Una Cierta Extraña Reencarnación

Capitulo 1: El Dios de la Peste

En un parque público habían varios niños jugando entre sí o con los juegos que estaban disponibles en el lugar. Como estaban de vacaciones escolares era la hora de diversión para estos infantes, excepto uno. Bajo la sombra de un árbol había un niño sentado mirando a los otros con ojos anhelando unirse a la diversión. Este niño tenía ojos azules y pelo negro, excepto por un mechón lavanda detrás de su oreja derecha, su nombre era Kamijou Touma, su edad era de 6 años, y la razón por la que no jugaba con los demás era...

"Ouch "

Tump

'...¿Una piedra?'

Los demás niños lo detestaban, hasta el punto que lo comenzaron a llamar...

"¿Qué haces aquí Dios de la Peste?" dijo el niño que le lanzó una piedra.

Si, él era conocido como el Dios de la Peste, Demonio de la Desgracia o solamente Peste; esos eran los apodos que le habían dado durante su tiempo de preescolar hasta la escuela primaria.

Al tener edad para salir afuera de su casa el niño sufría leves accidentes como tropezar con un algún objeto en su camino, que lo mojara un auto, un ave lo manchara; esto durante sus paseos con sus padres. La mayoría de las personas lo veían como un niño torpe, pero cuando comenzó a ir a preescolar y con la fama por el que se conocía, los niños comenzaron a culparlo por la desgracia que les ocurría en broma; pero cuando fueron más frecuentes dejó de ser divertido, tanto los jóvenes como adultos comenzaron a verlo como una peste. Lo que lo empeoró más fue la inundación por la salida del río.

Después de la inundación varias personas perdieron un montón de bienes materiales, hubo algunos heridos, pero para suerte ninguna muerte. Fue una suerte que la lluvia tardará en hacer que el río se saliera, lo que dio tiempo para prepararse. Pronto, un lugar llamado Ciudad Academia ayudo en la reparación de los hogares y medidas para evitar que el río se saliera de nuevo. Sin embargo, el incidente dejó miedo en los corazones de las personas, ya que esto nunca había pasado antes, y la gente se enteró que el niño Kamijou Touma había nacido en una fecha cercana a la inundación.

"Deberías irte de aquí nos vas infectar a todos con tu peste" dijo el niño sosteniendo otra piedra en su mano y parecía que los demás se estaban preparando para hacer lo mismo.

Touma se levantó del lugar donde estaba y se fue en silencio, pero cuando estaba ya alejándose se tropezó, y al caer un rociador lo mojó.

"Jajajaja" se reían los otros niños en la distancia.

'Ugh, que desgracia, mamá se va a enojar por ensuciarme la ropa; iré por la parte de atrás para no ensuciar la casa...'pensaba Touma mientras se dirigía a su casa 'bueno eso fue un intento, pero, tenia que tirarme una piedra para que me fuera. Y si iba ser así ¿Por qué... ¡no!, ¡no pienses en eso! Debe haber alguien que no crea que yo...' 

Si bien el esperaba que ocurriera algo, nunca espero que le arrojaran una piedra para que se fuera. Él se había quedado esperando en el aquel árbol porque los niños le habían dicho que esperara ahí y luego lo llamarían para jugar con él. Era falso, pero si había una mínima de posibilidad de que eso sea cierto lo haría. Si eso podía hacer que jugara con los otros niños e incluso hacer a alguien su amigo lo haría, con el fin de demostrar que no era lo que decían sobre él; y tranquilizar a sus padres de que puede llevar una vida normal incluso en la situación en la que estaba. Sin embargo, como si el mundo le dijera que no se ilusionara le tiraron una piedra para destruir esa esperanza.

"Mamá, ya llegué" dijo Touma mientras estaba parado en la puerta de vidrio que daba al jardín trasero de su casa, esperando a que su mamá lo recibiera.