JUSTIN
—¿Estás seguro de esto?— le pregunté al salir de la habitación.
—Segurísimo— rió Ethan.
—No quiero que me mate, ¿¡Acaso no le ves los músculos a Zeyn!? De seguro con un golpe me noquea— cerré los ojos, este plan no le iba a favorecer a mi salud.
—¿Crees que haría algo que arriesgara mi bello rostro?— preguntó egocéntrico —¿O a tú desafortunada fealdad?— rodee los ojos.
—No lo sé— murmuré —Has echo peores cosas.
—Pero esto va a salir perfecto, ya verás— tomó mi hombro —Espero y no arruines el plan.
—¿No hay un plan b, menos suicida?
—Qué no, de igual forma si Zeyn te noquea, yo salgo corriendo por mi vida— se burló.
—Y cuando despierte y te encuentre no tendrás vida— rió despreocupado.
—Vamos a relajarnos, quiero ir a ver a Lesly— sonrió.
—¿Otra vez con la mesera?— fruncí el ceño.
—Qué si, pero está vez tengo que idear otra estrategia, esto de andar pidiéndole cervezas que no me dará no me está funcionando— removió su cabello, acomodó su chaqueta y comenzó a caminar "Como Zeyn" según él a las chicas les gustan los chicos malos.
—¿Estoy apuesto?— preguntó moviendo ambas cejas.
—Si, apuesto que te mandará a freír espárragos— me reí.
KIM
Luego de realizar una llamada con mi madre, que por cierto había olvidado llamarla, pasaron tantas cosas que lo olvidé. Leyla entro a la habitación.
—¿Estás enojada conmigo?— preguntó sentándose delante de mí.
—La verdad no, tú tienes mi misma edad, sabes que es lo que te conviene y lo que no, así que no me interesa si estás con él, o no, ese de ahora en adelante es tú problema— dije, miré el reloj y faltaban diez para las cinco.
—Entiendo— comentó con la cabeza gacha —¿Aún así me amas?— preguntó.
—Siempre, Leyla.
Sonrió.
Pensé lo del encuentro en el jardín, obvio no iría a verme con un chico el cuál prácticamente me humilló está mañana y me hizo sentir mal.
Elegí una pijama cómoda, algo corta a decir verdad y me recosté a leer un libro.
Leyla salió, iría a cenar junto a Justin.
ZEYN
Desperté, miré el reloj y noté que ya eran las cinco, me vestí y bajé al jardín.
Llegué pero Kim aún no había llegado, ¿Era mentira?
Aún así me senté en el "escondite" a esperarla, noté que mis manos temblaban, de seguro la abstinencia, joder.
Comencé a desesperarme en cuanto dieron las seis, me levanté y comencé a caminar rápido.
«Vé a la enfermería» me decía el subconsciente.
Note que mis músculos se tensaron y comenzaba a sudar frío.
—¡Maldita sea!— grité.
Corrí hacia ese patético lugar.
—Pase— dijo la enfermera, al parecer ya estaba informada de mi caso.
Me senté en la camilla y miraba hacia todos lados con desconfianza.
Entró con una aguja.
Tal vez se escuchará estúpido ya que me inyectaba más de tres veces al día, pero que otra persona lo haga es distinto.
—¡No!— le grité, ella me miro asustada —¿No puede ser de otra forma?— pregunté.
—Espere.
Salió pero a los momentos entró con un frasco de pastillas.
—Escuche— dijo —Se tomará una pastilla dos veces al día, sin exceder la dosis, pero necesito inyectarlo, le prometo que será rápido...
—¡No, la inyección no!— parecía un niño pequeño, pero odio eso, odio estar en este lugar.
—¿Acabo de escuchar a mi futuro capitán lloriquear por una aguja?— preguntó el entrenador entrando a la enfermería.
Nunca me había sentido tan humillado en mi vida.
—Digo... Es que ya me inyectaron hace un rato— me excusé —¿Y como está tan seguro que entraré al equipo?— cambié el tema rápidamente.
—¿Tiene otra opción?— sonrió triunfante.
Sin esperármelo la enfermera inyectó la maldita aguja, respiré profundo.
Sentí un fuerte ardor, mordí mi labio, no había sentido un dolor tan fuerte, mis venas ardían.
—Tranquilo— susurró la enfermera —Está desintoxicando.
—Oh— exclamó él entrenador —Entonces tenemos problemas con las drogas, peor aún para usted joven, de mi equipo no sale pronto.
La enfermera terminó con lo suyo, tomé las pastillas, me levanté rápido y rodee el entrenador.
—Mañana a primera hora— avisó —Entrenamiento.
Hace mucho no oía esa frase.
—Como diga— murmuré.
Subí a las habitaciones, abrí la puerta. Ethan se encontraba ahí se supone que su habitación es otra pero bueno, no me interesa.
Lancé las pastillas en la cama.
—Hola vida mía, ¿Cómo te fué?— se refirió al encuentro en el jardín.
—Creo que para ustedes dos, mal— amenacé y salí, me dirigí a la habitación de Kim, necesitaba aclarar esto.
Toqué y a los momentos abrió.
Llevaba una camiseta corta, noté que no tenía sostén, tenía un short que al igual era muy corto, sus piernas sobresalían, tenía su cabello suelto y rebelde, se veía muy sexy, mi amiguito se despertó.
KIM
Abrí la puerta y no esperaba que llegase hasta aquí, ¿Entonces era verdad?
Miro mi cuerpo, note que tragó saliva y se relamio los labios, no me sentí incomoda, me encantó, ¡Pero que estoy diciendo! Es un grosero, un grosero.
—¿Qué quieres?— dije con las cejas fruncidas.
—A tí— se adentró a la habitación.
Cerró la puerta y me tomó de la cintura.
¿Esto era un sueño?
—Que te...
—Shh... —dijo cerca de mis labios.
Subió sus manos por mi espalda, mi piel se erizó, comencé a respirar más rápido.
Tomó mi rostro entre sus manos y me miró podría jurar que excitado.
Me acorraló entre la pared y presionó sus labios con los míos, sentí una sensación inigualable, el supuesto revoloteó que nunca había sentido se produjo dentro de mí, era mi primer beso...
¡Mi primer beso con un idiota!
Le empujé, se quedó mirándome desconcertado y le planté una cachetada.
—¡Qué no se te ocurra volver a besarme!— grité.
Me miró, tragó saliva, no dijo nada, frunció ambas cejas, bajó el rostro y salió por la puerta.
Por una extraña razón sentí un hueco en mi pecho.
Me sentí... ¿Mal?
•••
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𝙊𝙨𝙘𝙪𝙧𝙤 𝘼𝙢𝙤𝙧 (En Curso)
Lãng mạnHay secretos que los unen, que no se podrán ocultar por mucho, secretos que podrían destruirlo todo.