Capítulo 7:: ❛ Infierno Frío❜

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Su cuerpo se estremeció desde la punta de sus pies hasta su última cabello, toda la fibra de su ser sintió los colmillos de aquel hombre en su cuello, su boca se abrió y se dispuso a emitir un gran alarido, del cual solo se dio un chillido casi in...

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Su cuerpo se estremeció desde la punta de sus pies hasta su última cabello, toda la fibra de su ser sintió los colmillos de aquel hombre en su cuello, su boca se abrió y se dispuso a emitir un gran alarido, del cual solo se dio un chillido casi inaudible acallado al subir por su laringe.

Respiró agitado y se quedó inmóvil sosteniendo la cabeza del Alpha y mirando erráticamente sin parar.

Mientras tanto Auron apartaba su boca del cuello de Luzu sintiendo alivio por enterrar sus colmillos en la glándula del Omega.

Basto con algunas embestidas para que terminara y se formara el nudo dentro, sin mucha conciencia de lo que pasó Auron se retiró abruptamente sin miedo a lastimar al otro dejándole caer y no solo con una herida en su cuerpo.

Levantó su pantalón y cerró la cremallera del mismo mientras entre jadeos buscaba su cartera.

— Tsk... — lanzó unos billetes al suelo sin contarlos — ¿Es e-eso suficiente? — envió su cabello hacía atrás y regresó su vista al chico.

Dio un paso atrás instintivamente por la imagen que acababa de presenciar.
Luzu estaba abrazando sus piernas y sollozando mientras la sangre escurría por su hombro y por sus muslos.

¿Qué mierda hizo?

Trato de acercarse pero recibió un pequeño gruñido del otro mientras se apegaba más a la pared. Colocó su cartera a su bolsillo si percatarse de que su celular cayó en la acción.

Sin mirar atrás salió del callejón corriendo mientras intentaba eliminar la imagen mental de ese pobre chico en su cabeza.

Observó cómo el hombre se alejaba y empezó a llorar por lo bajo, su cuerpo dolió, se sentía mareado cansado y la marca de la mordida ardía profundamente.
Quería tocarla pero no deseaba moverse, sentía que lo mejor sería quedarse allí para siempre, tal vez morir allí por la imprudencia que acababa de cometer.

Miró el celular frente a él y lo único que se le vino a la mente fue una cosa.

— Alex — susurró a lo bajo, se levantó apoyándose en la pared detrás de él.

Sentía su entrada arder y un dolor terrible en sus muslos, pero a pesar de ello intento dar un paso para alcanzar el celular frente a él.

Sintió el frío pavimento contra todo su cuerpo levantó la mirada vio ante sus ojos el celular de aquel chico, nunca llegó a utilizar uno pero llego a ver a varios clientes usarlos, con sus manos encendió el dispositivo y deslizo la pantalla, marcando el número de su amigo el cual ya sabía de memoria.

— ¿Sí? — escucho la voz de Alejandro y comenzó a sollozar más fuerte — ¿Quién es? — se escuchó un tono disgustado por parte de la otra línea.

— A-Alex — no podía articular bien sus palabras sentía como se cortaban a cada momento —, y-yo lo sien-siento yo

— ¿Luzu?— la preocupación lo alcanzó al instante la voz del otro Omega.

— Perdón, fu-fue...

— He cálmate, no fue tu culpa — no entendía qué había pasado pero seguramente algo muy malo para que su orgulloso amigo lo llamara llorando. — ¿Dónde estás?

—A-a dos calles del bar

—Ahora voy, tranquilo espérame ¿Entendido?

No recibió respuesta pero tampoco la espero. 

Luzu miró al frente encontrándose con un basurero, ¿Qué hizo mal para terminar así?
Nunca despreció nada, no reclamó por nada y aceptó todo lo que la vida le ponía en frente. Pero aun así, se encontraba en aquel asqueroso callejón con una mordida de propiedad y el semen de un desconocido en su cuerpo.

¿Por qué? ¿Por qué a él? Recordó cada momento en el que la vida le decía que no podía ser feliz y que a pesar de todo lo que intentara cada cosa sería más y más difícil, repitiendo un ciclo sin final.

Su padre los dejó, su madre enfermó y quedó a cargo de cinco personas que dependían constantemente de él.

A penas y sabía leer, a pesar de lo mucho que buscó trabajo no llegó a conseguirlo, era un chico que ni siquiera sabía su edad, con el peor defecto que pudo adquirir ante aquella sociedad.

Ser un Omega.

La última opción que tuvo fue la de prostituirse, podría decir que se arrepentía y mucho, pero cada vez que veía a su familia recordaba que debía seguir y debía ser fuerte por ellos.

Pero en ese momento se sentía tan frágil, tan solo, como si su instinto se apoderaran de él sintiéndose etéreo.

Escuchó unos pasos y rogó porque fuera Alexby. Paso de ver un basurero a ver los pies en cuclillas del chico de 26 años.

Luzu tenía su chaqueta rota por el medio, la falda que llevaba estaba levantada sin cubrir nada, el color rojo adornaba su piel blanca y la expresión de su rostro era nula.

Alex cubrió su boca por la impresión de ver a su amigo así.

—L-luzu... — su impresión fue grande, imaginó que el chico tuvo una mala noche pero no para tanto, la mordida en su cuello y la sangre en sus piernas podían decirlo todo. Se unió con un Alpha — tranquilo, vas a estar bien.

Una completa mentira, que tal vez ayudó a suavizar el momento.
Levantó despacio a su amigo para sentarlo y quitarle la chaqueta mientras le colocaba su jersey, cambió sus zapatos con los del otro, ya que así podría llegar a su altura y sostenerlo sin que se resbalara por los tacones.

Intentó que se ponga de pie varias veces fallando en el intento.

— Vamos tío, ayúdame un poco — lo miró a los ojos e intentó nuevamente, esta vez logrando su cometido junto a unos jadeos de molestia por parte del otro.

Cada paso fue tortuoso para los dos, uno por el dolor que sentía en todo su cuerpo y él otro imaginando lo que estaba soportando el menor.

Cuando llegaron a casa de Alexby, él lo llevó de inmediato al baño sentándole en el váter mientras calentaba el agua en la tina.

Al acercarse para retirarle la ropa este se alejó colocando sus brazos en forma de equis frente a él.

—Luzu, escúchame soy yo, Alejandro — quitó sus brazos y tomó sus manos — estás bien, estás seguro, yo te cuido — apretó sus manos y sonrió cándido — déjame ayudarte.

Obtuvo un pequeño gruñido por parte del otro, lo cual le otorgó el permiso que necesitaba. Retiró su ropa cautelosamente hasta dejarlo sin nada y lo llevó hasta la tina llena de agua.

Al llegar allí, un llanto descomunal se escuchó junto con gritos fuertes. El solo verlo era doloroso.

Tenía un gran golpe en su rostro, la mordida en su cuello, la sangre que corría por sus piernas pintando el agua y varias de las sugilaciones en su cuerpo.

Alexby lloró, se sentía tan mal por el que comenzó a llorar por lo bajo siendo acallado por él llanto del más alto mientras continuaba limpiando todo su cuerpo.

—Tranquilo, todo irá bien, los dos estaremos bien.

Lo abrazó adentrándose a la tina y acarició el cabello castaño lo levantó despacio envolviendo con una toalla.

—Lo resolveremos..., como siempre lo hacemos.

Les péchés qu'il paie | LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora