El radiante sol de la mañana cubrió el rostro de Red forzándolo a despertar, su cuerpo se sentía adolorido por el esfuerzo físico, se estiró y observó la habitación, se levantó con dificultad, le dolían los músculos por su batalla la noche anterior, los niños no estaban en el cuarto, salió de la habitación y bajó las escaleras, la casa estaba hecha en su totalidad de roble, poco decorada, transmitía paz en su interior, recorrió el pasillo encaminándose a la cocina, escuchaba risas, el ambiente se sentía agradable, entró a la cocina y se paralizó, no podía creer lo que estaba viendo, los niños se encontraban tendidos encima de la mesa, sus extremidades se encontraban cercenadas, Martha tenia el estomago abierto de lado a lado mientras que la cabeza se Francisco se encontraba en el suelo muy lejos de su cuerpo, los extraños que los habían rescatado la noche anterior se encontraban masticando la carne de los niños, sus pieles ahora eran grises y sus ojos blancos, el extraño barbudo hundió sus dedos en la cavidad ocular de la pequeña Martha y extrajo su ojo sin dificultad para luego masticarlo con placer, era un festín grotesco cubierto de sangre y carne, Red se sentía derrotado, se dejó caer resignado mientras recordaba las palabras de Nick "Ya no hay esperanza, eso se acabo! Ya estamos condenados, solo podemos esperar no sufrir cuando nos llegue nuestro momento, somos malos Red, siempre lo hemos sido", esas palabras resonaban fuertemente en su cabeza, comenzó a llorar y a gritar con todas sus fuerzas mientras los extraños reían a carcajadas, como un grupo de hienas salvajes, "no puedes escapar de tu destino" fue lo ultimo que escuchó Red antes de sumirse en la oscuridad.
Los párpados de Red se abrieron lentamente mostrando la imagen del techo, observó la habitación que estaba hecha completamente de madera, pudo observar un par de camas sin acomodar, un escaparate y unos cuadros de paisajes colgados en la pared, el joven seguía acostado en la habitación, todo había sido un sueño, una pesadilla horrible, se levantó con cuidado y luego se alarmó al no ver a los niños en la habitación, rápidamente abrió la puerta de la habitación y bajó corriendo las escaleras, entró precipitadamente en la cocina y se paralizó en la entrada ante lo que estaba ocurriendo, para su tranquilidad, vio a los niños comiendo y riendo, el señor barbudo lo invitó a comer un plato de sopa de maíz y jugo de frutas -tranquilo joven, todo estará bien de ahora en adelante, aquí están a salvo, vamos siéntate, estas algo pálido, seguro es por el hambre- Red respiró profundamente para luego mostrar una gran sonrisa en su rostro, se sentó a gusto, se sentía... como en casa, detalló a los niños, a las personas que lo habían ayudado, el amanecer de un nuevo día y la belleza de tener una familia cerca, se sentía feliz. -recuerda que siempre vuelve a salir el sol por la mañana-.
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GreenWood
Horrorun pequeño grupo de niños se ven envueltos dentro de una invasión zombie, al comienzo creerán que es un juego pero la realidad es otra, un corta historia con momentos fuertes y perturbadores pero llena de reflexión. Nota: Esta historia de "zombies"...