Capitulo 9

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Red estaba con los niños, llegaron a la pequeña ciudad de Road Hill, la ciudad estaba casi desierta, había una gran cantidad de zombies así que descartaron la posibilidad de encontrar supervivientes, de forma ingeniosa se las arreglaron para obtener comida y agua de un tienda, siguieron su camino fuera de la ciudad, Red tenia como prioridad dejar a los niños en un lugar seguro, llevaban caminando varios días, las noche eran frías y tenebrosas mientras que los días eran tristes, Red los incitaba a jugar pero era una diversión poco duradera -sobre todo al escuchar el caminar extraño de un grupo de zombies en las cercanías-. A pesar de muchos intentos no lograban conseguir a ninguna persona viva en su búsqueda, a pesar de ello Red no se daba por vencido. Decidieron tomar un descanso cerca de un acantilado, desde ese lugar la vista era hermosa, el sol iluminaba una gran llanura a lo lejos dejando ver el esplendoroso color verde en distintos matices, parecía una obra de arte casi perfecta, se dispusieron a comer, los niños se mantenían callados, desde que salieron de GreenWood evitaban hablar, no querían volver a ser perseguidos por los zombies nunca más, en su descanso masticaban panes y galletas mientras contemplaban la hermosa vista, era un gran momento de paz.

Al terminar se dispusieron a seguir el camino. Luego de varias horas escucharon los gritos de una mujer siendo perseguida por un grupo de zombies, para luego ser devorada, los grises masticaba su piel con furia, mordían y cortaban carne, músculo y tendones, la sangre salpicaba, la mujer intentaba liberarse pero era imposible, dejó de gritar cuando el dolor se volvió mas agudo y acto seguido se generó el silencio, ese horrendo silencio que se percibía cuando alguna persona estaba a punto de morir a manos de esas criaturas, Red evitó que los niños vieran todo el espectáculo sangriento, en cambio él se sentía frustrado cada vez que veía a una persona en peligro y sin poder ayudarla. Continuaron su camino evitando por completo el peligro de los zombies.
Caminaron durante horas hasta quedar agotados, la carretera estaba obstruida por muchos no muertos, era la horda mas grande que Red había visto, decidió tomar un pequeño atajo por el bosque para evitar el peligro, cayendo la noche Red hizo una fogata y comenzó a dividir las raciones para la cena, estaban sentados recibiendo el agradable calor del fuego, escuchando como la madera crujía ante las brasas, luego sin darse cuenta un ruido diferente surgió de entre la maleza, Red se levantó empuñando su cuchillo y preparado para defenderse, de la oscuridad del bosque se fueron formando dos figuras alargadas y delgadas, iluminadas por la fogata se mostraron dos chicas de piel grisácea con las bocas abiertas y los ojos en blanco, Red no perdió ni un segundo y les perforó varias veces hasta que dejaban de moverse. El joven respiraba rápido, su corazón se había acelerado y sus sentidos estaban en alerta, escuchó otro ruido a su espalda en dirección a los niños y vio un zombie pequeño y otro bastante gordo, Red derribó al pequeño sin problemas y le hundió el cuchillo en la sien, al voltearse no calculó la velocidad del zombie gordo el cual lo derribo y se encontraba encima intentando morderlo, el gordo babeaba y sus dientes chasqueaban, Red lo mantenía a distancia pero no podía derribarlo ni cortarlo, estaba en una situación peligrosa, Fernando golpeaba al zombie con una rama pero éste seguía con su intento de devorar a Red, el joven se quedaba sin fuerzas, sabia que pronto sucumbiría ante la presión del peso, comenzaba a tener dificultades para respirar, sería una muerte segura, con la voz entrecortada dijo:
-niños, todo estará bien... saldré de esta, ustedes váyanse y escóndanse en un lugar seguro... yo los encontraré- Francisco seguía golpeando con su vara,  -no te dejaremos aquí, te ayudaremos!- grito el niño intentando sacar aun mas fuerzas, -No! Váyanse! Ahora!- Red los miró, él sabia que no tenía salvación, el zombie estaba cada vez mas cerca, luego comenzaron a escucharse mas pasos entre la oscuridad de la maleza, Red cerró los ojos para intentar resistir un poco mas y permitir a los niños huir, después de unos segundos su cuerpo cedió y el zombie terminó aplastándolo por completo, Red seguía con los ojos cerrados y los dientes apretados pero ya no sentía ningún peso, abrió los ojos y se percató de la presencia de cuatro personas con mascaras que se encontraban retirando el gordo cadáver que lo aprisionaba.
-quienes son ustedes?- dijo Red mientras intentaba incorporase.
-no se preocupen, vinimos a ayudarlos apenas escuchamos los gritos, vivimos en nuestra cabaña que queda bastante cerca- la voz del hombre era grave y autoritaria- pueden venir con nosotros, tenemos suficiente espacio y comida, así estarán seguros-.
-como sé que puedo confiar en ustedes?- Red apretaba su cuchillo y se mantenía al margen, las personas enmascaradas estaban armadas con machetes.
-podría haberte dejado morir aquí de haberlo deseado, pero no es nuestra manera de hacer las cosas, podemos trabajar juntos muchacho, que dices? Suena mejor que ser comido por esas bestias- el enmascarado se acercó lentamente, clavó el machete en la tierra y extendió su brazo en señal de paz.
-ok, los seguiré, si no les molesta conservaré mi cuchillo- Red estrechó la mano del hombre, éste se quitó la mascara y reveló el rostro de un señor barbudo y de avanzada edad. -los niños también vienen conmigo-.

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