•¿End?•

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La rubia acabó el informe y lo dejo sobre la mesa, soltando un suspiro resignada.

—¿Ya acabaste, Iara?—

—Si Lin, ya mandé el informe... Esta chica es un caso particularmente raro.—Le respondió la de ojos azules, alzando la vista hacia la castaña que le sonreía con tranquilidad.

—¿Qué crees que signifique este seudónimo?— Lin le extendió a su compañera de trabajo una carta que habían guardado, de las muchas que la joven había escrito este tiempo que llevaba en el manicomio.

—¿Karenn? No tengo idea— La rubía se acomodó el cabello y tomó su bolso.—Voy a ir a verla antes de irme, ¿Vamos a la cafetería de la esquina luego?

—Dale, mi turno acaba en media hora y me quedan unos archivos. ¿Me esperas?— Confirmo en respuesta la otra fémina, mientras se acercaba al escritorio.

—Si, yo voy a ir a ver a Ana— Asintió la rubia y se retiró de la sala.

Los pasos se escuchaban resonando por la instancia entonces la de ojos azules se acercó al la zona en la que estaba en los cuartos, tomó la llave del número 47 y la abrió con cuidado.

Entro para poder ver a la joven de cabello bicolor, en silencio.

Era un caso muy extraño en toda su carrera Jamás había conocido una chica tan loca, no, ella estaba segura que en toda la Tierra no habían otros como ella.

Abrió la puerta de vidrio que estaba cerrada entre ambas salas y se sentó al lado de la chica, esta estaba, para variar, con una hoja en su mano, escribiendo sobre un cuaderno.

 —Ana, ¿Para quién es la carta de hoy?— 

—Ya les dije que no me llamo Ana. Mi nombre es Karenn— 

— Está bien, Karenn, Discúlpame— La rubia y sonrío con amabilidad — ¿Para quién es la carta de hoy?

—Es para el amor de mi vida—

—Él amor de tu vida... ¿Estuviste enamorada de alguien?— La adolescente miro a la rubia que había que fue la que formuló la pregunta.

—Si, amé a 3 personas en toda mi vida 2 de ellas me fallaron.— 

—¿Ah, sí? ¿Qué hicieron? ¿Quieres contarme?— 

 —No— La de cabello bicolor sonrío con total inocencia mientras que y Iara suspiraba.

—Está bien... Ya es tarde, si quieres terminar esa carta y dármela para que se la envie... Y luego puedes ir a dormir.

—Está bien no veo ningún inconveniente con eso, y ya estoy algo cansada.— asintió la más baja mientras cerraba la carta y la ponía en un sobre, la rubia la tomó y la dejó en la oficina del costado mientras que, Karenn, se acostaba a dormir.

Al cabo de un rato de esperar a que se durmiera y Iara volvió a entrar en la sala y se sentó a su lado.

—Oh, Karenn... Como desearía que volviésemos a casa, no me hago una idea de lo mucho que extrañas a mi hermano... A tu hermano... Yo también extraño eldarya, pero debes quedarte aquí. Estás sana y salva aquí, probablemente yo no sea bienvenida de vuelta. Así que cuando vuelvas, será sola.— Suspiro como un susurro la rubia mientras acariciaba uno de los mechones del cabello de su paciente. —Lamento terriblemente haberte traído, aquí pero no estabas bien, tenía que protegerte, tenía que hacer algo...— suspiró y se alejó de la camilla. —Lo lamento Karenn, muchísimo.

La psicóloga solamente se levantó momento soltando un suspiro Pesado

Cartas a Erika.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora