GreenWood

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Los dientes chocaban fuertemente, la mandíbula se sentía pesada y la garganta emitió un grito aterrador y doloroso antes de quedar en un total silencio a las afueras de GreenWood.

El sol se asoma a través de la ventana, su brillo calienta el rostro del pequeño Jake de nueve años de edad, el cual despierta emocionado por el comienzo del fin de semana, el niño se viste rápidamente y corre hacia la cocina donde se encuentra su madre, Claudia, una mujer delgada y hermosa, de unos 28 años, una madre joven sin duda, muy trabajadora y optimista. Al ver a Jake su rostro formó una gran sonrisa, lo abrazó y lo alzó para dar vueltas mientras que reían juntos, desde el pasillo se escuchó la voz de un hombre
-Que ocurre? Por que tanto ruido? No dejan dormir-.
El padre de Jake, Harold, un hombre delgado envuelto en sabanas y de cabellos oscuros los miraba desde la entrada de la cocina, su rostro mostraba una sonrisa de gran felicidad al ver a su pequeña familia, cada inicio de fin de semana era igual, los únicos momentos donde podían reunirse sin los apuros que causa el empleo y la escuela.
Todos se sentaron a desayunar algo de pan tostado, huevos fritos y jugo de fresa, Jake comía y jugaba en la mesa mientras Harold le contaba a su esposa sobre los acontecimientos en su trabajo -cada vez mas estresante y monótono- se quejaba poco ya que no quería que su hijo se pusiera triste, cada vez que Jake veía a su padre preocupado por su trabajo el niño se ponía triste y Harold en esos momentos siempre lo alegraba con algún juego mientras le decía que todo estaba bien.
La puerta sonó con varios golpeteos, Jake miró a su madre con emoción y ella le respondió con una sonrisa, el pequeño salió corriendo para abrir la puerta y ver a sus amigos reunidos en la entrada, todos riendo y molestándose unos a otros, antes de salir Jake escuchó a su madre decir -ten cuidado Jake, no vayas a lastimarte y recuerda que debes de llegar temprano para almorzar- mientras que su padre le gritó -¡No te metas en problemas!-.
Jake corrió junto con sus amigos hasta el parque que quedaba a solo dos cuadras de su casa.
Jake tenia siete amigos, Toby, Donnie, Matthew, Tim, Francisco, Martha y Alicia. Todos ellos eran por así decirlo la pequeña banda infantil de la zona, eran los jóvenes aventureros del barrio GreenWood, la urbanizcion era bastante tranquila, solo contaba con 500 habitantes, muchos no llegaban a sus hogares al tener que trabajar en la ciudad, la cual quedaba a 150 kilometros de distancia.

Los niños corrían por el parque, imaginaban que eran zombies, policías, bomberos, dragones, monstruos, guerreros y demás, su imaginación no tenia limites, jugaban con palos, piedras y arena. Toby era un pequeño hiperactivo, siempre quería huir  para que lo atraparan. Donnie era tímido y temeroso, se asustaba con facilidad. Matthew era el lider , era mayor por un par de años y siempre planeaba nuevas aventuras para su grupo. Tim era algo sucio, no le gustaba asearse, siempre le huía al jabón. Francisco era agradable y divertido, siempre invitaba a sus amigos a jugar con sus video juegos en su casa, luego les ofrecía algo de comer y salir a jugar al parque, aunque sus padres preferían que sólo se quedaran en casa para evitar lastimarse. Martha era una niña muy inteligente, muy aplicada en el colegio, aveces solía ser aburrida y fastidiosa con su charla, pero era parte del grupo por que siempre los ayudaba a salir de apuros. Alicia era tímida, muy callada, se reía mucho pero en pocas ocasiones hablaba con alguien. Y por supuesto Jake, la sonrisa del grupo, todo lo que hacia transmitía alegría y diversión, era muy gracioso y optimista.

Al llegar al parque Matthew se subió a un banquillo y dijo en voz alta - ahora bien mis tripulantes! es hora de buscar nuestro tesoro! Toby! que es lo que ves?-.
-veo una isla mi capitán! Tierra a la vista!- gritaba mientras saltaba sobre un muro algo mas alto que el banquillo.
Todos corrían hacia un montón de hojas secas apiladas cerca de un árbol, lanzándose y gritando "AHOI!", escarbaron entre las hojas para conseguir el tesoro, luego de unos minutos, Tim gritó -lo tengo!- y alzó una piedra con una figura extraña, una roca brillante y pulida del tamaño de un puño y que tenia la forma de un animal, parecido a un caballo deforme. Todos se sorprendieron al ver la roca y comenzaron a pasársela para que cada uno pudiese tocarla, al llegar a Matthew éste se la guardó y dijo -alto marineros! solo un verdadero pirata puede quedarse con el tesoro, solo el que pueda desafiarme en un duelo de espadas se quedará con el tesoro!-. Todos se vieron las caras pero ninguno se atrevía a desafiar al "capitán", luego de un momento Toby empujó a Alicia mientras decía -ella te desafía!- Alicia no sabia que hacer ni a donde ir, Jake le arrojó una rama para que usara como espada y Matthew al ver tal acción dijo -al fin! Un digno oponente! Prepararé para caminar por la plancha!- el duelo comenzó, el niño comenzó a mover su rama enérgicamente mientras que Alicia la movía en la misma dirección para detener sus ataques, las ramas chocaron una y otra vez, los niños gritaban  como locos dándole mas emoción a la pelea, Alicia y Matthew corrían y atacaban mientras reían, se subían a algunos juegos de parque simulando obstáculos y partes de algún barco imaginario. Los choques de ramas continuaron hasta que la rama de Matthew crujió fuertemente para luego partirse a la mitad, Matthew recibió un golpe en la mano - no tan doloroso- haciéndolo soltar el "arma", el niño calló al suelo y gritó -me rindo! me rindo! El tesoro es tuyo, ahora eres la nueva capitana, cuales son sus ordenes capitana?- Alicia recibiendo el tesoro observó por un momento a su tripulación y luego de revelar una sonrisa dijo -a buscar mas tesoros!- los niños comenzaron a correr muy felices por el parque buscando nuevos tesoros.

La tarde llegó sin que los niños se dieran cuenta, el tiempo pasa volando cuando la mente se distrae, los padres llamaron a sus hijos y estos corrieron rápidamente a sus casas, con las ansias de volver a verse al siguiente día y vivir nuevas experiencias.
Jake llegó a su casa, le contaba a sus padres como había sido su día con sus amigos, los padres lo escucharon pero sin mucha atención, le seguían la corriente y le preguntaban a cada segundo "de verdad hicieron eso? Y que mas hicieron?", el niño respondía enérgicamente recreando casi toda la aventura, mientras buscaba en su escondite una bolsa de pequeñas galletas, su escondite era nada mas ni menos que un hoyo en la pared de la sala, muy cerca de un escaparate que servía para guardar la cristalería y la vajilla, el orificio fue hecho por el padre de Jake que intentaba reparar el cableado eléctrico de la casa, esta acción terminó en la destrucción no planificada de la pared y en la contratación de un electricista, el pequeño Jake aprovechó para crear su guarida en donde poder esconderse y guardar sus golosinas.

Los padres de Jake eran muy cariñosos y consentidores, pero también eran estrictos en algunas cosas como el aseo personal o respetar los ciclos de sueño, a las 9:00 pm. Jake debía estar aseado y preparado para dormir, luego se acercaban a la cama, se sentaban a su lado y le decían lo mucho que lo amaban, todas las noches era lo mismo, una costumbre familiar muy adorable. Al despedir a Jake los padres salieron de su habitación y se quedaron un momento en el pasillo, Jake sintiendo curiosidad se escabulló como un Ninja entre la oscuridad de la habitación, quedándose de pie detrás de la puerta para escuchar a sus padres.

-Claudia, ya estoy harto, de verdad, el trabajo es cada vez más estresante, el estúpido del señor Marco siempre esta encima de mí, vigilando todo lo que hago, cada vez se hace más molesto.
-Harold, amor, deberías relajarte, vamos, todo tiene una solución.
-si, es cierto, pero no veo una solución cercana, llevo cinco años trabajando para esa empresa, cobrando un sueldo miserable y cada vez tengo mas responsabilidades y menos beneficios.
-vamos amor, ya tendrás tu ascenso, lo sé, ya verás que todo valdrá la pena.
-y cuando será eso? Ya estoy harto, quisiera mandarlos a todos al diablo, sobre todo a ese hijo de...
-hey! Ya sabes las reglas de la casa, nada de groserías, Jake podría escucharte y no queremos eso.
-tienes razón amor, Disculpame, es que me siento atado, siento que nada me sale bien y para colmo siento que me voy a enfermar, no sé si es el cambio de clima o el viejo Smith, se pasa estornudando en la oficina y no se molesta en cubrirse la boca.
-tranquilo amor, tal vez sea el clima, mis compañeras y yo estamos bien, seguro que se te pasará con una bebida caliente.
-sabias que te amo mi Hermosa Claudia?.
-si, lo sé y no me canso de oírlo, yo también te amo. Ven, vamos a dormir.

Jake se dirigío tristemente a su cama, siempre se sentía mal cuando sus padres discutían o se estresaban, se recostó en su cama y justo antes de dormir, se le ocurrió un plan, una idea de como alegrar a sus padres al despertar.
A la mañana siguiente, el pequeño corría desnudo por toda la casa gritando -soy Tarzán, el niño hombre mono monito, el rey de la jungla!- los padres corrían y reían intentado alcanzar al pequeño, el niño hacía un desastre pero a los padres no les importaba, luego se encargarían de arreglar la casa, no era momento de tareas sino un momento de diversión, la familia era muy feliz.

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