinieran a mí. Y no tardaron en llegar.
Cada noche, el paisaje de un bosque, me aterrorizaba, cuando un chico de ojos verdosos se acercaba a mí, murmurando las palabras “Solo es un juego” Aquellas palabras, siempre hacían que me escondiera en mí misma. Teniendo miedo de mi exterior. Recuerdo como sus palabras se clavaban en mí, pronunciando mi nombre de vez en cuando. La idea de que era un secuestrador, no ayudaba, al ver las condiciones de su campamento. No tenía salida, no podía pagarle para que me dejara ir, tendría que hacer todo lo que me pidieran, por eso me habían llevado hacia a aquel lugar siniestro. Yo era la salvación.

Me desperté sudando, mientras mi camiseta de tirantes se pegaba a mi cuerpo, sin querer escaparse de mí. Respiré profundamente, mientras divisaba mis paredes púrpuras, mirándome atentamente, mientras mis muñecos jugaban solos.

Me levanté de la cama, y sentí el suelo de madera abrazarme, queriendo que me quedara allí. Pero algo me tiraba a andar hacia la ventana, dónde la estrella brillaba más que nunca. Una sombra atravesó sin dudar mi cuarto, mientras un destello hizo que frenara en seco. Empecé a experimentar el miedo, una sensación que siempre quise olvidar, pero siempre estaba allí, en la parte más rebuscada de mi ser. Y no es raro decir, que pude experimentar todas las sensaciones del mundo, pero hay una, que no quiero experimentar, el amor. Aquella sensación que todo el mundo cree encontrar, pero que siempre acaba igual. Con un corazón partido, y familias rotas por el tiempo. Una sensación tan grande, que no se puede descifrar en todos lados. Aquella palabra llena de tanto cariño, pero que siempre acaba peor. Es un infierno, del que todo el mundo quiere escapar.

— No tengas miedo.-Dijo una voz al otro lado de la habitación, cuando un golpe se propagó por mi cabeza, haciendo que cayera vagamente al suelo, sintiendo el impacto en mi piel. Y ahí, es dónde empezó todo.
Sabía que el lugar, más atemorizado por mi cuerpo, sería mi nuevo hogar, cuándo en la oscuridad, sus ojos pude divisar.

«Solo es un juego» →Neverland←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora