Jueves

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Nota: terreno de mucho Headcanon en este capitulo 

No tan solo

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La mañana fue algo que Teruki no tenía preparado. ¡Oh no! Cómo iba a estar radiante antes de que lo viera si tenía que salir de su cuarto para arreglarse. ¡Esto era una emergencia de vida o muerte! Para colmo no había adelantado la alarma, así que era la de siempre. Quizás aún no era tarde ¡Quizás Takenaka dormía hasta tarde-! Claro que no. El muy maldito había llegado cada día de la semana cinco minutos antes de la hora que arreglaron. Era absurdamente trabajador, era dedicado, al menos cuando era sobre trabajo. Claro que se levantaba temprano y claro que estaría despierto antes que él.

Abrió muy lentamente la puerta. Miró hacia afuera y lo buscó, primero en el sillón que durmió. Sólo las mantas, bien dobladas, claro. Y algo sobre la mesa. Fuera de eso, no vio nada raro.

–¿Qué? –se extrañó. Cuando salió, no encontró nada. Más bien a nadie. Es decir, Momozo se había ido.

Lo que si vio fue exactamente qué había sobre la mesa: una pequeña caja de bento, con el increíblemente adorable detalle de haberle agregado salchichas en forma de pulpo, además de un desayuno completo, y un papel doblado con su nombre en primer plano. Se molestó en tomarlo para ver de qué diablos se trataba todo esto.

"Hey idiota. Tu desayuno, y un almuerzo para que lleves a la escuela. Si no salgo temprano voy a tener que tomar un auto y no quiero.

Que tengas un buen día. Por la tarde regreso para encargarme de la cena y ordenar los armarios, con lo que te costó encontrar las mantas deben ser otro desastre!

Mo-mo-zo"

Eso fue... Lindo. Algo así. Un gesto dulce definitivamente, dejar una nota. Podría sólo haber mandado un texto, o no hecho absolutamente nada, no se lo debía. Eran más detalles de los necesarios, sólo le debía la comida y podría haberse ido tranquilamente, tenía las llaves después de todo. Teruki sonrió. Sí, fue dulce. Agradeció en silencio y fue a arreglarse, probando algo de lo que Takenaka dejó preparado para él. Un buen desayuno como lo había sido el anterior.

...

Pero, horas más tarde, y casi como si fuese una burla para él, como si Momozo se estuviese descuidando intencionalmente por... bien, por todo. No llegó en el horario justo como lo había hecho el resto de la semana. ¿Por qué se tardaba? Hoy tenía que ordenar sus armarios y el baño. ¡¿Cómo iba a hacerle eso?! ¡No verlo en todo el día! Se estaba tardando. Él estaba tan emocionado por verlo (no para agradecer, ¡para oír como Momozo le dedicaba más de esos gestos dulces!)... Pero había algo peor.

La casa era muy silenciosa sin Momozo.

Sin sus quejas y sus tarareos y sus protestas contra el coqueteo. Sin tener alguien con quien hablar, o jugar, o entretenerse. Era muy silenciosa. Y aburrida. Momozo le daba cierta vida a su casa... No era que necesitara a Momozo sino que... ¡Por eso siempre invitaba amigos! No es que no pudiera estar solo.

Solo estaba muy bien.

... no iba a admitir que la mayor parte de que el arreglo fuese "una semana al mes" y no algo como "cada lunes" era para tener conversación durante una semana. No lo iba a admitir porque no era así. Él no quería compañía, él sabía perfectamente cómo estar solo y cómo llevar su vida sin nadie más.

Takenaka entró por la puerta y Teruki, contrario a lo que parecía, le ladró sus tareas del día.

Tenía que admitir que, incluso siendo telépata, Momozo no entendió por qué Teruki estaba enojado de pronto. Ni siquiera estuvo encima suyo cuando empezó a vaciar su armario. Lleno de cacharros, chatarra y polvo. Eso ya de por sí era raro, o quizás ayer entendió que era molesto (y aun así había hecho todo su acting). Pero. Más raro todavía, fue lo que encontró pasado un rato de limpiar y ordenar

Una semana en☆teru☆aDonde viven las historias. Descúbrelo ahora